El “Don Giovanni” reinvindicado de José Saramago se presenta en el “Teatro Juan Ruiz de Alarcón” del CCU

Lejos de presentar sus provocadores encuentros, la puesta en escena Don Giovanni o el disoluto absuelto, que se presenta en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Universitario, su director Antonio Castro recrea a un Don Juan que se enfrenta al final de sus conquistas.

Basada en la adaptación del escritor José Saramago, y traducida por la periodista Pilar del Río a partir de la ópera de Mozart de 1787, en esta versión Don Giovanni es seducido permanentemente y se convierte en una especie de chivo expiatorio de una sociedad hipócrita. La obra absuelve al disoluto porque nunca es Don Juan quien detona la acción. Él simplemente es un depositario donde el resto de los personajes desahogan su sexualidad. Así, Saramago logra desmitificar una de las grandes fábulas eróticas de occidente, otorgándole al héroe-villano un rostro humano.

En la versión original de Mozart, Don Juan es condenado a muerte y quemado públicamente; sin embargo, en esta versión sucede lo contrario. “Aunque Saramago adoraba esta ópera, odiaba el final y se propuso reescribir la historia. En esta versión el disoluto queda absuelto y Saramago se pregunta si realmente don Giovanni es tan malvado como nos lo quieren hacer ver o si la realidad es más compleja y las mujeres son quienes seducen a Don Giovanni”, comentó Antonio Castro en entrevista.

Aunque inmoral por excelencia, abundó, en este montaje Don Giovanni muestra un infatigable compromiso ético con su vocación de seductor: es un rebelde libertario y anarquista que dinamita la hipocresía de su entorno.

“Saramago sentía una gran identificación con el personaje y por eso le molestaba tanto que fuera condenado moralmente simplemente por tener estos encuentros amorosos (…) Recuerdo que me decía que odiaba a Don Octavio, el típico personaje que quiere quedar bien con el suegro, y él encontraba estos ángulos contemporáneos como personajes muy hipócritas”, explicó el director.

No sólo los hombres ejercen su deseo

De acuerdo con Castro, el mismo Mozart consideraba su ópera un drama giocoso, nombre de un género de ópera común a mediados del siglo XVIII en el que se presenta una situación trágica y cómica a la vez.

Por ello, la música de Mozart tiene como cualidad ser alegre-triste, pues es las dos cosas a la vez. “Don Giovanni es igual, tiene una dimensión muy cómica, muy lúdica, de un hombre que está permanentemente seduciendo o dejándose seducir por muchas mujeres y eso es divertido; pero al mismo tiempo está la sombra trágica de cuáles son las consecuencias morales de eso: es tragicómico”.

Al final, dijo, “son las mujeres las que deciden. Es un poco la provocación que va encaminada a decir que las mujeres tienen y ejercen su sexualidad; se trata de decir que no sólo los hombres sienten deseo, las mujeres también”.

Es una obra de gran síntesis. En apenas hora y cuarto, “hace todo un recorrido por toda esta historia a una velocidad vertiginosa, y tal vez eso ha sido uno de los aspectos complicados de trabajar escénicamente. Estamos acostumbrados a desglosar un poco más las cosas, pero al mismo tiempo es interesante trabajar con un discurso tan denso que ocurre tan rápido”.

Para el director exitosas puestas en escena como 1822, el año que fuimos imperio, resultaba más interesante elegir la versión de Saramago sobre la original de Mozart, pues aborda temas que le resultaban más cercanos, como la libertad del individuo.

Montaje dinámico

La escenografía es sencilla pero dinámica, armada con grandes piezas geométricas de madera que construyen la espacialidad en escena, creada por Mónica Raya, quien platicó que sus elementos resultan de una abstracción que funciona y se mueve con el propio Don Juan. Además de ser transformada de acuerdo con las emociones del personaje.

Respecto a este montaje, expresó que es una oportunidad de usar el espacio y jugar con la geometría que producen las sombras a partir de la luz que les da vida, un efecto que se muestra en el espacio escénico.

Martín Altomaro es quien da vida al personaje de Don Giovanni, y en el escenario lo acompañan los actores Carlos Cobos, Lucero Trejo, Humberto Solórzano, Erika Koré y Rodolfo Blanco.

Fuente: (cultura.unam.mx)

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