Importante hallazgo en el “Templo Mayor”: encuentran plataforma circular con cabezas de serpiente de casi 15 metros de diámetro

plaza Manuel Gamio, donde se realizan excavaciones para construir un nuevo acceso al Templo Mayor, las cuales terminarán en mayo de 2012.

“Por las cabezas de serpiente que tiene como adorno y por los escudos con piedras labradas, sabemos que se trata de un Cuauhxicalco, una especie de templete para actos públicos y religiosos”, dijo Alfonso de Maria y Campos, director del INAH, durante una conferencia en el lugar del hallazgo.

“Es un espacio donde se llevaban a cabo ceremonias públicas. Como no podían ser hechas sobre el Templo Mayor, el sacerdote bajaba y en esta estructura realizaba sus actividades religiosas”, dijo De Maria y Campos.

Acompañado por el arqueólogo Raúl Barrera, responsable del Programa de Arqueología Urbana (PAU) y encargado del hallazgo, el funcionario dijo que es uno de los principales edificios asociados al Templo Mayor y que representa un importante hallazgo porque permitirá conocer las actividades religiosas que se hacían en este espacio.

Este Cuauhxicalco, que puede considerarse como uno de los hallazgos más relevantes hasta el momento, se ubica frente al templo de Huitzilopochtli, dios de la guerra. Una estructura prehispánico de cuyas paredes destacan varias cabezas de serpientes que lo adornan.

“Es una estructura circular a manera de plataforma. No sabemos la altura real que pudo haber tenido, pero tenemos su desplante, el nivel de piso y vemos que presenta un recubrimiento de estuco muy bien conservado”, comentó a su vez Raúl Barerra.

Otra parte de esta estructura prehispánica, que se consolidará y podrá verse por el público a partir de una ventana arqueológica, ha sido localizada por el arqueólogo Leonardo López Luján en el predio de Las Ajaracas, donde en 2006 fue descubierto el monolito de la diosa Tlaltecuhtli.

Barrera, quien también tiene a su cargo los trabajos de investigación del Templo del dios Ehecatl y el Calmécac, en la calle de Guatemala, señaló que este Cuauhxicalco tiene una evidente relación con el dios Huitzilopochtli , tanto por la ubicación como por la localización de dos lápidas decorativas que hacen referencia al dios de la guerra.

“Hay una relación con el dios Huitzilopochtli, por las dos lápidas que están asociadas a esta escultura y que están empotradas en un piso de lajas”.

Se trata de una escultura en forma de chimalli o escudo de guerra, que de acuerdo con los códices prehispánicos, corresponde a un arma defensiva que Huitzilopochtli portaba en la mano izquierda. “Esta compuesto con algunos elementos iconográficos como dardos que atraviesan el escudo y un diseño rectangular que se asemeja a una bandera que está asociada a este escudo y otros elementos que se conocen como bordas de pulmón”, explicó Barrera.

La otra lápida representa a un Chalchihuitl, figura en forma de círculos, con una serie de plumas a su alrededor y algunas volutas de humo. “Son las cuentas de piedra verde o jade, pero también se asocia con el sol. Hay una relación entre el Chalchihuitl y la representación solar porque presenta lo que parece ser plumas alrededor y algunas representaciones de humo”, dijo Barrera. Esto, explicó, tiene sentido porque el fuego guarda una relación con la guerra y por lo tanto con Huitzilopochtli.

Primeras etapas

Raúl Barrera asegura que este edificio, que podría ser uno de los cinco Cuauhxicalco, que según las crónicas de fray Diego Durán y fray Bernardino de Sahagún existieron en el recinto sagrado de Tenochtitlán, se encuentra en una primera etapa de trabajo y que no se descarta que en el proceso se localicen ofrendas asociadas.

“El edificio continúa hasta el predio de Las Ajaracas y atraviesa por la calle de Guatemala. Con los siguientes excavaciones esperamos encontrar las escalinatas, que, creemos, pueden estar por el lado oeste-poniente con relación al Templo Mayor”, indicó.

“Ahorita estamos en una primera etapa que es la delimitación y la conservación del edificio, después continuaremos con las excavaciones y sondeos más específicos para tratar de conocer el sistema constructivo, algunas otras etapas constructivas e incluso la ubicación de algunas ofrendas”, dijo.

A pesar de que de la estructura prehispánica únicamente se conservan 1.5 metros de altura, explicó que se han localizado otras etapas constructivas.

“La altura específica de esta estructura la desconocemos porque los mismos mexicas la desmantaleron parcialmente en la parte superior para poder ampliar la plaza frontal del Templo Mayor”, dijo el arqueólogo.

Lo que tenemos ahora, agregó, se localiza dentro de la etapa número cuatro, que corresponde a 1469-1470 d.C., época del gobernante mexica Axayácatl. “Pero se han encontrado restos de las siguientes etapas constructivas. En la etapa seis, el piso está hecho de andesita color rosa, mientras que la etapa número cinco es un piso donde predominan las lajas de basalto, asociadas con bloques de andesita rosa”, explicó el arqueólogo, quien aseguró también que hallazgos como este demuestran que en el recinto ceremonial de Tenochtitlán todavía falta mucho por entender y comprender.

Fuente:  (informador.com.mx)

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