CONACULTA rinde homenaje a la escritora, poeta y ensayista Rosario Castellanos en el 86 aniversario de su natalicio

Ciudad de México, Rosario Castellanos pasó su infancia y adolescencia en Comitán, Chiapas, situación que marcaría su trabajo literario al explorar aspectos del mundo indígena y su relación con lo no indígena en su novela Balún-Canán  (en maya, nueve estrellas), publicada en 1957, los cuentos Ciudad real (1960), Los convidados de agosto (1964) y Oficio de tinieblas (1962), que aborda el levantamiento de los chamulas en 1865.

Parte de su obra también es reconocida como símbolo del feminismo latinoamericano, pues fue una de las iniciadoras de la defensa de los derechos de las mujeres. Muestra de ello son las obras de teatro Tablero de damas (1952) y El eterno femenino (publicada póstumamente, 1975) y ensayos como Mujer que sabe latín (1973).

“A lo largo de la historia, la mujer ha sido fundamentalmente un mito. Este proceso mitificador (en el que ha sido víctima y cómplice), nos ha dado imágenes falsas de la mujer que impiden la contemplación libre y directa de ese ser que han sustituido […] Tenemos entonces, una visión distorsionada de lo que es la mujer, su naturaleza verdadera. Hasta el punto que para conocerse a sí misma, la mujer ha de enfrentarse a esas falsas imágenes, rechazarlas y empezar a crear su verdadero rostro”, afirmó la escritora Rosario Castellanos en una entrevista.

Quizá por eso se volvió un personaje en ocasiones polémico y rechazado por algunos sectores que no la valoraron en su justa dimensión porque aunque en su obra no se concentró en un tema en específico, los indígenas y las mujeres ocuparon parte importante de su pensamiento en un contexto histórico y social en el que se trataba de sectores marginados.

Rosario Castellanos estudió la maestría en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), institución en la que tuvo oportunidad de relacionarse con escritores como Ernesto Cardenal, Dolores Castro, Jaime Sabines y Augusto Monterroso, además de trabajar como  directora general de Información y Prensa de 1960 a1966. También estudió en la Universidad de Madrid con una beca del Instituto de Cultura Hispánica.

Desde 1948 hasta 1957 sólo escribió poesía: Trayectoria del polvo (1948), De la vigilia estéril (1950), Dos poemas (1950), El rescate del mundo (1952), Lívida Luz (1960), y fue elogiada por Octavio Paz al decir que su “lenguaje es llano y sentencioso”, “pasión y sentimiento”. Fue en 1972 que Castellanos reunió su obra poética en el volumen titulado Poesía no eres tú.

Fue profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, la Universidad de Wisconsin,  la Universidad Estatal de Colorado y  la Universidad de Indiana, además de ser promotora del Instituto Chiapaneco de la Cultura y del Instituto Nacional Indigenista, así como secretaria del PEN Club.

En 1954 obtuvo una beca de la Fundación Rockefeller en el Centro Mexicano de Escritores y para 1958 recibió el Premio Chiapas por Balún-Canán. Tres años más tarde ganó el Premio Xavier Villaurrutia por Ciudad Real. También destaca el Premio Sor Juana Inés de la Cruz (1962), el Premio Carlos Trouyet de Letras (1967) y el Premio Elías Sourasky de Letras (1972).

Como promotora cultural trabajó en el Instituto de Ciencias y Artes de Tuxtla Gutiérrez y dirigió el Teatro Guiñol del Centro Coordinador Tzeltal-Tzotzil auspiciado por Instituto Nacional Indígenista.

Rosario Castellanos es considera de las pocas escritoras mexicanas del siglo XX que incursionaron en los más importantes géneros literarios: desde poesía,  narrativa (en el cuento y la novela), teatro, ensayo y hasta textos periodísticos al publicar periódicamente en el diario Excélsior.

Radicó en Israel desde 1971 a partir de su nombramiento como embajadora de México en ese país, donde destacó también como catedrática de la Universidad Hebrea de Jerusalén hasta su muerte, ocurrida en Tel Aviv el 7 de agosto de 1974 a la edad de 49 años. Sus restos permanecen sepultados en la Rotonda de las Personas Ilustres, en la Ciudad de México.

Entre sus obras se hallan la novela El rescate del mundo (1952), mientras que en su labor ensayística sobresale La novela mexicana contemporánea y su valor testimonial (1966), El uso de la palabra (1974), El mar y sus pescaditos (1975) y el libro Cartas a Ricardo  editado por Conaculta en 1994 y que se conforma de 77 cartas dirigidas a su más grande amor, Ricardo Guerra, con quien tuvo un hijo, Gabriel Guerra Castellanos.

En la actualidad, Rosario Castellanos es un punto de partida importante dentro de la literatura mexicana. Sus libros siguen cautivando a las nuevas generaciones, en especial Balún-Canán, primera novela de la mexicana en ser publicada hace más de 50 años y considerada integrante de la trilogía indigenista más importante de la narrativa mexicana del siglo XX.
CGP     

Fuente: (CONACULTA)

 

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