PEMEX e IMSS: destino sellado

desgracia financiera, no obstante funcionan: Pemex aportó más de 100 mil millones de dólares en recursos extraordinarios al país durante el sexenio de Vicente Fox.
El petróleo y sus derivados, los principales insumos energéticos de PEMEX, estuvieron muy favorecidos por la situación del precio del petróleo en el mercado internacional, el incremento en las exportaciones hacia Estados Unidos. Recordemos también que buena parte del aumento en las reservas internacionales en manos de Banco de México tienen como fuente el petróleo.
Por su parte, el IMSS presume de una cobertura para beneficio de  62 millones 378 mil derechohabientes contando a todas las instituciones y a los del seguro popular.
Entonces, no todo anda tan mal porque si el petróleo sostiene a PEMEX y éste le proporciona al país ingresos fiscales, reservas internacionales e ingresos extraordinarios cuando los petroprecios suben por las nubes y el IMSS atiende a más de la mitad de la población, lo hace con emergencia sanitaria y sin ésta, se demuestra que tanto el uno como el otro funcionan.
¿Por qué la retórica de quiebra? Desde mi punto de vista es para facilitar su venta, una privatización en pedacitos.
Tal parece que desde muchos años atrás desde el eje de los sexenios priístas surgió la consigna de acabar con PEMEX dejarlo tan  mal financieramente hablando que la solución sea su venta al mejor postor  nacional o extranjero.
El mismo camino lleva el sector salud en México con el IMSS cada vez más mermado, presa del sindicato, víctima de su personal, aquejado por la corrupción interna, robos de máquinas, equipos, instrumentos quirúrgicos, gasas, sábanas, medicamentos y hasta comida de las cocinas de los hospitales.
Con tantas ratas royendo el pastel es entendible que PEMEX y el IMSS cada uno en su ámbito de acción padezcan de problemas administrativos y financieros.
Una situación utilizada de pretexto recurrente por un grupo de políticos obstinados en liberar a la Nación de problemas presupuestales, seguir ajustándole el cinturón al sector público a cambio de darle más pastel a la iniciativa privada nacional y extranjera.
Años atrás, los mexicanos hemos venido escuchando la cantaleta de la quiebra inminente de PEMEX, asimismo en el sexenio del presidente Ernesto Zedillo sucedió el anuncio de un  IMSS agobiado, se dijo, por la incapacidad de continuar con el pago de pensiones.
Para PEMEX, inventaron entonces una solución temporal: los Contratos de Servicios Múltiples permitiendo con ello concesionar, licitar, acordar, compartir determinados ejes del proceso de producción de los energéticos con la iniciativa privada nacional y extranjera.
Para el IMSS, intentaron una serie de reformas en el sexenio zedillista no todas prosperaron pero el invento de las Afores, privatización del sistema de pensiones y subrogación de determinadas áreas del IMSS surgieron como un primer andamio sumado después al seguro popular.
En esta ocasión  toca a Daniel Karam, director del IMSS,  hacerla de portavoz del fracaso: la situación es insostenible y en ello se encierra un doble drama social, la atención médica está rebasada, las medicinas se surten con una receta que casi siempre termina en una farmacia particular porque el desabasto en el IMSS es crítico y lo más preocupante, ¿quién pagará por las pensiones?
A COLACIÓN
Hay una estrategia alrededor de PEMEX y el IMSS con un clara orientación de quiebra, el comportamiento es muy similar al  de los bancos rescatados durante el zedillismo, los interventores nombrados por el Gobierno Federal llevaron la consigna de más que sanearlos, terminarlos de descapitalizar, dejarlos tan baratos que ningún postor extranjero pusiera resistencia a las gangas.
El camino es  muy similar para ambas instituciones del sector público: más que fortalecer sus debilidades, todo lo contrario llenarlas de problemas y números rojos buscar mediante está fórmula el convencimiento inobjetable de sus sindicatos, trabajadores y de la sociedad en su conjunto.
A Petróleos Mexicanos más que hacerla una empresa rentable, sustentable, viable como sucede por ejemplo con Petrobras en Brasil, quieren venderla a la manera de Argentina con Yacimientos Petrolíferos Fiscales.
Al Instituto Mexicano del Seguro Social le quieren buscar el esquema estadounidense, si en 2010  37 millones 718 mil 283 personas pagan una cobertura de seguro popular, ¿por qué no extenderla a todo el universo de derechohabientes básicos?
Para acceder al seguro popular se realiza un estudio socioeconómico de la persona o familia, con base a sus niveles de ingreso se establece el pago de una cuota mensual, bimestral, trimestral, semestral o anual.
En caso de una intervención quirúrgica el pago depende del ingreso de la familia y el acceso a medicamentos también es muy mañoso porque nunca  hay, lo que se obtiene después de 3 o 4 horas de espera para llegar a la consulta es  una receta médica.
GALIMATÍAS
¿A dónde vamos? A la catástrofe social. Después de que el Gobierno Federal probase que no pasó nada con la extinción de Luz y Fuerza del Centro, que el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) está acotado, la mira está puesta en dos sindicatos más: el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana y el Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social.
Me parece que su destino está claramente sellado, por lo pronto el sindicato del IMSS está deslindándose de ser culpable de la mala situación financiera de la institución o que los pagos de pensiones y jubilaciones sean la causa principal del daño como se difunde de manera dolosa.
¿Quiénes son los culpables? Los funcionarios públicos, sus directivos de los últimos años que han seguido como títeres las órdenes desde Presidencia de debilitar ambas instituciones, dejarlas listas para lo inminente: su privatización.
P.D. Le invito a que opine del tema en mi blog http//claudialunapalencia.blogspot.com.

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