Dios salve a la deuda

ráfagas de volatilidad y desconfianza entre los inversionistas globales debido a sus criterios de calificación.
Segundo, con el papel cuestionable desempeñado por Standard and Poors ante la decisión de degradar por primera vez en la historia la  calificación de la deuda de Estados Unidos que pasa de  AAA  a AA+.
Con la caja de Pandora abierta de par en par desde que arrancó el nuevo siglo y milenio marcado por los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, la postura de Standard and Poors no hace más que sumir el mundo económico y financiero en una espiral de mayor volatilidad, especulación, desconfianza y temor.
La incertidumbre es la peor consejera  para inversionistas y especuladores con el apetito de mejores ganancias, en el menor tiempo posible sin importar los daños colaterales.
El hecho es que tres trillones de dólares son una clara diferencia entre la tranquilidad financiera y el retorno a una crisis no superada por los fundamentales macroeconómicos.
Ese caudal de ceros hace la diferencia entre el cielo y el infierno porque es para Standard and Poors el pretexto perfecto para degradar la calificación de la deuda soberana de Estados Unidos, hoy por hoy, la principal economía deudora del planeta con  14.3 billones de dólares más un déficit anual de 1.6 billones de dólares.
Al respecto, recordemos que buena parte del incremento de la deuda sucedió durante las administraciones republicanas de George Herbert  Bush y George Walker. Bush, el primero con la operación Tormenta del Desierto; y el segundo, con la invasión de Afganistán e Irak.
De acuerdo con el Instituto Watson para Estudios Internacionales de la Universidad de Brown “el costo económico de las invasiones emprendidas por Estados Unidos en Irak y Afganistán es de unos 2.7 billones de dólares”. Bush hijo casi triplicó los gastos de Defensa emprendidos por su padre durante la Presidencia en los noventa.
El clan  Bush al frente de la Casa Blanca (en distintos periodos) apostó por una economía de guerra para dinamizar una serie de sectores de la producción ligados a ésta. Las consecuencias son de un mayor endeudamiento.
A COLACIÓN
Al menos desde que tengo memoria crecí estudiando la difícil complejidad de la economía norteamericana  primordialmente por su enorme déficit fiscal  y de cuenta corriente.
Después de la Segunda Guerra Mundial comenzó a acentuarse la problemática de quien fuera acreedor y convirtiera en deudor. Aún como economistas no entendemos cómo una economía insolvente puede continuar imponiendo el dólar en el sistema de pagos y financiero mundial.
Durante años, una serie de premios Nobel de Economía dilucidaron acerca de qué debería hacer Estados Unidos para reducir sus déficit gemelos.
Lo más notable es que todos sabíamos de sus problemas y sin embargo, seguíamos confiando “in god we trust” hasta que el encono entre republicanos y demócratas encendió todas las alarmas.
La actual crisis de Estados Unidos es más política que económica, los republicanos están  poniendo todas las piedras en el camino de la reelección del presidente  Barack Obama, cuya popularidad cae en picada.
Con el repunte de la crisis, 2012  avizora más negro que nunca tanto  para las elecciones en Estados Unidos como en México.
Insisto, todos sabíamos de los graves problemas de deuda de Estados Unidos, pero confiábamos en la capacidad de liderazgo de diversos interlocutores. No obstante, en este momento, no hay liderazgo a nivel global, todos son un grupo de demagogos que viven de la imagen y comen del discurso popular.
La crisis de la deuda es real pero es más política que económica y la caja de Pandora muestra capacidad para liberar toda clase de demonios.
P.D. Le invito a que opine del tema en mi blog http//claudialunapalencia.blogspot.com.
*Economista y columnista especializada. Presidente de Entorno XXI

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