Los pasos de “El Rey” los recoge “El Príncipe”
monumental de Insurgentes después de una confirmación poco afortunada con su lote alternando con Guillermo Capetillo y Alejandro Talavante, un cartel de arte para la corrida guadalupana.
“Capeto” con su primero, un toro de poca presencia de Los Encinos que entregaba embestidas a cuentagotas por su falta de fuerza, colocando bien la carita cuando Guillermo se plantaba y extendía la muleta corriendo la mano.
Dos tandas, no más. Salida al tercio y en el segundo del lote, simplemente no había materia prima para lograr algo provocando inexplicablemente la bronca por parte del cónclave capitalino.
El maestro de Badajóz desplegó su capote con cadencia y buen gusto, se veía a ese toro mejor por el lado izquierdo, tanto que Talavante empezó su faena de muleta por ese lado haciendo limpiamente los trazos con el ritmo revolucionado sin transmitir al tendido y resolviéndolo pegándose un arrimón torero pasando por vitolinas y arrucinas, derechazos con emotividad, la plaza se entregaba y al tomar el acero la misma historia: se pierde las orejas y se queda con salida al tercio con fuerte ovación tras pinchazos y descabellos. Nada en el segundo y nada en el de regalo, los astados acusaron los problemas que llevaba arrastrando su dehesa.
El guanajuatense Diego Silveti llevaba 4 toros en la actual temporada que no le permitieron expresar y demostrar sus hechuras, se le tenía que recompensar. Salta el que cierra plaza “Charrocantor” negro bragado meano bien presentado, Diego lo recibe con verónicas cadenciosas y sentidas, al caballo el toro pelea con raza hasta lograr un tumbo y surgen las ilusiones. Al cambiar al último tercio el de Los Encinos llega en buenas condiciones y el matador también; al tomar la franela empieza su faena llevándolo por alto tanda a tanda, muletazo y muletazo templando y llevándolo como dirían -de aquí hasta allá- arrancando olés del tendido,todo bajo la dirección precisa y grito certero de su apoderado.
Se lo pasa con la izquierda toreando con verdad y profundidad levantando a la plaza México y convirtiéndola en un volcán en erupción Silveti construyó una faena que quedará marcada por ser la primera tarde importante de este joven matador y por la reivindicación ganadera, una joya que embestía a diestra y siniestra con clase y ligazón por eso la gente pedía el indulto, pero eso señores, era imposible, la gloria al torero y al toro. Orejas y rabo más que merecidas para el hijo del rey…o más bien:”El príncipe” que se abre un camino por si mismo.
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