Toros, cultura y lenguaje

Sánchez Dragó y Álvarez de Miranda. También aseguraba Ortega y Gasset que había que:”Asomarse a las plazas de toros para comprender la historia de España”. Y es que no se entiende la celebración de una fiesta patronal sin la presencia del toro, en cualquier tipo de manifestación: al carrer, a la mar, cuerda, aguardiente, del alba.

En el campo de la pintura han plasmado imágenes sobre  tauromaquia artistas como  Ignacio Zuloaga, Pablo Picasso, Solana, Goya, Joan Miró, Vázquez Díaz, Salvador Dalí e incluso Gustavo Doré en su obra “Viaje por España”, por no citar a artistas más modernos como Roberto Domingo, López Canito, Lope Tablada, Pepe Puente, Álvarez Carmena, Juan Reus y un largo etcétera.

En el terreno de la poesía, por poner un ejemplo, toda la Generación del 27,  movimiento que por cierto sponsorizó en su momento el matador de toros  Sánchez Mejías, y de la que formaban parte García Lorca, Gerardo Diego, Miguel Hernández, Rafael Alberti y  Luis Cernuda, Fernando Villalón entre otros, dedicó magníficos poemas al mundo de los toros. Incluso Miguel Hernández, cuando llegó a Madrid desde su Orihuela natal en busca de fortuna, consiguió su primer trabajo con José María de Cossío y fue  redactor de parte de los cuatro primeros tomos del “Cossío”, escribiendo algunas sabrosas biografías como las de Antonio Reverte, Lagartijo y José Ulloa Tragabuches, entre otras.

También en el plano de la novela encontramos magníficos ejemplos. En este sentido, hay que señalar antes que nada que la Generación del 98 no fue ni mucho menos antitaurina, tal como algunos han apuntado. Así, Ramón Pérez de Ayala fue un gran belmontista y escribió una obra titulada “Toros y Cultura”. Benito Pérez Galdós tuvo gran amistad con Rafael González Machaquito, de cuya boda fue testigo. Manuel Machado aseguró que: “cambiaría toda mi producción poética por haber sido un buen banderillero”. Valle Inclán fue otro gran amigo de Juan Belmonte. A la historia ha pasado aquella célebre contestación que el Pasmo de Triana le dio a Valle cuando éste le dijo que sólo le faltaba morir en la plaza: “Se hará lo que se pueda, don Ramón, se hará lo que se pueda.”, e incluso Emilia Pardo Bazán fue la defensora de  la fiesta de los toros en los foros europeos.

Luego cabe citar obras como la de Angel Mª de Lera “Los clarines del miedo”. Elena Quiroga escribió “La última corrida” y Camilo José Cela publicó “El Gallego y su cuadrilla”. José María Sanjuán es autor de una magnífica colección de cuentos taurinos agrupados en el volumen “El ruido del sol”. José María Requena escribió “El Cuajarón”,   Antonio D. Olano reflejó el mundo de los subalternos en “Los hombres se visten de plata”, al igual que Jorge Cela con “Blanquito, peón de brega”,  y de la pluma de Vicente Blasco Ibáñez salió “Sangre y Arena”.  Autores extranjeros hicieron lo propio. Así Joseph Peyre es autor de  “De luces y sangre”, Jean Cau de “Las orejas y el rabo”, con Jaime Ostos en papel protagonista, de la pluma del uruguayo Carlos Reyles es  “El Embrujo de Sevilla” y Próspero Merimée es el autor de la célebre  “Carmen”, sin olvidar a Ernest Hemingway con obras muy conocidas como Fiesta, Muerte en la tarde y El verano sangriento.

En el teatro existen obras interesantes. Por citar algunos ejemplos, Alfonso Sastre escribió  “La Cornada”. Lope de Vega describió pasajes taurinos en su obra “El caballero de Olmedo” y Miguel Miura hizo protagonista de su obra a un torero en “El caso del señor vestido de violeta”. Por su parte el matador Ignacio Sánchez Mejías escribió una comedia de ambiente taurino titulada “Zaya”,  los hermanos Quintero encontraron gran inspiración en el toreo dentro de su amplia producción y Federico Oliver trató del toreo en “Los semidioses”. En música existen óperas como la “Carmen” de George Bizet y  la de Barbieri titulada “Pan y toros”, así como infinidad de pasodobles.

En el mundo del cine cabe citar, por no hacer muy larga su enumeración,  largometrajes tales como “El monosabio”, de Ray Rivas, “Tarde de toros” de Ladislao Wadja,  “Carmen” de Francesco Rossi, “Torero” de Carlos Velo, De Sangre y arena se han hecho versiones protagonizadas por estrellas como Rodolfo Valentino, Rita Hayworth, Sharon Stone, Tyrone Power.

Agustín Díaz Yanes, hijo del banderillero Michelín, ha dirigido films como Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, y Belmonte. Incluso Pedro Almodóvar trataba el tema taurino en su oscarizada “Hable con ella”, tras haber dirigido otro largometraje taurino titulado “Matador”.

*Escritor y crítico taurino.

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