Durante la Conquista los españoles construyeron 68 templos sobre estructuras sagradas de Tenochtitlan y Tlatelolco, de las cuales 20 quedan en pie

evangelizadora entre los mexicas, actualmente continúan 20 en pie y cinco de manera parcial.

Los 20 templos que existen hasta nuestros días son: en Tlalelolco, las dedicadas a San Francisco Mecamalinco, Santa Ana Atenantitch, Santa Clara Acozac (Nuestra Señora de los Ángeles), San Miguel Nonoalco y La Concepción Atenantitlan.

Mientras que en lo que fue Tenochtitlan, hoy Centro Histórico de la Ciudad de México, están las edificadas en honor de Santa Cruz Soledad Guaucontzinco, San Jerónimo Atlixco, Candelaria de los patos, Magdalena Mixiuca, Santa Cruz Acatlán, San Lucas Quescontitlan, San Pablo Teopan y Santa María Tlaquechiuhca.

Además de las de San Sebastián Atzacalco, San Antonio Tomatlán, San Cristóbal Aztacalco, Soledad Campo Florido Amanalco, Niño Jesús Tepetitlán y Concepción Xoloco.

Lo anterior fue dado a conocer por el arquitecto Saúl Pérez, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, durante su reciente participación en el ciclo de conferencias conmemorativas organizadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), con motivo de los 33 años del descubrimiento del monolito de la diosa Coyolxauhqui, registrado el 21 de febrero de 1978.

Durante su ponencia presentada en el Museo del Templo Mayor, titulada La arquitectura sagrada en los barrios de Tenochtitlan, base para la evangelización en México, el especialista del Seminario de Historiografía Indígena de esta casa de estudios, destacó que “dichas construcciones coloniales nos dan un panorama de la conformación de los barrios, del mestizaje arquitectónico y del reuso que hicieron los conquistadores de estas zonas del centro del país como lugares para el culto católico, y que en gran medida continúa hasta nuestros días”.

Saúl Pérez abundó que de las 68 construcciones católicas referidas, 50 se edificaron en Tenochtitlan, y las 18 restantes en Tlatelolco, lo que significó además el comienzo de la actual arquitectura religiosa en México.

Mencionó que el proceso de evangelización fue paulatino, e incluso su primera etapa tuvo lugar en los propios teocallis —templos que estuvieron dedicados a deidades mexicas—, espacios que fueron reutilizados por frailes para transmitir la religión católica, según documentos del fraile franciscano Pedro de Gante.

Posteriormente, estas edificaciones mexicas —que ocupaban un lugar privilegiado dentro de los barrios prehispánicos— fueron derrumbadas y en su lugar se hicieron los nuevos espacios arquitectónicos para la evangelización.

“En este sentido, es importante destacar que las advocaciones católicas dadas a los templos no fueron una sustitución específica de las deidades prehispánicas, porque en la época en que fueron construidas los frailes tenían poco conocimiento del panteón mexica, y su única intención era convertir a los pobladores a su religión”, indicó el arquitecto.

Respecto a los estilos arquitectónicos de las iglesias hechas durante los primeros años de la Conquista, Saúl Pérez mencionó que sobresale la nave única sin crucero, es decir sin bóveda, y el atrio, originado a partir de la plaza del teocalli, que casi siempre fue de forma cuadrada.

Precisamente, dijo, estas dos características ejemplifican el mestizaje arquitectónico que se dio en México, pues la nave de las iglesias —espacio desde la puerta de ingreso hasta el presbiterio— es de origen europeo, mientras que el atrio es prehispánico, “lo que demuestran la fusión de ambas culturas”.

Otra particularidad de estas construcciones católicas es que fueron creadas con la reutilización de las piedras que conformaban los templos prehispánicos. Aunado a ello, casi todas estas iglesias tenían una longitud aproximada de 25 m y un ancho de ocho a 10 m.

El arquitecto Saúl Pérez comentó que su estudio tiene por objetivo conocer el esquema de organización que tuvieron las ciudades de Tenochtitlan y Tlatelolco, e identificar la localización de calzadas, acequias, y sobre todo de los teocallis, “ello con el fin de comprender el contexto urbano de las urbes prehispánicas”.

De esta manera, y con la consulta de diversos planos coloniales, el investigador logró ubicar las diferentes iglesias construidas entre 1524 a 1529.

Entre los planos consultados se encuentran: los de José de Alzate (1789), los planos de Joubert (1772), uno de la antigua Ciudad de México (1861), y los del arquitecto Luis González Aparicio (1968), contenidos en su obra Plano Reconstructivo de la región de Tenochtitlan al comienzo de la Conquista.

“Esta investigación ha sido muy fructífera, pues nos ha proporcionado la ubicación de los teocallis y el levantamiento sobre éstos de diversas iglesias, algunas aún existentes hasta nuestros días, lo cual nos da una mejor explicación del proceso de evangelización durante los primeros años de la Conquista, una de las épocas históricas más interesantes de México”, concluyó Saúl Pérez.

Fuente:  (INAH)

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