Juventino Rosas, Manuel M. Ponce, Jaime Nunó, Julio Ituarte y Agustín Lara, entre otros, parte de “Y la música se hizo mexicana”

musical de 120 canciones a través de las cuales se hace una revisión de los principales géneros musicales que se han desarrollado en México en los últimos 200 años, y que se reúne en seis discos compactos editados por la Fonoteca del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta).

El vals, la polca, el son, el jarabe, el corrido, el danzón, el bolero, el mambo y la música ranchera son algunos de los géneros que se incluyen en esta producción discográfica que va acompañada de un libro con 26 ensayos de destacados investigadores y pequeños fragmentos de partituras.

Benjamín Muratalla, subdirector de la Fonoteca del INAH, informó que este material discográfico —el número 51 de la Colección Testimonio Musical de México-—, abarca desde la música militar empleada en la Nueva España poco antes de la Independencia, las bandas desarrolladas en el siglo XIX gracias al nacionalismo y a los nuevos instrumentos, hasta la música ranchera impulsada por la aparición del cine en nuestro país.

“Somos una nación musical y precisamente una de las características más sobresalientes de México como un país pluricultural es la gran diversidad de música con la que cuenta”, indicó el especialista al referir que con este álbum la Fonoteca del INAH se suma a las celebraciones del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución.

El álbum …Y la música se hizo mexicana, detalló, da cuenta de la amplia variedad de géneros sonoros que han proliferado en nuestro país, así como de prominentes compositores nacionales como: Juventino Rosas, Manuel M. Ponce, Jaime Nunó, Julio Ituarte, Miguel Bernal Jiménez, Felipe Villanueva, Miguel Lerdo de Tejada y Agustín Lara, entre otros.

El disco 1 está conformado por 29 canciones que representan el repertorio más popular de la música mexicana, como el Jarabe tapatío, la polca Las bicicletas y el son Las Potrancas, por mencionar algunas.

“Pero su valor va más allá de ser las canciones más populares ya que las melodías que se escuchan en este material fueron grabadas a principios del siglo XX, cuando apenas comenzaba a surgir la industria fonográfica en nuestro país”, señaló Muratalla.

Otras de las joyas grabadas en este disco es el corrido Las mañanas de Hidalgo, que narra los últimos minutos del Padre de la Patria, y una docena de marchas militares que interpretaban las bandas de guerra que acompañaban a los ejércitos de la Nueva España.

“Estas canciones se pudieron grabar a partir de los hallazgos de varios compendios de partituras y documentos musicales que destacados investigadores, como Irene Vázquez Valle, Raúl Hellmer y Samuel Mart, entre otros, encontraron hace más de 50 años durante la realización de sus investigaciones y que por fortuna resguarda el INAH”, indicó.  

El segundo disco hace un recorrido por el vals mexicano, género que tuvo gran auge durante el porfiriato. Así, en este material fonográfico se reúnen los valses más destacados, tal es el caso de Sobre las olas y Carmen, de Juventino Rosas, o el famoso Club Verde, de Rodolfo Campodónico, que se convirtió en el emblema musical del Partido Nacional Antireeleccionista, durante el gobierno porfirista.

El tercer ejemplar reúne 16 canciones, entre valses y música de concierto compuestas a finales del siglo XIX y principios del XX. En éste se incluye el vals Centenario de la Independencia, que el compositor Pioquinto González —creador también de la famosa polca De Torreón a Lerdo— escribió hace 100 años y que fue el tema principal de los festejos del Centenario, abundó Benjamín Muratalla.

Así mismo, en este disco se encuentran grabadas las canciones Jeunesse, de Manuel M. Ponce, y Ecos de México, de Julio Ituarte.

En tanto que el disco 4 —quizá el más diverso de todos consideró el subdirector de la Fonoteca del INAH—, contiene música de los pueblos indígenas del país, grabada a finales del siglo XIX por el antropólogo Carl Lumholtz, además de música sacra compuesta por Miguel Bernal Jiménez.

De esta manera, “se puede oír el Canto chamánico de la etnia tarahumara en su lengua, la rarámuri, y el Canto chamánico de los huicholes, en habla wixarica, o las melodías religiosas Vidi Speciosam y Beata Est Virgo Maria, entre otras.

El penúltimo ejemplar  muestra un amplio panorama del surgimiento de las orquestas típicas mexicanas y de los tradicionales corridos que sirvieron como medio de comunicación popular.

En este disco sobresalen los corridos Entre jilgueros, La lira de Refugio Montes y Conchita. Además destaca La típica, una polca grabada en 1949, por la Orquesta Típica de la Ciudad de México, de aquella época.

Otra de las joyas que integra esta colección producida  por el INAH, es el vals Adiós a México, de Jaime Nunó, y cuatro canciones pertenecientes al archivo musical y sonoro que dejó el musicólogo Gerónimo Baqueiro Fóster, compositor y documentalista musical, que está bajo resguardado del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical.

Así, el corrido Heraclio Bernal, la Marcha panamericana, así como los temas El beso y Guarda esta flor, grabadas hace casi 100 años por este destacado músico mexicano, y que nunca se volvieron a reproducir en otros álbumes fonográfico, se podrán escuchar nuevamente en esta colección especial.

En el disco 6, quizá el más disímil de todos, reúne fandango, sones veracruzanos, danzón, boleros y música ranchera. Algunos de los temas vernáculos que incluye esta grabación son: Allá en el Rancho Grande, ¡Ay Jalisco no te rajes! y Humo en los ojos, concluyó Muratalla.

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