Diversas músicas. Sones de la tierra y del tiempo infinito, un disco de músicos huastecos veracruzanos

discos, videos y fotografías. Muchos de éstos son producidos por ellos, inquietos promotores culturales. Ella, música y otras hierbas; él, productor y fotógrafo; videoastas agrupados en el proyecto Tierra: Tiempo y Contratiempo, con el que han elaborado varios videos y ahora su primer disco compacto: “Diversas músicas. Sones de la tierra y del tiempo infinito”. A pesar de que no se aprecian bien los logos, infiero que fue producido por Tierra: Tiempo y Contratiempo, Asociación Cultural del Tamoanchán, A.C. y el Ayuntamiento de Citlaltépetl, Veracruz, en México, 2010.

Lo del “Son para Milo” viene a cuento porque una de esas tardes de son le presté a Ana Zarina un disco de larga duración del Conjunto Carácuaro y, a su vez, ella me proporcionó un ejemplar de “Músicas diversas” para que lo reseñara. La verdad es que inician la labor de producir discos compactos con el pie derecho, es decir, con uno muy bueno. En 2009, Zarina y Antonio ya habían trabajado en la región (“Fiesta en Otontepec. Un documental de Antonio Castro García”), con Arturo Castillo Tristán y el municipio citlaltepense. Por lo visto, esa suma de esfuerzos continúa, pues, además del disco que comento, el cartel del próximo VI Encuentro “Son Raíz: diálogo musical entre regiones”, del 12 al 14 de noviembre en Citlaltepétl, es fruto de esa colaboración. Hasta donde sé, Arturo Castillo también es miembro de la Asociación Cultural del Tamoanchán, A.C.

Pero volvamos al disco. Incluye 23 temas y nos ofrece un panorama de la riqueza musical de esa región huasteca. El disco carece de cuadernillo o folleto explicativo, pero se añade un aviso en el reverso del estuche: “Este primer ejemplar de la serie es solamente una muestra de la diversidad musical de la Huasteca. Los datos completos de los músicos participantes podrán ser consultados más adelante en los volúmenes correspondientes a cada trío”. Esta nota no suple la información requerida, pues, a pesar de que hay tríos o músicos reconocidos, hay otros poco conocidos. Ésta es precisamente una de las características de la grabación: incluir músicos con amplia trayectoria con otros que inician la propia, como por ejemplo el trío Xoxocapa, de don Víctor Ramírez, y Los Venaditos de la Sierra. Ésta, que pareciera una desventaja, es una cualidad, un acierto.

Citaré el contenido de este disco, que cumple con ser lo que advierten los productores: una muestra, “una probadita” sabrosa de la música que aún se escucha en algunos municipios de la huasteca veracruzana. “Corazoncito” (son de costumbre), Los Venaditos de la Sierra, “La señora bonita”, Fidencio Ramírez Sánchez, “Las pulguitas”, LVS, “Pica, pica, perico”, FRS, “La llorona”, FRS, “Corre, caballo”, Trío Xoxocapa, “El volado gavilán”, Son Zonteño, “Danza de los cuatro puntos cardinales”, Trío Maguey, “El serranito”, SZ, “El toro requesón”, SZ, “El citlaltepense”, LVS, “Canario”, FRS, “Canario”, Faustino Marcelino Lázaro B., “Xochipitzáhuatl”, FMLB, “Son del arco”, TM, “El mono xantolero”, TM, “Los enanos”, TM, “El fandanguito”, TM con Lázaro López, “El zopilote mojado”, Los Caporales del Pánuco, “Jesusita en Chihuahua”, LCP, “Danza del maíz”, Hipólito Juárez y nietos, “Recuerdo a Huaya”, TX y “Cielo huasteco”, Élfego Villegas con Élfego Villegas y Fuentes (dos generaciones).

Así, tenemos a 10 tríos o músicos diferentes. ¿Qué podemos decir de ellos? En primer lugar, están Los Venaditos de la Sierra (homónimo de otro trío queretano con más años de trayectoria), Ernesto y Luis Ramos Hernández y Martín Ramos Santiago, muchachos de Citlaltépetl que tienen a su favor un sonido muy autóctono, producto de la voz principal y de ser el náhuatl su lengua materna. Tocan bien y esta grabación los ayudará a ser más conocidos. Ellos aportan un son de costumbre, uno de carnaval y un huapango; es decir, los dos primeros próximos a la danza y a la tierra, al ritual; el otro, típicamente bailable y mestizo. Un trío que ha mamado la música en su comunidad, la sienten y la proyectan diáfanamente. Una revelación para mí es la de don Fidencio Ramírez Sánchez –y músicos que lo acompañan–, a quien no había escuchado y, por el modo de tocar, me parece que es también de una comunidad (congregación, un lugar pequeño y de pocos habitantes, en oposición a un pueblo o cabecera municipal). Don Fidencio toca, creo, dos sones de carnaval y una “Llorona” que me llama la atención por sus cadencias, que me evocan a alguna zamba terracalenteña. Una pieza excepcional.

Un trío reconocido tanto por su trayectoria como por sus grabaciones comerciales (en el sello de Ediciones Pentagrama) es el Xoxocapa, que en esta compilación interpreta un son y un vals muy disfrutables, sobre todo por el violín de don Víctor Ramírez del Ángel. Un acierto más de este disco es la inclusión de tres piezas de Son Zonteño, ese trío sui géneris cuya alma es don Serafín Fuentes Marín, quien es un gran músico, compositor y bailador de Zontecomatlán, Veracruz. De ahí el nombre de la agrupación. El entusiasmo y el gusto, ese gusto que caracteriza a los huastecos, músicos, bailadores y trovadores, destaca en las tres piezas seleccionadas. Además, éstas no aparecen en el disco señero “Son zonteño. Para el tiempo que se avecina…”. No sé si están registradas en alguna otra grabación. Si no fuera así, éste sería un plus, pues Son Zonteño es de los tríos únicos, que se singularizaron por su calidad y estilo propio.

El Trío Maguey es, como muchos de la Huasteca, un tanto difícil de ubicar, a pesar de que parece ajonjolí de todos los moles, pues concurre a diversos encuentros y fiestas huastecos. Sé que está integrado por unos señores de apellido Hernández; algunos vez me dijeron que eran de Naranjos, pero un amigo de ahí me asegura que ese trío no es de ahí. A veces los he visto tocar con Hugo Fajardo en el violín; aquí toca con ellos el gran violinista hidalguense Lázaro López en un tema. El caso es que es el trío con más participaciones, cinco, cuatro de éstas son de sones danzables y un son muy conocido con un violinista de excepción. Buen trío, pues toca muy bien los sones de costumbre y los huapangos. Don Faustino Marcelino Lázaro es un indígena de Citlaltépetl, aparece momentáneamente en “Fiesta en Otontepec”, y toca dos sones rituales con su viejo y propio violín. Interesantes matices y reflexiones suscita ese par de temas.

Otro acierto, y esta vez doble: Los Caporales del Pánuco, trío asentado en Tampico, integrado desde hace muchos años por Efrén Arteaga Flores, Paulino Segura Delgado y Salvador Arteaga Pérez, que debiera ser más conocido y apreciado. Estos excelentes músicos tocan dos temas poco escuchados en esos lares: un paso doble y una polca. A Hipólito Juárez no lo conocía, pero, por el tema y la forma de tocar, supongo que debe ser indígena. Por último, Élfego Villegas participa con una canción, un huapango que recuerda a uno de Nicandro Castillo interpretado por Miguel Aceves Mejía. Élfego es parte del Son Zonteño, buen músico y guitarrero, quizás es acompañado por su hijo o nieto.

Así las cosas, hay que congratularnos por “Diversas músicas…” y desearles éxito a Zarina y Antonio en esta nueva faceta. Quizás muy pronto saquen otro disco y nos brinden la oportunidad de escuchar a más tríos de esa región, como don Floro Quintero, el Trío Citlaltepec, de los Domínguez, de la comunidad de La Calabaza, o algún otro descubrimiento musical que les hayan deparado sus andanzas. Ah, quiero mencionar que una gran ocasión para escuchar y gozar de esta música la representa el “Son Raíz” que se efectuará este fin de semana próximo en Citlaltépetl. Hasta entonces.

Comentarios a esta nota: gregorio.martinez@azteca21.com

Foto: Un disco que marca el inicio de una serie musical interesante.
Cortesía: Tierra: Tiempo y Contratiempo.

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