inadvertida, se trata de “Amiga que te vas…”, una viñeta que se refiere al amor (“maravillosamente casto”) por una muchacha de provincia. Quede a los especialistas la tarea de analizar debidamente esta canción.
Para el oyente común, el acompañamiento adormilado de la primera parte sugiere la tranquila monotonía de la vida provinciana que sólo podría verse perturbada por la inopinada irrupción de “un ventarrón color de tinta”, es decir, la escritura, las palabras del poeta. Revueltas encarga al piano el papel de la racha tempestuosa que mediante cúmulos de sonido abre el balcón y se filtra en la paz de la buena muchacha, logrando un efecto sorprendente. Una escena semejante, sólo puede hallarse en “Encuentro” de Hugo Wolf.
López Velarde pues, está presente en la memoria colectiva a través de los libros de texto, en una cantidad enorme de sesudos ensayos y también, aunque raramente, en los programas de concierto que nuestros más serios cantantes esporádicamente tienen oportunidad de ofrecer.
Es justo mencionar que Blas Galindo acudió a su vez a nuestro poeta para poner música a “Fuensanta”, poesía del llanto y la tristeza que el maestro jalisciense aborda con esa especie de ingenuidad que caracteriza sus obras. Al lado de tantos nombres para mujeres, como Wendy o Jackeline, sólo Juan José Arreola llamó Fuensanta a una de sus hijas. Bello homenaje.
Ramón López Velarde, conocido también como el poeta nacional, nació en Jerez de García Salinas, Zacatecas el 15 de junio de 1888 y falleció el 19 del mismo mes de 1921.
Las efemérides de los grandes generalmente aluden a sus obras, en el caso del presente se le recordaría como el autor de “La sangre devota”, 1916, “Zozobra”, 1919, “Suave Patria”, 1921 o “El minutero”, 1923. O se hablaría de en dónde se clasifica su obra, como podría ser el postmodernismo literario y el comienzo de la poesía moderna mexicana.
Pero valgan nuestras reflexiones sobre la influencia que ejerció en los compositores de su patria, como un digno homenaje a quien ocupa un lugar egregio en nuestra poesía.
Fuente: (CONACULTA)