Morir intestado: una irresponsabilidad

el futuro inmediato o lejano.
En el cuento de la Cigarra y la Hormiga se describe precisamente la diferencia entre una actitud previsora y otra totalmente caracterizada por la dejadez.  Cuando llega el invierno, las consecuencias suelen ser totalmente contrarias para quien tomó todas las precauciones respecto de quien holgazaneó o creyó que cualquier esfuerzo sería innecesario.
De manera muy similar acontece en el invierno de la vida del ser humano, muy pocos son los precavidos, digamos los responsables de preparar serena y anticipadamente todo lo necesario para la partida definitiva.
Por supuesto,  hablamos de un tema que a muchos disgusta pero que pocos abordan con sensatez: la muerte corpórea es un enfrentamiento para preparar una serie de papeles en los cuales asentar de manera clara y ordenada el reparto de bienes a fin de evitar a los familiares que se quedan toda una serie de trámites engorrosos, costosos y largos para poder disponer del mucho o poco patrimonio de la persona que ya murió.
Siempre lo he dicho y defendido: testar es una cuestión de responsabilidad, no implica que te vayas a morir mañana, en cambio que la persona que hizo su mucho o poco patrimonio valora a tal grado su esfuerzo que jamás permitiría que el Estado o un banco se quedara con su dinero o bienes.
Ojalá que en México todas las personas mayores de 18 años  tuvieran la visión de realizar su testamento.
No importa si el patrimonio es mucho o poco, empero, debe solicitarse un testamento. No es imprescindible señalar bien por bien, simplemente puede señalarse el deseo expreso de heredar a la persona o personas indicadas, y con eso ganar la tranquilidad de que cuando la presencia física falte, habrá herederos que podrán disponer de los bienes sin problema alguno.
El meollo es que en la actualidad muere más gente intestada que con testamento, al menos ocho de cada diez personas,  y eso implica un verdadero drama para los deudos que, muchas veces sin dinero, no tienen posibilidad de pagar por un abogado para llevar un juicio o peor aún encuentran un abogado buitre que lleva el juicio y se queda con el 70% de los bienes señalados en el testamento.
A COLACIÓN
El mayor problema es cuando muere una persona sin testamento y dejó una o varias cuentas bancarias, allí inicia el laberinto de la desesperación para hacer uso del dinero que dejó el finado. Muchas veces son las instituciones bancarias las que se quedan con el dinero.
Hace algunos días me escribió una lectora llamada Edith Garduño relatando precisamente los avatares en cuestión: “Mi cuñado falleció y dejó una cuenta bancaria, la cual tiene como beneficiario a mi suegro; es decir al papá de mi cuñado. No obstante, en el banco no les han podido resolver nada ya  les llevaron acta de defunción, pero quieren el contrato y no lo tienen. Entonces piden un juicio intestamentario, el punto es que llevamos más de año y medio con esto”.
Precisamente por eso la  insistencia de invitar a la gente a realizar su testamento, no importa la edad, ni la cuantía de los bienes acumulados, es un acto de amor, de valorar lo que hicieron en vida;  de importarles sus seres queridos y evitarles problemas, porque un juicio intestamentario implica tiempo y dinero. Mucha gente se cansa y lo deja por la paz.
Para realizar un testamento basta con ser mayor de edad, muchas delegaciones en la ciudad de México mantienen programas  de apoyo a la realización de testamentos cobrando algo simbólico, también están los notarios que por un testamento simple y sencillo cobran entre mil a 3 mil 500 pesos, entre más complicado sea el testamento más caro será. Pero el documento de herencia vale si tan solo se señala en éste la voluntad expresa de heredar todos los bienes a la o las personas deseadas con sus nombres muy bien anotados tal y cual constan en credencial de elector y acta de nacimiento; en caso de menores de edad, nombrar tutores y albaceas.
Insisto no hay que aguardar a los 70 años de  edad para pagar por un testamento. La muerte no conoce distingo alguno, ni  hora, ni día, no respeta cánones.
¿Cuándo debe hacerse un testamento? En el momento en que la persona inicia su vida laboral, como propietaria de algo o posee una cuenta bancaria o de inversiones. No tiene que señalarse bien por bien simplemente el deseo explícito de heredar y comentarles a las personas elegidas que forman parte de un testamento, expresar donde guardan los documentos de  propiedad de bienes, cuentas bancarias, Afore, pensión etc.  
Otro enorme problema: la gente muere y sus deudos no tienen ni idea de dónde están los documentos bancarios, el de la Afore, pensión, etc.
Desde el punto de vista de la cultura de la previsión hacer un testamento es el acto de mayor valentía, responsabilidad y amor que una persona puede llevar a cabo en sus cinco sentidos para proteger a los que más quiere.
P.D. Le invito a que opine del tema en mi blog http//claudialunapalencia.blogspot.com.
*Economista y columnista especializada. Presidente de Entorno XXI

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