México se suma a la celebración del centenario del descubrimiento de “Machu Picchu”, la ciudad sagrada de los incas

este 7 de julio, y a las cuales se suma México, ante los paralelismos históricos que unen a ambos pueblos.

Las murallas, terrazas y rampas gigantescas de la capital sagrada inca se iluminaron, a la par que en La Ciudadela bailes andinos arrancaron los festejos de la majestuosa ciudad prehispánica peruana, a donde asistió el director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), Alfonso de Maria y Campos, en representación del gobierno mexicano, a invitación de las autoridades peruanas.

“A Perú y México nos une una historia compartida; son dos naciones con un pasado y un presente indígena muy significativo, asiento de culturas originarias —la inca y la mesoamericana— a partir de las cuales se originó el mestizaje que nos une como países y que nos constituye hoy como naciones democráticas, multiétnicas y pluriculturales”, indicó el titular del INAH en entrevista con medios de comunicación de aquel país.

En el marco de las celebraciones de Machu Picchu, declarada en 1983 como Patrimonio Mundial por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), De Maria y Campos dio a conocer que México, a través del INAH, se suma a esta conmemoración con una exposición fotográfica de documentos históricos y tomas de las excavaciones arqueológicas hechas por el explorador Hiram Bingham, descubridor de la antigua urbe erigida en las alturas de los Andes Orientales del Perú.

Dicha exposición, dijo, se abrirá en los próximos días en el Museo del Templo Mayor, como parte de un trabajo conjunto entre el Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, la Embajada del Perú en México y el INAH.

Machu Picchu —ubicada a 500 km de Lima, la capital peruana— fue edificada entre los siglos XV y XVI y es considerada el último bastión de la antigua cultura inca. Aunque no se ha precisado cuál fue la función original del sitio, debido a la ausencia de documentación escrita, varias evidencias arqueológicas apuntan a que se trató de un centro ceremonial.

Las construcciones de esta antigua urbe se atribuyen a dos de los más importantes gobernantes incas: Pachacutec Inca Yupanqui (1438-1471 d.C.) y Tupac Inca Yupanqui (1472-1493 d.C.).

Su inscripción —hace 28 años— en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO se debió también en gran medida a que Machu Picchu representa un ejemplo excepcional de la interacción del hombre con su entorno natural, donde sus edificaciones dan la impresión de haber sido esculpidas en las escarpaduras de las rocas, como si formaran parte de éstas.

La antigua ciudad inca abarca 32,500 ha y está enclavada en un entorno rico en diversidad de flora y fauna; los habitantes que viven alrededor de Machu Picchu siguen un estilo de vida semejante al de sus ancestros incas, basado en el cultivo de la papa y el maíz, y la crianza de llamas.

Fuente:  (INAH)

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