Fotografías inéditas de la Revolución Mexicana que representan testimonios de guerra, se exhibirán simultáneamente en 30 museos

Francisco Villa, y que más bien hacen énfasis en los hombres y mujeres anónimos, protagonistas principales de esta gesta que marcó el rumbo del México contemporáneo.

La Coordinación Nacional de Museos y Exposiciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) presenta simultáneamente la exposición Testimonios de una Guerra. Fotografía de la Revolución Mexicana, que profundiza en el registro visual del conflicto armado por parte de diversos fotógrafos, y se aventura a indagar sobre sus preferencias políticas y su toma de partido en la Revolución.

Testimonios de una guerra. Fotografía de la Revolución Mexicana está conformada por imágenes en blanco y negro, inéditas o escasamente conocidas por el público, que proceden en gran medida de la Fototeca Nacional del INAH, ubicada en Pachuca, Hidalgo.

El historiador John Mraz, experto en fotografía mexicana de principios del siglo XX, es el curador de esta exposición que —a lo largo de nueve núcleos temáticos— recorre los distintos movimientos armados suscitados entre 1910 y 1920.

De esa manera, se brinda un recorrido conforme a momentos clave y los movimientos liderados por distintos caudillos. Las secciones son: El porfiriato, El maderismo, El zapatismo, El orozquismo, La Decena Trágica y el huertismo, La invasión a Veracruz, El villismo, El convencionismo y El constitucionalismo.

Entre los autores de estas fotografías históricas se puede mencionar a Samuel Ramos, Gerónimo Hernández, Hugo Brehme, Guillermo Kahlo, Winfield Scott, Aurelio Escobar Castellanos, Mauricio Yáñez; Ignacio Chávez Medrano, “El gran lente”; Samuel Tinoco, Eduardo Melhado, Antonio Garduño y Abraham Lupercio y Sara Castrejón, la primera mujer mexicana en retratar la Revolución. Algunos de estos fotógrafos aparecen bajo el sello de agencias fotográficas como la de Agustín Casasola o la H.J Gutiérrez.

De acuerdo con Mraz, “existen dos grandes mitos sobre la fotografía de la Revolución Mexicana, uno de ellos es pensar que Agustín Víctor Casasola hizo todo, cuando él fue un fotógrafo menor, tanto en el Porfiriato como en la Revolución; y el segundo mito es que fueron fotografías imparciales, objetivas. Nada más lejos de la verdad.

“Lo interesante de la fotografía de la Revolución Mexicana es precisamente que cada grupo tenía su fotógrafo, y cada uno de ellos vio la posibilidad de vincularse con un movimiento y expresarse. Eso no ocurrió en ninguna otra revolución en el mundo”.

Independientemente de quienes las hayan tomado, John Mraz trata de rescatar la información que existe en las propias imágenes de la Revolución acerca de la participación de mujeres, de niños, de indígenas, incluso las evidentes diferencias entre el armamento de convencionistas y constitucionales, que puso la balanza de la guerra en favor de estos últimos.

Testimonios de una guerra. Fotografía de la Revolución Mexicana, se complementa con materiales audiovisuales que incluyen fragmentos fílmicos rodados durante el levantamiento armado, propiedad de la Filmoteca de la UNAM y que fueron restaurados recientemente con apoyo del INAH. Durante su recorrido, el visitante también podrá escuchar la voz de Porfirio Díaz, de Francisco I. Madero, y de otros revolucionarios, dentro del programa musical titulado Sonidos de la Revolución.

Fuente: (INAH)

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