La “Judea Cora”, una mezcla de la Pasión de Cristo y el rito de origen prehispánico conocido como “Mitote Guerrero”, llega al Templo Mayor

representan la Pasión de Cristo al mismo tiempo que realizan el rito de origen prehispánico conocido como “mitote guerrero”, el cual se relaciona con la personificación de figurillas de barro de 2,200 años de antigüedad.

Este es el tema de la exposición Los coras del Nayar. Imágenes de una herencia ancestral, que se presentará en el Museo del Templo Mayor (MTM), la cual mostrará 57 fotografías, 47 de ellas inéditas y captadas por el arqueólogo Raúl Barrera, como resultado de cuatro años de investigación (2006-2010) en esa comunidad.

Las 10 imágenes restantes son de piezas arqueológicas recuperadas en entierros prehispánicos denominados tumbas de tiro, en la región de Nayarit, tomadas por el reconocido fotógrafo franco-mexicano Michel Zabé.

Esta exhibición, organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), se inaugurará este 13 de abril y permanecerá hasta el 14 de agosto próximo. La curaduría está a cargo del arqueólogo Barrera, y el diseño museográfico de David García, subdirector de Museografía del MTM.

En conferencia de prensa, el arqueólogo Raúl Barrera comentó que en la celebración de Semana Santa en Nayarit, a la cual se le conoce como la “Judea cora”, participan más de 350 hombres y consiste en varios ritos, en los que estos cambian su condición humana a demonios o judíos personificados, al pintarse el cuerpo con franjas verticales y horizontales blancas y negras, y durante el Viernes Santo o día de la Pasión y Crucifixión de Cristo, de color rojo, ocre o naranja, que simbolizan muerte y sacrificio.

“Los coras han asumido la religión católica según sus necesidades a partir de 1722, es decir, en ellos no se logró una completa evangelización por parte de los españoles debido a que la región agreste les impidió lograr el sometimiento total de esta cultura, es por ello que esta etnia continuó con sus tradiciones prehispánicas”, explicó el arqueólogo.

“En la ‘Judea cora’ —abundó— sólo los hombres tienen permitido intervenir durante la ceremonia, que inicia desde el miércoles y termina el sábado; las mujeres son espectadoras y sólo algunas, a las que se les conoce como ‘tenanches’, tienen una pequeña participación cargando algunas imágenes, como las de San Miguel Arcángel, San José, Jesucristo y la Virgen María.

Los “centuriones”, elegidos por la comunidad para un periodo que puede variar de uno a cinco años, son los organizadores de dicha festividad y se convierten en la autoridad de la localidad durante esta celebración. Se caracterizan por su atuendo oscuro, contrario a la vestimenta de los demonios o judíos, que consiste en pantaloncillos blancos de manta, huaraches con correas y un cinto conocido como cotense.

Los varones de la comunidad van a los márgenes del riachuelo, ubicado al poniente de Santa Teresa, para pintar su cuerpo con cal y tizne de carbón y barro mezclado con miel, y con ello “transformarse” en demonios y autodenominarse ‘borrados’. “Una vez así —agregó el arqueólogo—, se arman con macanas, mazos, y portan tocados de plumas de guajolote o cabelleras hechas de tiras de papel china de colores para dar comienzo al ‘mitote guerrero’.

“Éste tiene como finalidad que impere el mal y la armonía peligre, por ello, los diferentes guerreros, que se visualizan a sí mismos como demonios, judíos o fariseos, buscan la muerte de Cristo o del Sol, la cual consiguen el Viernes Santo día de la Crucifixión”, refirió Barrera.

Además, dijo, de manera simultánea los hombres bailan al ritmo de flautas y tambores, para solicitar las bondades de la lluvia y con ello iniciar un culto de fertilidad de la tierra, relacionado con la actividad agrícola, el cual se vincula con tradiciones de origen prehispánico.

“El día siguiente, conocido como Sábado de Gloria, cuando Cristo resucita —según la religión católica— o el Cristo Sol renace —en la cosmovisión cora—, los ‘borrados’ o demonios regresan al riachuelo donde se lavan y quitan la pintura, y con ello desaparece su condición judía o maligna y ‘recuperan’ su forma humana”, comentó por su parte Carlos González, director del MTM.

La personificación de demonios que hacen los varones se asemeja a las 30 esculturas de barro con la representación de guerreros prehispánicos, encontradas entre 2003 y 2006 en 12 tumbas de tiro de la comunidad La Playa, Nayarit; las piezas fueron localizadas durante las exploraciones del proyecto arqueológico El Cajón, realizadas por la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH.

Estas figuras formaron parte de los ajuares funerarios u ofrendas de acompañamiento con que fueron enterrados diversos individuos, durante el periodo conocido como Tumbas de Tiro del Occidente de México (200 a.C.- 600 d.C.).

“Estos espacios funerarios en Nayarit son pozos verticales que van desde los 1.50 metros hasta los 7 metros de profundidad, que en la parte inferior poseen una bóveda donde eran colocados los difuntos junto con sus objetos de acompañamiento, entre ellos figurillas de guerreros, mujeres embarazadas, ancianos, músicos, animales, jugadores de pelota, entre otros”, detalló Raúl Barrera.

Dentro de estas piezas, el arqueólogo destacó que las esculturas de guerreros se caracterizan por poseer gorros cónicos, tener el cuerpo decorado con franjas negras, blancas, rojas, ocre o naranjas, además de portar especie de macanas y petos que les cubre el pecho y, algunos más, llevan escudos, mazos o piedras.

Los coras del Nayar. Imágenes de una herencia ancestral estará dividida en cuatro temáticas que refieren al área geográfica de los coras, a las esculturas de barro encontradas en los entierros de Nayarit, a la “Judea Cora” de Santa Teresa del Nayar, y a la vida cotidiana de esta comunidad indígena, todas ellas representadas por medio de imágenes a color de gran formato.

El Museo de Templo Mayor se localiza en la calle Seminario número 8, Centro Histórico, Ciudad de México. Abierto al público de martes a domingo de 9:00 a 17:00 horas. El costo de admisión es de $51.00, excepto para menores de 13 años, jubilados, personas de la tercera edad, estudiantes y maestros con credencial vigente. Domingos entrada libre para público nacional y extranjeros residentes.

Fuente: (INAH)

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