Con arias de ópera y boleros recuerdan a la intérprete Angela Peralta, también conocida como “El Ruiseñor Mexicano”

perfecciona su técnica con clases en Europa, abrió espacio en su agenda para ofrecer arias de ópera y boleros en este majestuoso recinto dedicado a la intérprete también conocida como ‘El ruiseñor mexicano’.  

Peralta es sobre todo recordada por su dulce voz, la cual le valió también el mote de ‘Angélica di voce e di nome’, en Italia.  

María de los Angeles Manuela Tranquiliza Cirila Efrena Peralta de Castera, por su nombre de pila, nació en la Ciudad de México, el 6 de julio de 1845, lugar en donde tuvo que trabajar desde pequeña para ayudar en los gastos del hogar.  

Doña Josefa Castera notó que su hija María, poseía habilidades extraordinarias para el canto, por lo cual, y a pesar de las limitaciones económicas de la familia, su padre decidió mandarla a clases de solfeo con el maestro Manuel Barragán.  

A los ocho años, la soprano se presentó por primera vez una reunión de carácter musical, interpretando la cavatina en la ópera de ‘Belisario’, del compositor italiano Gaetano Donizzeti, impresionando al público con su voz.  

La voz de Angela, que podía incluso cantar en contralto, también fue instruida por Agustín Balderas, a partir de 1845, quien la guió en el conocimiento de la voz y la composición, además del bel canto.  

Con gran esmero, un amigo de la familia le consiguió a Peralta una audición con la gran soprano Enriqueta Sontag, nacida en Prusia, y ésta, al ver a la pequeña cantante no pudo contener la risa, expresando que sólo era una niña y además poco agraciada.  

Después de oírla cantar, Enriqueta, presa de la emoción al escuchar la voz de tan privilegiada cantante, reconoció con lágrimas en los ojos que la niña poseía una espléndida voz y un timbre impecable, y le recomienda ir a Italia para que se pueda convertir en una excelente intérprete.  

Seis años después, en 1860, la pequeña de 15 años debutó como cantante profesional, con la guía del maestro Balderas, en el Teatro Nacional de México, en donde presentó la ópera ‘El Trovador’, de Giuseppe Verdi, donde interpretó a ‘Leonor’.  

La buena acogida que tuvo su presentación en el Teatro Nacional reafirmó su necesidad de partir rumbo a Italia, pero antes hizo una breve escala en España, donde cantó para un grupo de amigos de su maestro y de algunos periodistas, quienes la bautizaron como ‘El ruiseñor mexicano’ por su hermosa voz.  

El 13 de mayo de 1862, Angela se presentó en el Gran Teatro Scala de Milán, interpretando ‘Lucía de Lammermoor’, de Donizetti, conquistando al público italiano que la despidió con una gran ovación.  

Angela Peralta regresó a México el 20 de noviembre de 1865, y ocho días después se presentó en el Teatro Imperial, donde su sola presencia causó una tremenda ovación, tanto, que el emperador Maximiliano le regaló un aderezo de diamantes.  

Luego de casarse con su primo hermano, el literato Eugenio Castera, su éxito en el país vino a menos, de forma que el 28 de marzo de 1880, se presentó en el Teatro Nacional con la ópera ‘Aída’, pero el público la insultó y abucheó.  

Tras jurar nunca volver a cantar en la Ciudad de México, se dirigió a Mazatlán, Sinaloa, para realizar una serie de conciertos, pero el recibimiento fue el mismo, por lo cual casi declaró en quiebra su compañía de ópera.  

En aquellos días llegó al puerto el cadáver de un norteamericano muerto a causa de fiebre amarilla, quien fuera sepultado en tierras mexicanas, sin embargo, propagó la enfermedad, ocasionando la muerte de muchas personas, entre ellos 76 miembros de la compañía de Angela.  

Peralta, quien también cayó en cama víctima de la enfermedad, contrajo nupcias ‘In artículo mortis’ con Julián Montiel Duarte, y su matrimonio duró sólo unas cuantas horas, pues la cantante falleció, ahora descansa en la Rotonda de las Personas Ilustres, en esta capital.

Fuente: (Notimex)

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