Retratan romance chicano en Nueva York en “Dont let me drown”, cinta con Damián Alcázar y Yareli Arizmendi

el público sobre la historia que se ubica en la ciudad de Nueva York unos meses después de los ataques que derribaron las Torres Gemelas. “Se trata de una historia romántica, salpicada de humor y crítica a la actitud de la gente”.

El cineasta señaló que él mismo vivía en esa ciudad en el 2001, que fue testigo de cómo las personas pasaron de la solidaridad, al enojo y el rencor, pues los medios de comunicación se encargaron de culpar a los árabes del ataque.

“Desde luego que la perspectiva de la historia no se enfoca en ese hecho, sino en cómo la vida de los habitantes cambió luego de esos acontecimientos, pues las primeras semanas todos decían estar unidos y estaban dispuestos a trabajar de manera solidaria, pero luego las cosas cambiaron.

“En ese momento, vivía con mi esposa y una tarde que caminábamos de regreso a casa, unos muchachos creyeron que éramos árabes, musulmanes, nos gritaron bastantes ofensas y aventaron cosas. Fue algo muy difícil, pero a partir de eso me interesó hablar sobre cómo los migrantes debieron enfrentar una nueva situación adversa”.

Con Dont let me drown (No dejes que me ahogue), su ópera prima, Cruz Angeles logra mostrar una serie de temas que dan cuenta de cómo la cultura chicana se ha adaptado a la convivencia con la anglosajona, sin que la segregación se haya erradicado.

Lalo (E. J. Bonilla) es un adolescente mexicano y Stefanie (Gleendilys Inoa) una adolescente dominicana. Viven en el Brooklyn neoyorquino, justo después del ataque a las Torres Gemelas, en el cual murió la hermana de ella, mientras que el padre de él trabaja limpiando escombros.

Las familias se oponen al romance juvenil mientras ellos intentan sobreponerse a las trabas ajenas y las dificultades personales de llevar adelante la relación.

Llena de espontaneidad y grandes pequeños momentos, la historia se desarrolla en un marco de marginalidad y obstáculos de todo tipo. Se trata de un cine independiente intimista y optimista, regado de buenas canciones, que rescata las distintas maneras en que las vidas de los individuos pueden seguir su curso frente a los hechos más grandes de la historia.

“La cultura chicana es otro tema que me interesaba reflejar, porque debo reconocer que aún ahora me parece que la película tiene demasiados asuntos unidos.

“A pesar de ello, es evidente que la tercera generación de latinos, ciudadanos estadounidenses por nacimiento, han heredado parte de su cultura de origen, pero al mismo tiempo se han adaptado al nuevo contexto, para crear así una nueva cultura, propia y distinta a la anterior.

“Ellos ahora no tienen que esconder la cara, por el contrario, insisten en decir ‘aquí estamos, así somos’, tienen sus propios códigos; así, en un contexto tan adverso como el que se vive en Nueva York, lo único que queda es enamorarse, reírse de lo cotidiano, para así poder seguir adelante”, concluyó el director.
JRA     

Fuente: (CONACULTA)

Leave a Reply