Concluyen identificación iconográfica de Tláloc; revelan su presencia en lugares casi impensables

América antigua, adelantó a Crónica María Elena Ruiz Gallut, investigadora del Instituto de Investigaciones Estéticas  de la UNAM.

Las imágenes revelan una gran presencia de Tláloc en lugares casi impensables, y serán mostradas al público en septiembre próximo en la exposición Teotihuacán, el emblema de Tláloc en Mesoamérica, en el ex museo de sitio de la zona arqueológica de Teotihuacán, donde se incluirán piezas arqueológicas e imágenes inéditas mediante recursos interactivos y multimedia para comprender la presencia y evolución de esta deidad en el mundo mesoamericano.

La exposición tendrá dos objetivos: Mostrar los resultados del proyecto, y revelar cómo la imagen de esta divinidad se convirtió en emblemática a partir de Teotihuacán y cómo influyó en el resto de  Mesoamérica, logrando una importante presencia en el área maya, la costa del Golfo y la región zapoteca.

“Es de tal relevancia esta deidad — asegura la investigadora— que se difumina y dispersa por todo el territorio mesoamericano. Además, Tláloc sobrevive a la caída de Teotihuacán, siendo relevante en las culturas del posclásico en el Altiplano, como los mexicas, quienes lo retomaron y regionalizaron”, apuntó.

TLÁLOC EN ECUADOR. María Elena Ruiz Gallut adelantó también que en este año comenzará el análisis de la influencia de Tláloc en las culturas del suroeste de Estados Unidos, e incluso en Ecuador, donde ya existen adelantos que prefiere no detallar. “Digamos que empezamos a trabajar en ello y en los próximos tres años veremos cuál será el resultado”.

La referencia de Ecuador es compleja pero es clara: luego de que el equipo realizara un trabajo de levantamiento en bodegas de museos de la zona, descubrieron que en una cultura denominada La Tolita existen rasgos iconográficos que podrían ser considerados cercanos a los teotihuacanos.

La influencia de Teotihuacán es tal, que en su momento los mayas voltearon a esta ciudad y adoptaron cosas; las culturas del Golfo hicieron lo mismo. Así que Teotihuacán se convirtió en La Meca durante las primeras centurias del clásico mesoamericano, dijo.

HISTORIA. El proyecto inicial de este trabajo, que se ha convertido en monumental, fue Tláloc y las entidades de la lluvia en la América indígena, que inició hace tres años con la idea de formar un catálogo sistematizado lo más completo posible, una base de datos con información de todas aquellas imágenes de Tláloc, ubicadas en bodegas, colecciones de museos del país, y registrar de una manera formal todas las imágenes sobre la deidad.

La idea nació a partir de Teotihuacán como centro integrador de la imagen, y para descubrir su evolución en otros puntos de Mesoamérica. A la fecha ese banco de datos ya rebasa las mil imágenes.

“En 2010 nos dimos cuenta que podíamos ampliar los horizontes y ver que el fenómeno de Tláloc, llamado de otras maneras y  con características regionales, puede ser obviamente encontrado en otras civilizaciones de América”, señaló.

Esto significa que la investigación se ampliará más allá de Mesoamérica. “Vamos a voltear no sólo desde Teotihuacán hacia el resto de las culturas mesoamericanas, sino que buscaremos con aquellas fuera de la zona, como las del Occidente norteamericano y algunas andinas y preandinas en América Latina”.

Así que el proyecto ha adquirido  dimensiones importantes, dado que el fenómeno de las deidades de la lluvia es universal. “La idea es entender los rasgos distintivos de esta deidad y de este tipo de deidades, y cómo se están integrando dentro de la cosmovisión de los distintos pueblos de la América indígena, la América antigua”.

TLÁLOC HOY. Finalmente, María Elena Ruiz, explica que la figura de Tláloc es tan fuerte que se mantiene vigente en la iconografía del siglo XX. “Incluso hay gente que está estudiando el arte contemporáneo para busca cómo se retoman estos elementos que lo identifican”.

Asegura que uno podría sorprenderse con lo que se puede hallar relacionado con la imagen del dios, como puede ser hasta unas botas de hule con el modelo Tláloc, sin dejar de lado esa frase común, dicha a manera de juego: “Ojalá Tláloc nos escuche y ya llueva”.

El siglo XX tiene rasgos de identidad de Tláloc en el muralismo mexicano, en la publicidad y en logotipos de algunas dependencias asociadas al agua, detalló.

–¿Por qué la presencia de Tláloc ha cobrado semejante fuerza?

–Tláloc es tan fuerte porque se convierte en una figura emblemática a partir de Teotihuacán. Es un emblema que tiene que ver con el panteón de las deidades. Y como resultado de la observación y el conocimiento de los ciclos de la naturaleza, el hombre sacraliza lo sobrenatural, lo extraordinario, como sucede con el agua y su aparición, concluye.
Fuente: (cronica.com.mx/Juan Carlos Talavera)

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