El pretexto del turismo

surge al cuarto para las doce, en la recta final del sexenio.
No es que no esté de acuerdo con que México tenga todo para ser una potencia turística con sobradas bellezas naturales y una calidez en el trato hacia el extranjero,  es que la acción de gobierno tiene una respuesta con retardo cuestionable ¿porqué demorar  tanto para apoyar el turismo? ¿Qué puede realizarse realmente en menos de dos años?
La llamada “industria sin chimeneas” está necesitada urgentemente de dos acciones: 1) Una infraestructura del primer mundo digna de un país tan extenso al que para facilitar los traslados debe implementarse una serie de mejoras en sus comunicaciones. 2) Seguridad y una campaña internacional a favor de cambiar la imagen de México porque tantas noticias negativas ventiladas en Estados Unidos, Europa, Asia no hacen más que ahuyentar a los turistas potenciales.
En los últimos 365 días que he mantenido contacto con familiares y amigos en España, en sus telefonemas, no hacen más que hablarme de las imágenes de muertos, secuestrados, decapitados que los telediarios difunden sobre el país.  
Hay tal impacto que unos buenos amigos  cancelaron su viaje a Barrancas del Cobre con un recorrido en el famoso Chepe por un precio (para ellos de regalo) de 180 euros por persona; les dio tanto miedo la situación en Chihuahua y los constantes asesinatos de civiles que decidieron cambiarlo por Tailandia.
En lo personal siento desasosiego porque no observo una política objetiva, proactiva y sustentable para hacer de México toda una potencia turística.
Claro, los buenos deseos cuentan pero las acciones son imprescindibles para llegar a la meta, observemos a España ¿cuánto tiempo después de la muerte del dictador Francisco Franco pasó para  que surgiera como una potencia turística?  ¿Cuántas acciones llevaron a cabo para modernizar al país, dotarlo de infraestructura?
El parteaguas fue la Exposición Universal de Sevilla en 1992 con la presentación del AVE, el primer paso de muchos más en  materia de  redes ferroviarias de alta velocidad.
Los viajeros que hemos disfrutado la interconexión del territorio español mediante los trenes de alta velocidad nos sentimos agradecidos de capturar  tanto conocimiento y cultura en tan poco tiempo.
A COLACIÓN
Durante la presentación del Acuerdo Nacional por el Turismo, el presidente Calderón reafirmó su compromiso de velar porque el Gobierno Federal acelere el paso para construir  infraestructura carretera, portuaria y aeroportuaria, destinando para ello “una inversión anual de 5% del PIB para ese sector”.
Este año me queda claro será difícil lograrlo dado que el Presupuesto de Egresos de la Federación 2011 fue aprobado meses atrás y apenas van llegando los recursos a dependencias, entidades y municipios después de la lentitud bajo la cual inició el gasto programático.
Segundo, es muy importante que la obra en la que será gastado el dinero del erario bajo el pretexto de detonar el turismo tenga parámetros de calidad, porque me temo sea el nuevo botín de los últimos meses de lo que le queda de vida a este gobierno bajo el argumento de “la obra en materia turística”.
¿Cuántas carreteras y sus tramos a lo largo y ancho de la geografía patria hemos atestiguado remachan, vuelven a arreglar, en poco tiempo salen los  baches y se convierten en obras interminables pero cuyo dinero va gastándose a un costo elevado?
Tercero, tras la vergüenza del caso Mexicana de Aviación, urge aplicar una serie de medidas para abrir el espacio aéreo mexicano a una mayor competencia y no es únicamente meter líneas aéreas low cost que dejan al pasaje en aeropuertos lejanos, se trata de atraer a grandes consorcios internacionales para cubrir toda una serie de horarios diarios con vuelos directos, escalas e interconexiones.
Con Aeroméxico y otras pequeñas líneas áreas es imposible que México emerja en potencia turística mundial, simplemente cómo haríamos para resolver la llegada de entre 40 a 60 millones de turistas anualmente que son las cifras de Francia, China, España o Estados Unidos.
¿Cómo se movilizan? Asimismo, os precios de viajar en avión dentro del territorio mexicano son más elevados que viajar desde Madrid hasta Milán o Venecia en un billete redondo.     La competencia en precios y tarifas debe reducir el costo de los boletos en la medida que la oferta amplíe.
Cuarto, seguimos llegando tarde a la cita de la alta velocidad. El próximo año, España cumplirá veinte años de la puesta en marcha de su primer AVE que cubre la ruta Madrid-Córdoba-Sevilla (con otras paradas) en dos horas y media cuando por autovía son entre 5 y 6 horas.
Lo más encomiable es que han pasado presidentes tanto del PSOE como del PP y el firme compromiso de seguir uniendo a todo el país por la vía rápida está por encima de cualquier color partidista y ambición política.
Gracias a ello, desde  2010 España cuenta con la segunda mayor red de alta velocidad ferroviaria en el mundo con 2 mil 230 kilómetros superando a países pioneros en alta velocidad, como Japón o Francia, y sólo por detrás de China.
Créame no se conforman y siguen construyendo mientras en México seguimos perdiendo tiempo valioso, en el sexenio de Vicente Fox realizaron un presupuesto para la alta velocidad de Guadalajara-ciudad de México; no obstante,  cuando vieron las cifras, tiempo de recuperación de la inversión y el precio de los boletos abortaron el proyecto.
Aquella indecisión sucedió en el sexenio pasado, prefirieron dejar al país con sus mismas vías de comunicación, abandonado a su suerte.
De haberse decidido utilizando los ingresos extraordinarios por los altos precios del petróleo, por estas fechas, estuviera inaugurándose esa ruta de alta velocidad.
Sin embargo,  no hay nada. Al no  haberlo es imposible competir en estas condiciones a pesar de abaratarnos cada vez más.
P.D. Le invito a que opine del tema en mi blog http//claudialunapalencia.blogspot.com.

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