La prohibición

Después de de pasar un año y medio en comisiones, fue aprobado en la Asamblea Legislativa el dictamen por el cual se prohíben las corridas de toros en el Distrito Federal, con tres votos a favor y dos abstenciones, los integrantes de la Comisión de Administración Pública de la ALDF (Asamblea Legislativa del Distrito Federal) aprobaron el dictamen que será turnado al Pleno para su discusión por los 66 diputados.

Durante la sesión de la Comisión, su presidente, el perredista José Luis Muñoz Soria, exhortó a sus compañeros a que votaran a favor para poder dar salida al dictamen. En ese sentido, el panista Carlos Flores, que votó en abstención, consideró que la discusión de un tema sensible, como lo es la prohibición de corridas de toros, es una responsabilidad que superaba a la propia Comisión, por lo que debía ser votada en Pleno por los 66 diputados.

En contraste, la perredista Lizbeth Rosas, quien también se abstuvo, retomó su propuesta de realizar una consulta pública para que sean los ciudadanos quienes al final decidan la prohibición. Al final, a favor estuvieron los perredistas Muñoz Soria, Beatriz Rojas y Víctor Varela; en abstención Flores y Rosas.

Respecto a cuándo se presentará ante el Pleno, Muñoz Soria comentó que es una decisión que corresponde a la Mesa Directiva, pero que en coherencia con el trabajo que han realizado, debería ser a la brevedad. En entrevista con TDW, la presidenta de la Comisión de Gobierno, Alejandra Barrales, comentó que hay varios dictámenes en lista de espera para ser presentados en el Pleno, sin embargo, hay posibilidad de éste se presente de manera expedita.

Ahora, paradójicamente, en un país que recién se precia de ser libre  y demócrata se habla de la prohibición de las corridas de toros como si ello no significara, mutilar precisamente esas libertades  y atropellar el derecho de cada ciudadano, o de cada grupo, mayoritario o minoritario, a que se le respeten sus gustos, sus creencias, sus aficiones.

Con este movimiento para prohibir el toreo,  sólo se consigue crear un nuevo motivo de conflicto, no una solución. Ya en las afueras de las distintas plazas estamos asistiendo los días de corrida a las manifestaciones de quienes  se dedican a proferir insultos contra el público y contra los protagonistas del espectáculo taurino.

Somos un país donde varios millones de compatriotas se debaten entre el desempleo, el subempleo. Poner fin a las corridas mediante prohibición directa equivale a eliminar miles de empleos directos e indirectos. No solamente las gentes que viven directamente de la actividad taurina (toreros,  empresarios y sus empleados, ganaderos y sus operarios, etc.) sino también todos los que derivan parte de su sustento u obtienen ingresos en la temporada taurina  (chóferes, personal de hotelería, personal de bares, restaurantes y del comercio en general, vendedores ambulantes, concesionarios de puestos en las afueras de la plaza, etc.)

Cualquier limitación a la libertad del individuo debe estar fundamentada en la preservación de otro valor superior del ordenamiento jurídico ¿Cuál es ese valor que autorice privar a los ciudadanos de presenciar el espectáculo taurino? Acaso, ¿Será imponer por la fuerza a la población la voluntad de los anti-taurinos?

La Tauromaquia es una tradición con profundas raíces culturales que merece ser respetada como debe respetarse un grupo social, una minoría étnica o cultural, o cualquier corriente de pensamiento. Privar a los ciudadanos de su libre derecho a presenciar la corrida equivale a atentar contra el  desarrollo del libre pensamiento.

En España dijo el conocido filósofo  Fernando Savater es “escandaloso” que un Parlamento “quiera dictar la moral de sus ciudadanos, cuando su labor es fijar normas de convivencia para garantizar el ejercicio de las libertades individuales”. Y lo que se dice del Parlamento, se aplica igualmente a la ALDF.

En conclusión, ¿de qué manera práctica puede cada aficionado contribuir de manera eficaz a la defensa de la Fiesta Brava?

Asociándose. No tiene la misma fuerza en la sociedad la voz aislada de cada uno de nosotros que la de todos unidos para constituir un sólido grupo de presión.

Preparémonos para defender con argumentos intelectuales  los ataques que, apelando a la sensiblería o a la ignorancia de las gentes, se lanzan contra la Fiesta Brava.

Votemos en las elecciones por aquellos candidatos que brinden garantías a la continuidad de las corridas de toros, sin que sufran  menoscabo en sus aspectos fundamentales. No caigamos en la cómoda posición de esperar que los demás resuelvan cómo va a ser el futuro de los toros en nuestra ciudad.

Los profesionales de toreo con los políticos del D.F. deberían cabildear sobre la importancia económica y cultural de nuestra fiesta, así como propiciar la unidad con los grupos de aficionados y medios de comunicación.

¿Llegamos a final del toreo en la capital del país? Lo cierto es que algunos profesionales en México parecen ver con cierta displicencia a la autoridad que se empeña en ponerle al toreo el pie en el cuello ¿Qué hará la ALDF, votará a favor de una consulta pública o lo decidirá PRD que ostenta la mayoría? , ¿Nos esperamos hasta ver que hacen o nos organizamos y nos movemos para que sientan la presión de una población cansada de que decidan por ella?

Ya vimos como le cortaron las alas al toreo en Barcelona, no permitamos que un grupo de diputados en el Distrito Federal capital de México, hagan lo mismo.

lr_carazo@yahoo.com.mx
Fuente: (suertematador.com)

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