“Somos lo que hay”, cine de horror mexicano al estilo de Jorge Michel Grau en la Cineteca Nacional

apariencias guardan una siniestra y maniática tradición en los miembros de este clan: asesinar personas y alimentarse con los cuerpos de las víctimas.

Al sur de la ciudad de México, en una de tantas unidades habitacionales, vive una familia de relojeros que practica el canibalismo como modus vivendi; pero, sobre todo, como parte de un extraño rito familiar que, irremediablemente y por razones que no quedan resueltas en el filme, tiene que llevarse a cabo para asegurar la continuidad del macabro círculo de vida de los miembros del grupo.

Un buen día, el paterfamilias muere inesperadamente en un centro comercial, entonces la esposa y los tres hijos quedan en el desamparo al estar desprovistos del principal proveedor del alimento humano; así, la pérdida del padre crea un vacío de poder y, por otro lado, provoca una gran  desesperación en la familia por volver a la “normalidad”, esto desencadenará un fuerte conflicto interior entre sus integrantes al tratar de elegir al nuevo sustituto; y como en toda sucesión, es inevitable que se produzca una profunda crisis, la cual el grupo no está preparado para afrontar, por lo que la familia entra en una irreversible espiral de destrucción en el intento por preservar el rito de vida.

La cinta de Michel Grau al comienzo tiene un buen manejo de reparto en este thriller de horror, amén de una atmósfera y diálogos convincentes; la verosimilitud se logra gracias a la dirección y el buen trabajo de los actores, dando una historia que fluye sin problemas durante la primera mitad mientras nos adentramos en la psicología del filme. No obstante, Grau introduce un segundo elemento, tal vez para darle un giro o mayor dinamismo a la cinta, que es la presencia policiaca en busca de los asesinos. Los personajes de la fuerza pública son bien representados: una pareja de judiciales, como la manifestación de la decadente policía mexicana, hará lo posible por resolver el caso, sin embargo, el tiempo de la cinta, que a estas alturas se convierte en un serio limitante, el cual genera una segunda parte de la historia muy apresurada, que se vuelve inconsistente en el desarrollo de los hechos dando la impresión de que el director fuera “parchando” la cinta al irse agotando el tiempo y sin la posibilidad de crear o salvar cinematográficamente la historia de la familia y la de los agentes. M. Grau opta por salidas apresuradas que por momentos nos recuerdan el cine mexicano de policías y narcos de los ochenta, cuyo argumento se distinguía de una predecible fórmula de la pelea entre buenos contra malos, actuaciones acartonadas y balaceras donde tronaban salvas al por mayor.

Michael Grau es un director que se enfrentó a la prueba del tiempo para terminar dignamente la historia, buscando una salida lo más honrosa, pero sólo consigue un final que pasa sin pena ni gloria en el cine de horror, complicado género del que nuestro cine nacional tiene contadas producciones de reconocimiento. “Somos lo que hay” es una película que se atreve a incursionar en un género bastante complicado para nuestra cinematografía, por lo que podríamos deducir que estamos nuevamente frente a un cine de horror nacional en busca de su propia identidad. “Somos lo que hay” es un esfuerzo meritorio, con buenos aciertos e ideas, pero lejos aún de lo que podría ser la inauguración de un nuevo cine de horror mexicano, no obstante, es un filme imprescindible para los seguidores.

“Somos lo que hay” (México, 2010), dirección y guión: Jorge Michel Grau; fotografía: Santiago Sánchez; música: Enrico Chapela; edición: Rodrigo Ríos; reparto: Francisco Barreiro, Alan Chávez, Paulina Gaitán, Carmen Beato, Jorge Zárate, Daniel Giménez Cacho, Juan Carlos Colombo, Esteban Soberanes.

Comentarios a esta nota: benjamin.solis@azteca21.com

Foto: Las actuaciones principales de “Somos lo que hay” son de actores jóvenes.
Cortesía: Cineteca Nacional.

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