Alondra de la Parra exige respeto, silencio y perfección; al final el público reconoce su esfuerzo y la aplaude a rabiar

La directora invitada, acompañada por el guitarrista Pablo Sáinz Villegas, sale puntual a escena, se ve impecable y en su rostro se dibuja una sonrisa, que dura unos pocos minutos, pues hay ruido.

La música de los manifestantes a favor de un Estado laico cruza la Plaza de la Liberación y se mete hasta el Teatro Degollado. De la Parra deja el escenario abruptamente, el murmullo crece, pero ahora es el público que se pregunta: qué pasa.

Transcurre un minuto, dos y tres. Ella vuelve con su sonrisa y habla: “Una disculpa. Pedí que se cerraran las ventanas porque la pieza comienza bajito. Es para que ustedes la disfruten”. Se dirige a la orquesta y comienza la primera pieza: Concierto Aranjuez, de Joaquín Rodrigo.  

Algunos ruidos siguieron como el timbre de un celular, un breve ataque de tos de un asistente, el crujido de una puerta al cerrarse.

Había lugares vacíos, pero al concluir la primera pieza: las personas que llegaron tarde pudieron pasar, pero su acomodo generó más ruido, que impidió escuchar las palabras de Sáinz Villegas y el inicio de su interpretación, un regalo para el público.

El silencio vuelve con Alondra de la Parra en escena. Ella exige perfección y el público trata de comportarse. Es turno para Rapsodia española, de Maurice Ravel.

La escenografía de la puesta en escena La expulsión no se nota ni afecta la acústica del concierto.  

En la segunda parte. Todo cambia. El silencio regresa con la obra Condenación de Fausto, de Héctor Berlioz. De la Parra deja la batuta y demuestra porque ha destacado en la dirección orquestal.

Al finalizar esta pieza, los aplausos suenan diferentes a los otros, entregados por el público en las obras pasadas, estos duran más y hasta “bravo” se escucha en el recinto.

Con Scheherazade, de Rimsky-Kórsakov, De la Parra y la Orquesta Filarmónica de Jalisco logran la atención absoluta de los asistentes, que podría decirse que también fueron dirigidos por la invitada.

Fuente: (informador.com.mx)

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