La Revista de la Universidad de México publica conversaciones con Mario Vargas Llosa

convertirse en un obligado referente de la narrativa universal, convertido hoy en Premio Nobel de Literatura.

En la conversación con Sealtiel Alatriste, Mario Vargas Llosa desgrana su visión de la literatura, cómo escribió sus primeros libros, y cómo fue conformando su universo narrativo. “Para mí resultó un enorme placer ver a un hombre analizarse con lucidez, paciencia y buen humor”, afirma el entrevistador.

En esta misma edición, Vicente Quirarte y Adolfo Castañón rinden tributo “al poeta libresco, al amigo, al maestro”, al recientemente desaparecido Alí Chumacero.

Poeta riguroso y ceñido, editor tenaz y minucioso, Alí Chumacero fue el mentor de múltiples generaciones de escritores y editores. La brevedad de su obra no hace sino engrandecerlo: en un momento como el nuestro en que abundan los versificadores, Alí nos muestra que la condensación es la cualidad fundamental de la poesía, expresa el editorial de la Revista de la Universidad de México, editada por la UNAM.

En el número 81 de esta edición se publica un ensayo de Margarita Peña en el que se reencuentran las figuras de Francisco I. Madero, del latifundista porfiriano Luis Terrazas y del caudillo Francisco Villa en una suerte de triángulo de conflictos políticos y sociales.

En tanto, la escritora Margo Glantz, galardonada con el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances publica una extraordinaria crónica sobre su estancia en Inglaterra como agregada cultural.

Plena del sentido del humor y de ironía, Glantz narra su vivencia en las famosas carreras hípicas de Ascot en Inglaterra, rodeada de la realeza británica.

Por su parte, Alberto Blanco escribe un ensayo sobre el pintor Francisco Toledo que antecede a un amplio reportaje gráfico de la revista dedicado a la obra del pintor oaxaqueño, figura emblemática de la pintura mexicana moderna.

“En la pintura de Toledo podemos encontrar con mucha frecuencia una red delicadísima que lo mismo atrapa estrellas de mar que los astros del firmamento; los rostros lo mismo que las máscaras; los animales de todos conocidos lo mismo que los seres innombrables que vienen del sueño”, expresa Blanco en su ensayo.

Verdades profundas a través de la ficción es el título de la entrevista que sostuvo Saltiel Alatristre con Mario Vargas Llosa.

-En cuanto a escritores mexicanos, ¿quiénes te suscitan un cariño personal profesionalmente hablando?

-Muchos. A Octavio Paz le tengo una enorme admiración. Es uno de los grandes escritores de nuestros tiempos; como poeta, desde luego, pero quizá sobre todo como ensayista. Fue un hombre universal, un mexicano que, queriendo profundamente a su país, se ocupó de él en los ámbitos intelectual, artístico y político. Jamás fue un provinciano, siempre tuvo una visión que trascendía las fronteras con una curiosidad que se volcaba realmente por todos los continentes y todas las épocas.

Otro mexicano que yo admiro muchísimo es Alfonso Reyes, quien también quiso mucho a su país. Escribió con pasión sobre él y, sin embargo, fue un hombre absolutamente universal. México tiene la suerte de tener un gran número de escritores importantes. Podría pasar mucho rato citando a los autores mexicanos que he leído con admiración y espero que con provecho, pero quisiera citar a uno en especial, que es José Emilio Pacheco. José Emilio Pacheco fue el primer escritor mexicano que conocí, el primer escritor de carne y hueso con el que conversé en 1962. Yo era periodista en la Radio y Televisión Francesa, la cual me mandó a cubrir una gran exposición francesa en el Bosque de Chapultepec. José Emilio, que acababa de casarse con Cristina, su bella esposa, trabajaba como periodista en la radio de la UNAM y gracias a eso lo conocí. No había publicado todavía su primer libro. Uno de mis orgullos es que Los elementos de la noche me lo dedicara por lo buenos amigos que nos hicimos; él fue para mí el gran introductor a la literatura mexicana. Me acompañó a comprar libros de autores mexicanos para llevarlos de regreso a Europa y desde entonces hemos sido muy amigos. Es una amistad en la que no ha habido nunca una sombra, a pesar de que muchas veces hemos tenido desacuerdos, y siempre ha prevalecido el mutuo respeto, el cariño y la admiración. José Emilio no sólo es un hombre de un enorme talento, un gran poeta, sino además una buenísima persona. Existe la idea de que los grandes escritores son malas personas y que si uno es una buena persona no puede ser un gran escritor. No obstante, José Emilio Pacheco rompe esa regla; él demuestra que se puede ser un gran escritor y una gran persona.

En el número más reciente de la Revista de la Universidad de México, también se publica una entrevista del historiador Jean Meyer con Antonio Alatorre, el gran filológo recientemente fallecido, en el que este aborda el universo encantado de su infancia y sus inicios en las curiosidades del lenguaje.

Autor de libros fundamentales sobre sor Juana Inés de la Cruz y sobre la poesía del Siglo de Oro, además de traductor y defensor del lenguaje como algo vivo, en constante movimiento, contra las visiones más académicas y petrificadas de la lengua, Alatorre compuso un libro indispensable, Los 1001 años de la lengua española, monumento a uno de los idiomas con más hablantes del mundo, expresa el editorial de la revista.

Fuente: (CONACULTA)

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