Descubren carta en Teloloapan que revela a un Vicente Guerrero con cualidades de liderazgo, inteligente y con un alto ideal político

 Descubren carta en Teloloapan que revela a un Vicente Guerrero con cualidades de liderazgo, inteligente y con un alto ideal político

geografía del sur y por ser considerado confiable y un hombre de palabra, afirma el historiador Jesús Guzmán Urióstegui, quien descubrió un documento en el archivo parroquial de Teloloapan, Guerrero, que lo describe como un personaje muy distinto, reveló a Crónica.

“Vicente Guerrero no fue un improvisado, sino un personaje que para enero de 1811 era ya uno de los principales cabecillas en la zona de Tierra Caliente y en Tetela del Río. Fue uno de los correos entre Miguel Hidalgo y los líderes en la zona norte de Guerrero y de José María Morelos en la costa; además, se encargó de enviar correspondencia, víveres y recibía información”. Pero esta posición no la ganó en 15 días, como afirman algunos biógrafos, sino como resultado de sus años como arriero, señala.  

El documento, detalla el historiador, es una carta escrita por José Julián Vázquez, dirigida a la autoridad superior –seguramente  al virrey– que data del 17 de enero de 1811, cuatro meses apenas iniciada la Independencia, en la que hace la descripción de cómo Manuel Vega y Francisco Hernández tomaron la población de Teloloapan, una de las ciudades más importantes del norte del estado, y en una de sus partes detalla cómo Guerrero en ese momento ya es considerado uno de los cabecillas de la zona.

“Como jefe de arrieros, este caudillo tuvo conocimiento de buena parte de los principales hacendados de la región que entonces abarcaba parte de Michoacán, el estado de Guerrero, Oaxaca, Puebla, Tlaxcala y Veracruz. Esto significa que para 1810 ya conocía el terreno, a sus líderes, conocía sus gustos, disgustos y necesidades, es decir, tenía el pulso del momento”.

Así que afirmar que Vicente Guerrero entró a la insurgencia como un improvisado hasta mediados de diciembre de 1810 estaría de pensarse, apunta, ya que su influencia no se forjó en tan poco tiempo. “Si llevas quince días en la guerra, difícilmente tendrías mando de tropas, y si desconoces la zona tampoco serías punto de enlace”, destaca.

Diez meses después de remitida dicha misiva, José Julián Vázquez perdió Teloloapan y sus intentos por capturar a Guerrero se esfumaron, asegura el historiador, quien ha publicado sus más recientes estudios sobre Vicente Guerrero en el libro En las tablas del teatro universal de mi patria. Teloloapan y la insurgencia suriana. 1810-1821.

Tiempo después, añade, el comandante realista Juan Gabriel Armijo se dirigió a esa zona para combatir al caudillo, pero las noticias que remitió en los siguientes meses también relataron intentos frustrados.

Para entonces él ya estaba instalado en Tierra Caliente (Guerrero), un lugar que le resultó nefasto a Agustín de Iturbide y que diezmó al mismo José María Morelos.

“Desde Tierra Caliente hay una carta que Armijo le envió al virrey en 1818, donde le explica que llegó con sus tropas a la sierra de Ajuchitlán, para cazar al caudillo. Avanzaron de noche y, cuando procedieron, una sombra se levantó, montó a caballo y escapó”.

SENCILLO Y SIN INTRIGA. Hablar de Vicente Guerrero es recordar la frase “Mi patria es primero”, pero él fue más que eso. Y aunque es pintado como analfabeto e iletrado, un negro que carga la doble marca asociada más a la violencia y la incultura, para el historiador se trata de una visión errónea propiciada por la interpretación de la historia.

“Siempre se ha dicho que la historia la escriben los vencedores, y en buena medida muchos de los testimonios de la época son escritos por realistas. Recuerdo uno de Tornero y Mendívil, quien asegura que a Guerrero nadie le puede negar que era una persona inteligente, con un alto ideal político, pero que era demasiado sencillo, que no estaba avezado en la intriga”, y ese pensamiento permeó y ha permanecido hasta nuestro tiempo.

A esto se suma que muchos detalles de su vida quedaron en el olvido, al ser tomados por historiadores omitidos como Lucas Alamán, debido a sus ideas políticas.

Sin embargo, este caudillo fue el personaje que logró involucrar a Agustín de Iturbide y a los realistas en el proceso de Independencia. “Después de haber cruzado cinco o seis cartas, entre 1820 y 1821, le advirtió en la última misiva que si no estaba del lado de América entonces se verían en el campo de batalla”. Poco tiempo después Iturbide promovió el Plan de Iguala, en el que Guerrero no participó pero se adhirió y después vino el famoso abrazo de Acatempan.

Años más tarde Iturbide rompió con el Congreso y en ese punto Guerrero le reprochó la falta a su promesa y desde ese momento reinició la batalla y peleó contra los antiguos insurgentes.

“Hay quien dice que Vicente Guerrero no tenía los tamaños ni el conocimiento, pero al leer la documentación y distintas fuentes, encuentro que eso no fue verdad. Incluso buena parte de la guerra de insurgencia tomó su rumbo porque él incidió directamente y convenció a muchos generales realistas de adherirse a su plan”, afirma el también investigador.

Uno de los mejores momentos de Guerrero fue como jefe de la insurgencia. Pero no se puede dejar de lado su estancia en la presidencia, afirma el investigador, y aunque fue un breve periodo, “en mi opinión, ha sido uno de los dos únicos presidentes mexicanos que intentaron darle una verdadera fuerza al pueblo y no a la aristocracia. Sin embargo, en ese momento se topó con la alta burocracia y los antiguos jefes realistas que echaron abajo todo”.

Fuente: (cronica.com.mx/Juan Carlos Talavera)

Redacción Azteca 21

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