Póstumo recuerdo para José María Luévano de su querido Aguascalientes

ser humano, todo en conjunto, hizo que dejaras un hueco muy hondo en el alma, difícil de llenar.

Sin embargo, mi buen Chema, es precisamente que gracias a ese cariño de la gente buena que habita en la capital del estado que te vio nacer sigues vivo en todos nosotros, tu no has muerto, simplemente y así de fácil, aunque suene algo crudo, ya no ocupas un lugar físico en este mundo terrenal, pues ahora te encuentras en un sitio de privilegio, donde seguramente a diario estarás haciendo las grandes faenas que soñaste y que en su momento llegaste a cristalizar en las plazas de toros.

Así es mi estimado José María, ese calor, ese cariño, ese respeto, esa entrega a tu memoria, se vivió ayer por la tarde en el ruedo del coso San Marcos, ese que te vio debutar como novillero aquel 7 de octubre de 1990, y ante la presencia de tu señora madre, doña María Antonia Delgado Macías, y de tus hermanos Óscar, Gerardo, Sergio, Norma, Silvia y Karen, además de un importante número de amigos, aficionados, matadores de toros, novilleros, aspirantes a torero, empresarios, apoderados y ganaderos, entre otros miembros de la gran familia taurina, fue que el padre Artemio Romo, en el centro del redondel, ofició la misa al recuerdo póstumo de un gran tipo como tu.

En un emotivo altar adornado con flores, diversas fotografías del torero, su terno verde manzana y oro, y su capote de paseo blanco y oro, el capellán de la plaza, durante el sermón de manera más que sentida nos hizo reflexionar al decir que la vida no se acaba, sólo se transforma. Que en una ceremonia así no es que se celebre a un muerto sino a un ser que permanece vivo en nuestro corazón. Que quien cree en Jesucristo puede llorar y se vale también por alguien querido, siempre con esperanza y fe. Que José María no tiene que volver sino que nosotros tenemos que alcanzarlo algún día. Que por ello, cuando venga ese tránsito inevitable, se tiene que estar preparado, así como ahora fue el momento de José María y remató con una frase de San Agustín que indica que lo mejor para recordar a nuestros seres queridos es llevarles flores y llorarles, aunque ello se disipa, por ello mejor es algo que perdure como la oración”. Descansa en paz mi gran Chema.

Fuente (suertematador.com)

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