Museo de Sitio “Tecpan” de Chimalhuacán reabre actualizado integrando materiales arqueológicos del Pleistoceno

arqueológicos, sobre todo de la época prehispánica, son expuestos de nueva cuenta en el Museo de Sitio “Tecpan”, reabierto este martes.

Un equipo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), conformado por arqueólogos y museógrafos, se encargó de reestructurar este espacio que fue cerrado en 2003, así como actualizarlo mediante la incorporación de información obtenida de las más recientes investigaciones sobre el tecpan (palacio) de Chimalhuacán, uno de los pocos ejemplos conocidos de la arquitectura palaciega contemporánea al imperio mexica.

La colección del Museo de Sitio “Tecpan” integra 110 piezas, desde materiales del Pleistoceno, entre ellos una defensa de mamut de aproximadamente 10,000 años; hasta cerámica que data del tiempo en que Chimalhuacán era uno de los sitios tributarios de Texcoco, ciudad que en el periodo Posclásico (1200-1521 d.C.) formó parte de la Triple Alianza, junto con Tenochtitlan y Tlacopan.

En el acervo del museo también destacan fotografías captadas en los años 60 por el investigador estadounidense Jeffrey Parsons, como parte de sus estudios de los pescadores en Chimalhuacán. En ellas se puede observar la manera en que todavía —hace medio siglo— se explotaban los recursos lacustres, hasta que fue desecado el Lago de Texcoco.

El doctor Raúl García Chávez, investigador del Centro INAH-Estado de México y quien se ha dedicado al estudio y protección de sitios ubicados en municipios al oriente de esta entidad, comentó que a partir de excavaciones sistemáticas realizadas en la zona arqueológica de Chimalhuacán, también conocida como Los Pochotes, ha sido posible definir la antigüedad del tecpan o palacio de este lugar, que data de 1300 d.C.

Raúl García abundó que se ha realizado una reconstrucción digital del mismo, basándose en pictografías, entre ellas la Plancha 2 del Códice Mapa Quinatzin y el Códice Mendoza, en que aparecen representados estos ejemplos arquitectónicos; además de comparar otros tecpan que aún se encuentran en pie en Edomex: los de Huexotla, El Conde y Calixtlahuaca.  

Dicha edificación prehispánica, de la cual sólo quedan restos, fue construida sobre una gran plataforma de 100 metros por lado; aún se observan indicios de varios cuartos, algunos de los cuales fueron utilizados como dormitorios y cocinas, y otros para almacenar tributos. Se cree que fue la morada del señor del lugar y su familia, aunque también tenía otras funciones, como sede de gobierno y espacio para actividades administrativas.

Todo este conocimiento que la investigación ha permitido recabar, quedó plasmado en el nuevo discurso del Museo de Sitio “Tecpan”. También, dijo el arqueólogo García, se abunda en la destrucción del palacio de Chimalhuacán en el siglo XVI, época en que sobre la plataforma prehispánica se edificó un templo cristiano: la Capilla de San Andrés, de la que ahora sólo quedan restos de sus columnas y pisos, como se pudo identificar mediante excavaciones.

En la Relación Geográfica de Chimalhuacán (1579) y en la historia escrita por Fernando de Alva Ixtlixóchitl, se menciona que la genealogía del lugar comenzó en 1279 d.C.,  por parte de tres hermanos de origen chichimeca venidos de la ciudad de Tollan (Tula). Chimalhuacán, que en náhuatl significa “En el lugar del escudo”, llegaría a convertirse en un importante tributario de Texcoco.

Las 110 piezas del Museo de Sitio “Tecpan” provienen de excavaciones arqueológicas, donaciones hechas por particulares, y otras más de colecciones del INAH.

Entre los materiales destaca una figura antropomorfa, ahuecada, de 25 cm de altura, que se encontró originalmente en el sitio cercano de El Tepalcate; es de estilo olmeca y tiene una antigüedad aproximada de dos mil años.

Asimismo, sobresalen vasijas, platos y ollas que formaban parte de una ofrenda mortuoria; su tipo cerámica hace pensar que fueron hechas en Tula. “Esto último nos hace inferir que este lugar era importante ya desde el 600-1000 después de Cristo, y es probable que desde esas fechas estuvieran asentadas algunas familias de origen tolteca”, anotó Raúl García.

Instrumentos como raspadores de maguey, metates y manos de molcajete, complementan el discurso museográfico que muestra la forma en que el hombre prehispánico hacía frente a sus necesidades primarias. El arqueólogo Felipe Bate Petersen, del INAH, facilitó reproducciones de puntas de obsidiana, cuyas originales tienen 10 mil años de antigüedad.

Fuente: (INAH)

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