Entre júbilo, música y el tradicional baile de los “chinelos”, desde Xochimilco llega el “Niño Pa” al INAH

Procedente de Xochimilco, la llegada de la talla del Niño Jesús fue anunciada con cohetes y la danza de más de 50 chinelos, entre ellos varios niños, vestidos con sus tradicionales trajes y sombreros de colores con plumas, y sus singulares  máscaras con barbas puntiagudas y largos bigotes, todos bailando al ritmo de los sones que una banda de músicos con tambores, trompetas y platillos hacían sonar.

El Niñopa llegó en brazos de la señora María Elena Sánchez Altamirano, quien junto con sus padres Armando Sánchez e Isela Altamirano —los primeros mayordomos que llevaron la talla a procesos de restauración en el INAH, hace 16 años—, comparte la mayordomía y cuidado de la escultura religiosa desde el pasado 2 de febrero, cuando lo recibieron en su hogar.

Durante la procesión, desde San Lorenzo, en Xochimilco, hasta la calle de Xicoténcatl, en la delegación Coyoacán, donde se localizan los talleres de restauración del INAH, en los que será atendido, aproximadamente 150 personas lo acompañaron con devoción y entonando cantos al ritmo de la Estudiantina del Niñopa del barrio de San Lorenzo.

La escultura de madera policromada del siglo XVI, fue recibida —entre música y el sonar de campanas— por Amalia Velázquez de León Collins, directora de Conservación e Investigación, así como por Roxana Romero, restauradora responsable de atender la pieza, ambas especialistas de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC).

“Es para el Instituto todo un honor y un gusto recibir nuevamente al Niñopa, la gente de Xochimilco ya nos conoce y sabe que lo dejan en buenas manos a lo largo de un mes, que es el tiempo aproximado de intervención”, mencionó Amalia Velázquez al momento de recibir la escultura religiosa.

“Éste es uno de los mejores proyectos de restauración y de los más constantes implementados por el INAH con las comunidades, enfocado a la conservación de sus bienes culturales muebles e inmuebles, y en apoyo a actores sociales que solicitan nuestra asesoría”.

Tras la firma del acta de entrega, en la que consta que la comunidad deja en la CNCPC la talla del Niño Jesús para procesos de conservación, el Niñopa fue colocado sobre una mesa blanca del taller de restauración, donde la especialista Roxana Romero lo valorará y hará el diagnóstico de la atención que requiere.

La restauradora recordó que desde hace 16 años, a la escultura se le han hecho diversos estudios que han ayudado a procurar su estado de conservación, y mitigar el desgaste causado por diversos agentes, como el paso del tiempo, la humedad o cambios climáticos bruscos, que provocan pequeñas fisuras en la madera y capa pictórica.

“Algunos de los estudios aplicados han sido radiografías para observar si existen daños internos o fisuras que subsanar; diferentes estudios permitieron establecer el tipo de material del que está hecho y precisar los procesos más indicados a aplicar en su restauración. El año pasado se le hizo por primera vez una colorimetría, que ayudó a medir la cantidad de color que cubre la talla de madera y conocer su deterioro”, explicó Roxana Romero Castro.

La especialista detalló que en los próximos días se hará el diagnóstico sobre el grado de desgaste que presenta la pieza, y así definir el proceso adecuado para su atención. “Primero se hará una limpieza general, posteriormente se analizará a detalle si existe algún tipo de daño de la capa pictórica que amerite reintegración de color, o si hay fisuras que necesiten ser resanadas”.

Comentó que el INAH ha recomendado a la comunidad diversos cuidados para evitar el deterioro del Niñopa, entre ellas, que la ropa que se le ponga sea de telas ligeras y con abertura en el brazo, para que sea más fácil cambiarle la vestimenta, misma que no debe tener broches metálicos (cierres, seguros) porque pueden raspar la capa pictórica de la escultura, por lo que deben optar por velcro o listones.

Asimismo, se recomienda tener la menor cantidad de flores y veladoras posibles a su alrededor, a fin de evitar la humedad y la concentración de humo y calor que ennegrezca la talla, evitar su exposición al sol, y en caso de tomar fotografías, estas deben ser sin flash.

En ese sentido, la señora María Elena Sánchez Altamirano mencionó que toda la comunidad de Xochimilco está agradecida con el INAH porque “cada año atiende de manera detallada y cuidadosa al niñito, logrando que se conserve por más tiempo, además nos orientan en cuanto a la forma de cuidarlo”.

El Niñopa quedó en manos de las especialistas, y los feligreses comenzaron a despedirse de él, en grupos no mayores a 15 personas, quienes besaron sus ropajes (no directamente en el rostro como medida de protección y cuidado) y se arrodillaron con la promesa de visitarlo todos los viernes en el horario preestablecido por la CNCPC de 13:00 a 15:00 horas.

Los primeros en decir adiós fueron los chinelos, quienes por respeto se quitaron sus máscaras y sombreros para hincarse ante el Niño Dios; posteriormente, la gente de la procesión hizo lo propio al despedirse, y por último los integrantes de la estudiantina se acercaron hasta él para darle un hasta luego.

Finalmente, la señora María Elena Sánchez fue la encargada de quitarle el vestido al Niñopa, mientras los demás feligreses la esperaban fuera del taller; ya sin el ropón, la escultura fue envuelta en una cobija azul y recostada sobre la mesa para quedar en manos de la restauradora Roxana Romero para su restauración y conservación. La gente se despidió por última ocasión y se retiró del lugar, no sin antes dejar algunos carritos de juguete a los pies del Niño Jesús.

Fuente: (INAH)

 

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