Abren exposición en homenaje a Leona Vicario, heroína independentista

se observa a la insurgente montada a caballo con la leyenda antes mencionada, sostenida en una mano.

Un fragmento de este mural, al igual que decenas de reproducciones digitalizadas de documentos históricos, retratos y pinturas, se hallan en la exposición Leona Vicario y su tiempo abierta desde ayer en la casa que la heroína independentista habitó junto con su esposo, Andrés Quintana Roo e hijas durante 18 años, desde 1824 hasta su muerte, en 1842.

Según la describe el historiador Genaro García, a la edad de 18 años, cuando quedó huérfana, Leona “era de estatura regular, robusta y bien formada; movimientos graciosos; rostro lleno, afable, sonrosado; frente ancha, alta y vertical; cejas muy delgadas, ojos grandes, negros, de mirar sonriente”. La joven quedó al cuidado de su tío y padrino don Agustín Pomposo, un hombre de ideas conservadoras, y abogado de la Real Audiencia y del Virrey.

En el patio de la Casona Leona Vicario se presenta esta muestra abierta al público en general, como un homenaje a la heroína en el marco del Bicentenario de la Independencia de México, organizada por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Instituto Nacional de Bellas Artes.

La exposición se presenta a manera de recorrido histórico literario del personaje y se divide en cuatro etapas, como son el contexto de su época; el movimiento de insurgencia; su vida al lado del también independentista Andrés Quintana Roo; y la historia de la casa en que habitó.

Con entrada gratuita, de lunes a viernes, a partir de las 10:00 de la mañana, hasta las 16:00 horas, se pueden observar documentos históricos entre los que destacan la Fe de bautizo y el testamento de la propia Leona Vicario, así como artículos periodísticos que publicó en El Despertador Americano.

En la actual sede de la Coordinación Nacional de Literatura del INBA, ubicada en Brasil número 37, en el Centro Histórico, se exhiben imágenes de Leona Vicario, héroes insurgentes como Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos y Pavón; de intelectuales; de las castas y clases sociales de la época; así como de las remodelaciones que tuvo esta construcción.

Leona Vicario y su tiempo comparte con el público aspectos del ámbito público y privado de esta mujer, nacida el 10 de abril de 1789, que perteneció a la clase alta y culta de la sociedad novohispana y que apoyó la causa insurgente. Su nombre completo es María de la Soledad Leona Camila.

Los padres de Leona le transmitieron la doctrina católica, de lo que resultó su profunda devoción por la Virgen de Guadalupe y la Virgen de los Remedios; también la instruyeron en los valores expuestos en los evangelios y la pusieron en contacto con diversas manifestaciones culturales como la pintura –que ella misma practicaba– la historia, las ciencias naturales y la literatura. Elegante y distinguida, Leona, a diferencia de sus contemporáneas, desarrolló un enorme sentido crítico frente al mundo a partir de sus lecturas, lo que para muchos significaba señal de rebeldía.

Encarcelada, torturada y en huida constante, siguió en pie de lucha hasta la consumación de la guerra, y aun entonces libró diversas batallas contra los gobiernos conservadores. Al triunfo de la República, Leona Vicario fue indultada por parte del gobierno y se le restituyeron los bienes que le habían sido incautados a causa de su rebeldía.

Según se narra en los pasajes históricos de esta exposición, la determinación que ostentaba Leona Vicario, si bien era destacable, no era totalmente excepcional; así como ella, hubo varias mujeres que compartían sus ideales y que a pesar de pertenecer a la clase alta, estuvieron involucradas de manera directa en el movimiento independentista.

Las mujeres hablaban y gestaban ideas revolucionarias en sus acostumbradas tertulias y discusiones caseras. Gertrudis Bocanegra, por ejemplo, prestaba su hogar en Valladolid para reuniones con varios conspiradores, entre ellos los hermanos Michelena.

Al lado de sus maridos y por convicción propia, varias mujeres criollas se unieron a la lucha; muchas de ellas fueron apresadas y algunas otras fusiladas, como Luisa Martínez, oriunda de Michoacán, quien fungió como correo además de que proporcionaba víveres y recursos a los guerrilleros.

Leona Vicario, por su parte, también superó diversos obstáculos. Como miembro interno de la comunicación entre Los Guadalupes, grupo insurgente al que ella pertenecía, se valió de su ingenio para firmar misivas con seudónimos, algunos obtenidos de los libros franceses que leía.

En 1813 uno de sus correos fue interceptado; Leona, al ser avisada de esto, huyó con rumbo a Michoacán. De regreso a la capital, su propio tío la recluyó en el Colegio de Belén y dio aviso a las autoridades para que fuera procesada conforme a la justicia.

La insurgente fue interrogada pero nunca delató a sus compañeros; el dictamen terminó en su formal prisión y en la incautación de todos sus bienes. Poco duraría en prisión, pues días después sus compañeros efectuaron su rescate con éxito y se dirigieron a Oaxaca, tierra conquistada por Morelos y posteriormente a Chilpancingo donde se reunió con Andrés Quintana Roo para contraer matrimonio.

La peligrosa huida de ambos continuó. En dos ocasiones se les ofreció el indulto a cambio de abandonar la lucha, pero ninguno aceptó. Cuando en 1817 Leona dio a luz a su primera hija, Genoveva, su perspectiva cambió, pues al poco tiempo fue apresada junto con la recién nacida. De nueva cuenta se les ofreció el indulto, con la condición de embarcarse rumbo a España y ahí disfrutar de este beneficio del virrey; en espera de los documentos necesarios para partir, fueron confinados temporalmente en Toluca. Ya que nunca se pagó la cantidad autorizada para dicho traslado, el matrimonio se estableció en esa ciudad, donde Andrés Quintana Roo retomó su carrera política. En 1821 nació su segunda hija: María Dolores.

Tras ser indultada por parte del gobierno y obtener la restitución de los bienes incautados a causa de su rebeldía, Leona Vicario vivió en la casa ubicada en la calle de Cocheras, hoy Brasil. Tras su muerte, la casa fue habitada por el pintor Juan Cordero y su familia, hasta que fue cedida al patrimonio gubernamental, al decretarse su uso para el Instituto Nacional de Bellas Artes en 1987. Desde 1991 es sede de la Coordinación Nacional de Literatura.

Leona Vicario murió en la Ciudad de México el 21 de agosto de 1842. Declarada Benemérita y Dulcísima Madre de la Patria el día 25 del mismo mes y año, ha sido la única mujer en México a la que se le han ofrecido funerales de Estado.

Sus restos descansaron, primero en el Panteón de Santa Paula, después, el 28 de mayo de 1900 fueron trasladados junto con los de su esposo Andrés Quintana Roo, a la Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón Civil de Dolores, hasta su traslado a la Columna de la Independencia en 1925.

El 30 de Mayo pasado sus restos fueron trasladados al Museo Nacional de Historia (Castillo de Chapultepec) para su conservación y análisis. Posteriormente, el 15 de agosto del mismo año, fueron llevados a Palacio Nacional para ser colocados en la Galería Nacional en el marco de la exposición México 200 años, la Construcción de la Patria.
RGT     
Fuente: (CONACULTA)

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