Realizan eco-recorridos por la Zona arqueológica “La Proveedora”, misma que resguarda misterios de los “Tohono O’odham”

Con un clima desértico, que de día alcanza los 55 grados centígrados y de noche baja hasta -21, esta zona a diferencia de las del sur y centro de México, que cuentan con pirámides alusivas a la montaña sagrada, cuenta con una pirámide natural que fue su observatorio.

En un recorrido por la zona, Notimex pudo constatar la gran cantidad de petrograbados que, a decir del guía Israel Nava Benítez, suman seis mil figuras, con una antigüedad de al menos 600 años.

Entre las figuras más representadas por los Tohono O’odham o Pápagos se encuentra la tortuga, que hace recordar a la leyenda de los seris, una etnia que habita cerca de Hermosillo y en la Isla del Tiburón.

“Decían que cuando se formó el mundo la tortuga fue el único animal que logró llegar al fondo del mar y sacar arena para depositarla en la parte superior, haciendo un cúmulo de arena hasta lograr formar una isla, que es como se formó la tierra”, apuntó.

Añadió que a partir de ello, “se puede entender el por qué las antiguas civilizaciones veneraban a las tortugas”.

No obstante, acotó, esas referencias no significan que esa haya sido su cosmovisión, sino que se trata de una interpretación. En la realidad, aún no hay estudios que demuestren lo contrario, pero también pueden ser un culto dedicado a la casería o la recolección.

En medio de este complejo arqueológico, el experto señaló que al no existir aún resultados de las investigaciones realizadas por arqueólogos sobre el significado de esta inmensa colección de “arte rupestre”, considerada la zona más grande de petroglifos de América Latina, es válido interpretar.

En uno de los llamados murales de “La proveedora” se pueden observar decenas de petroglifos, la mayoría de ellos con figuras humanas con artefactos quizá para la caza, aunque también se observan venados preñados, mapas y soles.

Entre arena, complejos montañosos, ecosistemas semidesérticos, pequeños árboles, arbustos y cactasias, en este sitio también existen evidencias de cerámicas, que datan del periodo 1200 d.C. y que corresponde directamente a la cultura de la Trinchera.

Pequeños elementos tanto de barro como de basalto y mármol hacen referencia a que en este sitio hubo actividad ritual o que posiblemente hubo una aldea.

Aunque en poca proporción, dijo, aquí también existen restos de mastofauna, no visibles durante este recorrido eco-cultural, que tiene como propósito conocer y promover la riqueza heredada de los Tohono.

De acuerdo con Nava Benítez, todas las piezas de esta zona, perteneciente al “Rancho Turístico Puerto Blanco” sólo pueden ser mirados y no tocados, pues hacerlo podría alterar sus composiciones físicas por la transpiración de las manos.

“Nosotros los guías, estamos promoviendo la cultura para la preservación de este patrimonio nacional, insistiendo en que los visitantes utilicen sus sentidos visuales para imaginar, pero sin tocar. Es importante que lo conozcan, se acerquen pero que lo respeten porque el legado de toda la comunidad “, concluyó  Nava.

Fuente: (Notimex)

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