La bailarina y coreógrafa Cecilia Lugo comparte sus vivencias en el mundo de la danza

vivencias en el mundo de la danza, dentro del ciclo Conociendo a…, que desde 2005 organiza el Conaculta a través del INBA.

La creadora fue entrevistada por el crítico dancístico Manuel Stephens, quien la inspiró a recordar sus inicios en los escenarios, las anécdotas de las compañías y los decanos que la han formado, así como sus trabajos coreográficos en los que se han formado varias generaciones de bailarines.

Cecilia Lugo confesó que en escena sus bailarinas suelen llorar mucho y mostrar sus dotes histriónicos y dramáticos, porque ella misma “es muy llorona”, en cierta forma porque el arte del cuerpo tiene que ver mucho con la sensibilidad magnificada.

“Mis mejores obras han sido ahí, justo donde lloro, donde existe esa sensibilidad que me guía hacia la dramaturgia corporal. Creo que en cierta forma las lágrimas nos dicen que estamos vivos, y para el bailarín esta es una condición esencial”.

Mencionó que sus mejores coreografías han surgido en la soledad de un salón de clases vacío, con un incienso, con un buen café y con el deseo siempre mágico de expresar algo a través del movimiento.

“Contempodanza ha sido una compañía donde se ha gestado una emoción verdadera, hemos crecido juntos a lo largo de 25 años, todos mis bailarines siguen conmigo y con el paso del tiempo hemos conformado un estilo propio que es producto de mucha técnica, mucha pasión y experimentación”.

Recordó que a los nueve años comenzó a estudiar ballet en la escuela de danza del INBA y a los 14 años pisó por primera vez el escenario del Palacio de Bellas Artes.

“Algo muy especial pasó en ese momento, la energía que se desprendía de ese escenario era muy fuerte, creo que ese primer momento me marcó para toda la vida. Cuando yo tenía cuatro años mi familia decía que mi vocación era ser rumbera, pero fue cuando pise Bellas Artes supe que quería dedicarme por entero a la danza”.

La coreógrafa recordó que otra de sus pasiones era la historia, razón que le impulsó a realizar la carrera de Estudios Latinoamericanos en la universidad.

“En mi casa hubo una buena guía para los libros, yo siempre recuerdo a mi padre con un libro en la mano y animándome a buscar palabras en el diccionario, es por eso que quise cursar una carrera relacionada con la historia, pero más aún con mi cultura”.

Cecilia Lugo se definió como una latinoamericanista de corazón, aspecto que ha plasmado en muchos sus trabajos en los que ha tratado de mostrar la pasión de las comunidades y las personas que habitan en nuestro continente.

“Creo que todo esto se relaciona también con mi paso por el Ballet Nacional donde aprendí las principales tablas del ambiente interno de una compañía, desde los ensayos hasta la ideología que debe guardar un grupo dedicado al arte”.

Afirmó que la danza independiente en México es actualmente toda aquella que se realiza en el territorio, mostrando un rico mosaico de propuestas.

“La danza mexicana ha cambiado mucho través de los años y necesitamos nuevos esquemas para apreciarla y apoyar su desarrollo. Creo que las compañías que hemos permanecido somos las necias que hemos visto a este arte como algo sagrado”.

Finalmente, Cecilia Lugo se congratuló que por su compañía hayan pasado algunas de las bailarinas más portentosas de los circuitos dancístico nacionales.

“Tan sólo mencionar a Isabel Beteta, Coral Zayas, Claudia Cárdenas, Susana Laborde, quienes han dejado una huella muy profunda en los escenarios mexicanos”.

Y agregó: “Como coreógrafa, hay que tener un instinto, hay que saber encajar las piezas, en mi caso me considero ante todo una investigadora, me gusta leer mucho acerca de los temas que abordo, soy tremendamente obsesiva y en cierta manera disfruto la obsesión, pero eso es parte del trabajo, la danza ha sido la gran travesía de mi vida”.
HBL

Fuente: (CONACULTA)

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