Fuentes al recibir el “Formentor” asevera que Cervantes, Kafka y Rulfo con sus obras revelaron La Mancha, Praga y Jalisco

Palma de Mallorca.- El escritor mexicano Carlos Fuentes aseguró ayer que los escritores latinoamericanos intentar recrear el pasado que se tuvo con las letras de las que careció la región durante la colonización, y dar con ello sentido al pasado y al porvenir.

El literato recibió el Premio Formentor de las Letras 2011, que conceden las familias Barceló y Buadas Rotger, en su 50 aniversario, en reconocimiento a sus obras completas y su trayectoria cultural.

En un acto en el Hotel Barceló Formentor, en el Cabo de Formentor, al norte de la isla mediterránea de Mallorca, el autor de Aura afirmó que los escritores trabajan con la imaginación y la libertad, pero siempre a partir del lenguaje cotidiano.

La literatura añade algo que no existía

Apuntó que algunos autores representativos de ello son Miguel de Cervantes, Franz Kafka y Juan Rulfo, que lo hicieron en sus obras, y después de ello los territorios de La Mancha, Praga y Jalisco “no volverán a ser lo mismo, porque la literatura añade algo que no existía”.

Refirió que aún en la actualidad la literatura es vista desde diferentes ángulos, como a partir del poder o bien por el lector final de cada obra.

“La literatura es incómoda, es peligrosa, exigente, no fija nada, revela la esencia del movimiento, nos sujeta a la duda y nos obliga a dar muchas explicaciones al mundo y no sólo una sola. La literatura no trata de imponer la verdad, trata de cuestionar todas las verdades’, señaló.

El también autor de La región más transparente y Cristóbal nonato sostuvo que este premio es para la lengua española, que es de dos continentes y de muchas tradiciones: la ibérica, indígena, mestiza, negra, mulata, árabe, hebrea, griega, latina, mediterránea, del Caribe y trasatlántica.

“Pueden haber muchas diferencias entre unos y otros países de América Latina, pero a todos nos une la misma lengua y todos pensamos, hacemos y mentamos madres en la misma lengua”, destacó.

“Estamos intentando recrear el pasado que tuvimos con las palabras que no tuvimos y dando sentido al pasado y porvenir”, manifestó sobre una región que durante los siglos de la colonización no destacó por su narrativa, y que empezó a florecer en el siglo XIX.

Fuentes habló también en su mensaje del llamado “choque de civilizaciones”, del que subrayó que es mejor considerar eso como diálogo de culturas o países a los que antes no se tomaba en cuenta, con posibilidad de conversar con ellos.

Expuso que se está en un momento de  “transición extraordinaria” en la que se van a oír muchas voces nuevas, en un mundo que se mueve y que no se sabe cómo se llama tal transformación ni se sabe hacia dónde va.

“Hay muchos cambios y la única manera de entenderlo es comprender que por muchas transformaciones, somos dueños de una continuidad de una cultura de valor continuo que nos ayuda a explicarlo. ¿Seremos sociedades mejores, más libres? es una pregunta”, sostuvo.

El autor recibió de manos Marta Baudas Rotger el Premio Formentor, dotado de 50 mil euros (unos 71 mil dólares).

El premio se concedió la primera vez en 1961 a Jorge Luis Borges, Samuel Beckett y Juan Garcia Hortelano, y fue creado por Tomeu Buadas Rotger, Camilo José Cela y Carlos Barral, y ahora lo retomó la familia Barceló, propietaria del Hotel Formentor.

En este acto el secretario del jurado, el editor español Basilio Baltasar, resaltó que es el más ilustre narrador de la epopeya nacional mexicana, y que nadie entiende mejor la vitalidad del país más misterioso de América Latina sin haber leído su obra.

Un repaso por las letras latinoamericanas

En un texto publicado el sábado en el suplemento Babelia, del diario español El País, a propósito de su nuevo ensayo: La gran novela latinoamericana, Fuentes escribe sobre México: “La literatura mexicana, superada la fatalidad agraria por el arte de Yáñez y Rulfo, se ha centrado en la vida urbana (Villoro, Enrigue) aunque también en el pasado como memoria de la actualidad (Solares, Celorio, Lara Zavala).

El punto de renovación, sin embargo, fue el Farabeuf o la crónica de un instante (1965) de Salvador Elizondo, antecedente extremo de una imaginación tan liberada que ella misma es su única frontera. Las “prohibiciones” nacionalistas del pasado fueron superadas, pos-Elizondo, por el grupo autodenominado El Crack y su compañero Xavier Velasco. La literatura escrita por mujeres (que no literatura femenina) ha acompasado este cambio.”

Fuente: (informador.com.mx)

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