Ya se puede visitar “Tancama”, zona arqueológica de filiación huasteca ubicada en la “Sierra Gorda” de Querétaro

solsticio de invierno, el Sol se alinea con la cima del Cerro Alto, una colina artificial que fue creada en la época prehispánica para emular a una montaña aledaña.

Ubicado a sólo 15 minutos de la cabecera municipal de Jalpan de Serra, este sitio prehispánico representa el primero de filiación huasteca que se abre en esa entidad de la región del Bajío.

Tancama —que en lengua huasteca quiere decir “Cerro de fuego” o “Lugar de pedernal”— es la sexta zona arqueológica que se abre en el país durante el presente sexenio, lista para que los visitantes puedan conocer el área monumental del sitio que es clave para entender la configuración de la Sierra Gorda en tiempos precolombinos.

El arqueólogo Jorge Quiroz Moreno, responsable del Proyecto Arqueológico Tancama, informó que el lugar se conforma de tres plazas en desnivel que imitan la forma del Cerro Alto o Tancama, el cual está aledaño y también tiene tres declives, lo que favorece al registro del solsticio de invierno en la cima artificial.

El recorrido por esta nueva zona arqueológica abarca dos de las plazas denominadas Mirador y Santiago, en ambas están distribuidos edificios como el de las Mariposas de cobre (el más alto del lugar con 7.5 m), de los Muertos, de la Culebra azul, del Patojo, de las Espinas de mantarraya, del Huasteco, de los Anzuelos, del Callejón y del Cuchillo de obsidiana.

Estas construcciones fueron realizadas antes de 500 d.C., durante el periodo de apogeo de Tancama, en el Clásico Medio (500 y 750 d.C.); los nombres de cada edificación obedecen a los objetos hallados durante las excavaciones hechas en los mismos, o bien, a características arquitectónicas específicas. En la zona arqueológica de Tancama también destaca un juego de pelota de 18 metros de largo, que representa uno de los más pequeños localizados en México.

Quiroz Moreno, investigador de la Dirección de Estudios Arqueológicos (DEA) del INAH, indicó que durante la investigación del sitio se han descubierto evidencias arqueológicas que establecen que Tancama tuvo una ocupación continua de mil 400 años, de 200 a.C. a 1200 d.C.

La cantidad de estructuras que se han detectado en el centro ceremonial y sus alrededores es de aproximadamente 62; el área monumental abarca 3.6 hectáreas, que fueron adquiridas por el municipio queretano de Jalpan de Serra con el objeto de facilitar las labores arqueológicas desarrolladas por el INAH.

Los trabajos de exploración y consolidación se intensificaron, de manera que en algunas temporadas de campo se contó con la participación de hasta 100 personas de las comunidades cercanas.

Jorge Quiroz hizo hincapié en que el estudio de Tancama se inserta en un gran proyecto arqueológico denominado Valles de la Sierra Gorda, a cargo de la DEA, que a su vez se divide en tres programas de trabajo: Cazadores – recolectores; Agricultores, y Misiones y haciendas, incluyendo así, el amplio desarrollo cultural de esta región.

En este caso, Tancama, que pertenece al rubro de Agricultores —programa dentro del cual se han podido registrar otros 186 sitios arqueológicos—, se ubica en un valle, que de acuerdo con los datos obtenidos en las investigaciones, comenzó su ocupación a partir de 200 a.C.         

La región a la que se aboca el Proyecto Arqueológico Valles de la Sierra Gorda, “tiene una fuerte influencia huasteca, como se puede apreciar en la cerámica, la arquitectura y las costumbres funerarias. En Tancama, las exploraciones señalan que su desarrollo se extendió hasta 1200 d.C.

“La zona arqueológica se localiza al pie de una ladera, frente al Cerro Tancama, y en su momento controló el valle del mismo nombre. En la parte oeste del asentamiento posiblemente se encuentra el área habitacional, donde posteriormente se realizarán exploraciones para continuar los estudios del sitio”, comentó el arqueólogo.

Durante las excavaciones en Tancama se han descubierto alrededor de 50 entierros, siendo en la temporada 2010 cuando se localizaron 34 inhumaciones correspondientes a restos de 26 individuos, en su mayoría de adultos, aunque también cabe destacar la presencia de infantes.

Al respecto, la arqueóloga Alma Rosa Espinosa precisó que los entierros se hallaron bajo pisos de estuco, como parte del relleno de estructuras, en las alfardas y bajo escalones. De manera preliminar y conforme la cerámica asociada que también se encontró, la antigüedad de los esqueletos oscila entre 500 y 750 d.C., así como de 1100 d.C.

Finalmente, la antropóloga física Cristina García Pura indicó que una patología que se ha determinado mediante análisis en algunos ejemplares óseos, es la craneosinostosis (cierre prematuro de las suturas que origina problemas en el crecimiento normal del cráneo) y que puede ser congénita, o bien, deberse a la deformación craneal llevada a cabo intencionalmente mediante la colocación de tablillas en los huesos frontal y occipital. Esto se determinará después mediante la toma de radiografías.

Fuente: (INAH)

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