El cuento, una instantánea de los problemas sociales: Hernán Lara Zavala

El guante negro y otros cuentos (Alfaguara, 2010), explica que el narcotráfico y la corrupción son los temas actuales que interesan a los narradores contemporáneos.  Sin embargo, su reciente entrega tiene como eje el erotismo, el arte y la religión.

Lara Zavala regresó a los reflectores con la publicación de Península, Península, novela que retrata la lucha de castas en Yucatán y que le llevó 10 años  de trabajo.

“Había mucha gente que ya me había aplicado los santos óleos como escritor, por eso me da tanto gusto el éxito de Península, Península”, dice el también profesor, quien descubrió su vocación, mientras cursaba el tercer año de ingeniería y comenzó a estudiar letras.  
Después de la participación del capitalino en la Cátedra de Literatura y Artes Agustín Yáñez, Lara Zavala viajará a Monterrey para hablar del erotismo.    

-¿A qué se debe que el país tenga un ambiente propicio para los cuentistas?
-El cuento es un género que sirve muy bien para tratar los conflictos de orden social. Las sociedades que tienen un elemento crítico son particularmente susceptibles de que se practique el cuento, igual se puede usar la novela pero ésta debe tener una reflexión más amplia. En cambio, el cuento es una instantánea, puedes reflejar cualquier problema como el narco, la homosexualidad, la corrupción y la política. Otra ventaja es que regularmente el cuento tiene un momento de iluminación, que hace ver más claro el problema o el asunto.

-¿Por qué el repaso comienza en el siglo XIX?
-El cuento empieza en México en el siglo XIX con gente como Justo Sierra O’Reilly, José Joaquín, Fernando de Lizardi y los escritores de finales del siglo XIX como Manuel Gutiérrez Nájera. Creo que con la Independencia, es decir en el momento en que se permite el ingreso de la imprenta y la publicación de periódicos independientes,  todo empieza a proliferar, el cuento, la crónica y la crítica social; por eso se va desarrollando de una manera muy complementaria.  El arte y la sociedad van conjugando sus funciones, en este caso la narrativa más que la poesía.
Luego con la Revolución se da otro giro porque México abandona otros proyectos de carácter estéticos por el proyecto político. Todo el siglo XX mexicano está signado bajo el fenómeno de la Revolución Mexicana, desde Mariano Azuela, Martín Luis Guzmán, Rafael L. Muñoz hasta José Revueltas, Juan Rulfo, Carlos Fuente, Jorge Ibargüengoitia…

-¿El movimiento revolucionario marcó a los autores por el carácter político?    
-Por su carácter político, pero además fue la primera revolución del siglo XX, y una parte que Enrique Krauze llamó ‘los caudillos intelectuales de la Revolución’ (atrajo a los artistas) porque finalmente encontraron el espacio para definir la identidad de los mexicanos. Ahí se vio muy claro; ya en 1910 se empieza a ver la obra de José Guadalupe Posada, la escuela mexicana de pintura, la novela de la Revolución, todo eso ya es estrictamente nacional.

-A una década de que arrancó el siglo XXI, ¿cuál es el perfil de los narradores?
-El perfil cambia a partir de los años sesenta (del siglo pasado) en donde un grupo de escritores y pintores se revela contra esa imagen de lo mexicano; empiezan a buscar otras opciones muy parecidas a las que buscaron los contemporáneos y empezaron a hacerse más cosmopolitas. Otro gran parteaguas es José Agustín, quien introduce la jerga de los jóvenes, pero hay de todo.
También se veía perfilando desde antes el elemento fantástico, uno de los grandes iniciadores es Juan Rulfo pero todavía lo maneja desde el punto de vista rural, con todos los que se convirtieron en herederos de Jorge Luis Borges, de Julio Cortázar y del realismo mágico. Ahora estamos en un momento de una gran apertura temática porque están fusionándose muchos temas, tal vez el más evidente es el narcotráfico.

Perfil
El narrador

Hernán Lara Zavala nació en la Ciudad de México, pero su familia es de Yucatán. Estudió la licenciatura de Letras inglesas  y las maestrías en Letras Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en Estudios sobre la novela en la Universidad de East Anglia, en Inglaterra. Cuenta con una amplia trayectoria como profesor y fue director de Literatura de la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM de 1989 a 1997. Es autor de varios libros de relatos como De Zitilchén (1981), El mismo cielo (1987), Después del amor y otros cuentos (1994) y Cuentos escogidos (1997). Así como las novelas Charras (1990) y Península, Península (2008), Premio de Novela Elena Poniatowska en 2009. Ahora regresa al medio editorial con El guante negro y otros cuentos (2010).

”El cuento es  un género que sirve muy bien para tratar los conflictos de orden social”
Hernán Lara Zavala, escritor.
Fuente: (Informador.com.mx)

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