Libro sobre “Xipe Tótec”, o “Nuestro Señor Desollado”, una de las deidades más enigmáticas y complejas de la cosmovisión mesoamericana

De la autoría de Carlos Javier González, la obra es producto de más de cinco años de investigación de diversas fuentes históricas, arqueológicas e iconográficas

Ciudad de México.- 27 de Noviembre del 2011.- La deidad mexica Xipe Tótec o “nuestro señor el desollado”, que se creía estaba vinculado a la primavera y la regeneración vegetal, en realidad estuvo ligado al cultivo del maíz y a la guerra; de acuerdo con recientes estudios sobre su culto, en el que cautivos eran despojados de su piel, dicho rito también guardaba relación con el deshoje de la mazorca para la obtención del grano como semilla.

Los nuevos planteamientos en torno a esta divinidad de la antigua Tenochtitlan, se reúnen en el libro Xipe Tótec. Guerra y regeneración del maíz en la religión mexica, que fue presentado la víspera en el Museo del Templo Mayor, como resultado de más de cinco años de una investigación desarrollada por el arqueólogo Carlos Javier González.

El libro coeditado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) y el Fondo de Cultura Económica, deriva del estudio y revisión de diversas fuentes históricas, arqueológicas e iconográficas, que clarifican diversos aspectos de “nuestro señor desollado”, una de las deidades más enigmáticas y complejas de la cosmovisión mesoamericana.

La presentación de la que fuera la tesis doctoral en Estudios Mesoamericanos, de Carlos Javier González, se efectuó con la presencia de connotados investigadores, como Eduardo Matos Moctezuma, arqueólogo emérito del INAH; Alfredo López Austin, Silvia Limón Olvera y Miguel Pastrana Flores, historiadores de la Universidad Nacional Autónoma de México.

De acuerdo con el autor Carlos González, este libro hace una revisión de las festividades más importantes efectuadas en Tenochtitlan, dedicadas a Xipe Tótec, que tradicionalmente había sido considerado como deidad de la primavera y la renovación vegetal; su culto, que se pensaba que habría sido importado por los mexicas como resultado de alguna conquista, estaba caracterizado por el desprendimiento de la piel de las victimas sacrificadas en su honor.

Sin embargo, dijo, esta obra clarifica aspectos esenciales de su culto que estaba bien arraigado entre los mexicas y ligado estrechamente con el de la diosa madre Toci o Tlazoltéotl, y el desollamiento de cautivos de guerra se vinculaba más con el maíz y el deshoje de mazorcas, acción indispensable para utilizar los granos como semilla.

La investigación se basó en una exhaustiva revisión de variadas y diversas fuentes documentales, entre las que destacan la Historia general de las cosas de la Nueva España o Códice Florentino, de fray Bernardino de Sahagún, y la Historia de las Indias de Nueva España y islas de tierra firme o Códice Durán, de fray Diego de Durán, comentó el director del Museo del Templo Mayor.

En su oportunidad, Eduardo Matos Moctezuma refirió que “este libro atiende la presencia de uno de los dioses más importantes del panteón azteca, penetra en los pormenores de la deidad con un sobrado conocimiento, mediante el cual analiza la figura del ‘señor desollado’, sus orígenes y características. Estudio en el que llama la atención el buen manejo del dato arqueológico y de las fuentes escritas”.

La obra ofrece un panorama sobre la relación del culto de Xipe Tótec con la agricultura y la guerra, por ejemplo, el Tlacaxipehualiztli, ceremonia en la que sacerdotes despojaban de su piel a cautivos de guerra y luego la portaban para glorificar a la deidad tenochca; dicho ritual era efectuado en marzo para que coincidiera con el equinoccio de primavera.

Además, se consideraba que después de la cosecha era el tiempo propicio para la guerra porque había mano de obra disponible, y eso significaba que los graneros de los enemigos estaban llenos, explicó el arqueólogo Eduardo Matos.

La equiparación simbólica principal del maíz y los guerreros ofrecidos en la fiesta a dicha deidad, radicaba en que ambos eran desollados, desmembrados y ofrecidos. En la cuestión militar Xipe Tótec también se hacia presente cuando los guerreros eran ascendidos de grado por el tlatoani o gobernante.

Por su parte, Alfredo López Austin refirió que se trata de un “trabajo que cambia las consideraciones, supuestos y visión que teníamos de uno de los dioses del panteón azteca más complejos desde su nombre, que puede concebirse como el dueño de la piel, y como la integración de dos personas: la que dejó de existir y renace al ser cargada su piel por otro cuerpo”.

El libro es “una dilucidación de este dios aparentemente incomprensible, pero como todo avance científico no tiene una meta definitiva, y aunque se efectúe el estudio más complejo, Xipe Tótec no pierde ni perderá jamás su halo de misterio”, indicó el investigador.

Xipe Tótec. Guerra y regeneración del maíz en la religión mexica está integrado por cinco capítulos: Antecedentes de Xipe Tótec en Mesoamérica y entre los mexicas; Escenarios del culto a Xipe Tótec en México-Tenochtitlan; El papel de Xipe Tótec y de tlacaxipehualiztli en la transferencia del poder de Tula a México-Tenochtitlan; El culto a  Xipe Tótec en Tenochtitlan y sus relaciones con el maíz, y El culto a  Xipe Tótec en Tenochtitlan y sus relaciones con la guerra.

En el primer apartado el autor analiza los posibles antecedentes de la deidad, y establece que el culto a Xipe Tótec no era ajeno ni novedoso dentro del ámbito geográfico, político y cronológico en que los mexicas se desenvolvieron, toda vez que estaba enraizado entre las parcialidades que dieron origen a la gran Tenochtitlan.

El capítulo dos plantea hipótesis bien fundamentadas de la ubicación de plazas, templos, santuarios y monumentos en los barrios y periferia de Tenochtitlan y el Recinto Sagrado del Templo Mayor, espacios donde se celebraban los ritos dedicados a la deidad.

En el tercero se muestran los vínculos del pasado tolteca con los mexicas, quienes se proclamaron como herederos directos y legítimos de la estafeta del poder cedida por los toltecas, así como la presencia de Xipe Tótec en momentos históricos, como la caída de Tula, y la conexión con la transferencia del maíz de los toltecas, entre otros.

Mientras que en el cuarto y quinto se establecen las relaciones del dios con la guerra y la agricultura, como actividades generadoras y mantenedoras de vida, en las que destacan las ofrendas de maíz deshojado y piel humana.

El libro contiene un amplio material ilustrativo como fotografías de sitios, estelas y esculturas, además de mapas e imágenes de códices como el Borbónico, Borgia, Telleriano-Remensis y Florentino, entre otros, distribuidos en 453 páginas.

Fuente: (INAH)

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