Tchaikovsky y Mussorgsky, entre otros compositores.
El recital dio inicio con la Obertura y las Danza de las jóvenes persas de la ópera ‘Khovanshchina’, de Modest Mussorgsky, quien basó su composición en la rebelión de los streltsy que encabezó el príncipe Iván Khovanski, hecho al que se le conoce como ‘El asunto Khovanski’.
Según datos históricos, el compositor trabajó en ‘Khovanshchina’ de manera intermitente durante más de ocho años, hasta el momento de su muerte, y la dejó inconclusa. Fue Nikolai Rimski-Korsakov, quien la concluyó y a quien el mundo debe la promoción de la música de Mussorgsky.
Posteriormente, la Orquesta interpretó la Suite de ‘El lago de los cisnes’, de Piotr Illich Tchaikovsky.
En 1875, el Teatro Bolshoi encargó al músico ruso la composición de un ballet. A partir de ese encargo, Tchaikovsky transformó algunos fragmentos de una suite escrita para sus sobrinos en la materia musical de ‘El Lago de los cisnes’, cuyo argumento se convierte en uno de los más conocidos cuentos fantásticos.
El libreto original del ballet fue realizado por Begitchev y Beltzer, y la obra fue estrenada el 4 de marzo de 1877 en el Teatro Bolshoi, con coreografía de Julius Reisinger.
Para concluir el espectáculo, el ensamble universitario ejecutó ‘Cuadros de una exposición’, también de Modest Mussorgsky.
La visita del compositor a una exposición del pintor y arquitecto Victor Hartmann fue la fuente del material musical de la versión original de los ‘Cuadros de una exposición’.
La partitura pinta 10 de los cuadros de Hartmann y las distintas secciones de la obra están conectadas por varias apariciones del promenade (paseo), tema conductor con el que el autor introduce su suite y con el que nos lleva de un cuadro a otro, de una sala a otra de la galería pictórica, cada vez con un carácter diferente.
La obra, que fue originalmente escrita para piano, fue adaptada por Maurice Ravel en una brillante transcripción orquestal.
Jan Latham-Koening es considerado uno de los mejores directores de orquesta que ha producido la Gran Bretaña, su carrera abarca un amplio espectro operístico y sinfónico.
De origen francés, danés y polaco, con una fuerte visión europea, estudió en el Real Colegio de Música de Londres, antes de ganar la prestigiosa Beca Gulbenkian.
Su debut dirigiendo Macbeth en la Opera Estatal de Viena en 1988 fue un gran éxito y lo llevó a la fama internacional inmediata, para dirigir más de 100 funciones en Viena después de ser nombrado director huésped permanente en 1991.
Ha sido director de la Orquesta de Oporto (que fundó a petición del gobierno portugués), la Cantiere Internazionale d’Arte en Montepulciano, el Teatro Massimo de Palermo, la Filarmónica de Estrasburgo y la Opera Nacional del Rhin.
Fuente: (Notimex)
