Estupenda faena del novillero mexicano Diego Silveti en Sevilla que pierde la oreja por pinchar

fallar con la espada -dio una vuelta al ruedo-, y fue volteado de fea manera por el quinto, con el que derrochó valor frente a un novillo peligroso. Thomas Dufau pasó de puntillas sin que tampoco tuviera un novillo que le metiera la cara por derecho y Javier Jiménez tampoco tuvo material propicio pero estuvo queriendo en todo momento en un encierro de Javier Molina muy dispar de presentación cuyo mejor ejemplar fue el segundo.

Silveti lanceó con garbo al segundo, que apretaba por el pitón izquierdo. Lo cuidó en varas y el mexicano volvió a lucirse por gaoneras. Lo brindó al público y todo lo que hizo lo hizo en torero, con mucha verticalidad. Su faena estivo basada principalmente por el pitón izquierdo, donde el natural surgió ligado y con recorrido, además de corregirle el defecto que tuvo por ese pitón. Con la derecha tuvo elegancia y ligazón pero algo menos ceñido que por el otro lado. Terminó ajustándose por bernadinas. El pinchazo, posterior aviso y estocada, lo dejó todo en vuelta al ruedo.

El quinto también se metía por el pitón izquierdo desde que se abrió con el capote. Silveti se llevó una feísima voltereta al intentar realizar el quite por chicuelinas. Afortunadamente solo fue un gran susto. Por el pitón derecho Silveti enjaretó más de una tanda conjuntada y con cierto son, puesto que por ahí se abría con mas claridad, sin embargo, por el pitón izquierdo el novillo medía y probaba antes de acometer tirando una radiografía al novillero como para quitar el hipo. Diego tragó, expuso y dejó claro que además de tener buenas formas tiene un valor frío y sereno.

Dufau toreó con estética a la verónica al igual que en el quite por chicuelinas al primero, un animal mansito y con una pizca de genio que duró dos tandas en la muleta tras empujar con fijeza en el caballo en sus dos entradas. El francés quiso en todo momento frente a un astado que embistió humillado y con transmisión en sus primeras embestidas antes de ir a menos. Dufau le dio multitud de pases por ambos pitones sin poder lucir. Saludó una ovación.

El cuarto fue un novillo mansito con el que Dufau demostró voluntad. Sin embargo, se preocupó en exceso de las formas estéticas. Es cierto que el novillo tenía una embestida pegajosa, pero también lo es que acometía pronto al cite y echaba la cara abajo antes de terminar aburriéndose y rajándose para chiqueros. El francés pegó muchos muletazos pero no dejó nada para el recuerdo salvo la voluntad.

Javier Jiménez demostró oficio e inteligencia frente a un animal deslucido y sin clase que se apagó pronto. Jiménez dio tiempos a su oponente y su toreo fue pasmoso y sin dar nunca un tirón. Aunque se apagó, el novillero siguió a lo suyo toreando con mano baja y siempre estuvo molestado por el viento en los medios pero al novillero no le importó. Recogió una ovación. El sexto pegaba arreones desde el principio y lucía dos puntas muy finas. A punto estuvo de llevarse por delante a algún banderillero porque apretaba para adentro enormemente. Javier Jiménez se fajó con él, tuvo actitud y estuvo a punto de ser volteado por un oponente que siempre estaba detrás de la mata. Tuvo palmitas de despedida.

Plaza de toros de La Maestranza de Sevilla. Algo más de media plaza. Novillos de Javier Molina, dispares de presentación, algunos muy cómodos y otros muy ofensivos. El mejor fue el segundo, que fue el de mayores opciones. Thomas Dufau, ovación con saludos y silencio; Diego Silveti, vuelta al ruedo tras leve petición y aviso y silencio tras aviso; y Javier Jiménez, ovación con saludos y palmas de despedida.

Fuente: (mundotoro.com)

 

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