Inaceptable, que médicos no piensen como científicos: Fernando Ortiz Monasterio, “Padre de la Cirugía Plástica Mexicana”

Facultad de Medicina (FM), llamado padre de la cirugía plástica mexicana, puntualizó que en la ciencia se deben cuestionar todos los paradigmas, no creer en nada, escuchar las nuevas ideas, mantener la creatividad, el rigor, la pasión y buscar el sueño imposible de la excelencia.

Durante su conferencia magistral La investigación clínica en el ejercicio profesional, con motivo de su investidura como doctor Honoris Causa por la UNAM en días pasados, el especialista manifestó además que no existe una división entre la cirugía plástica y la reconstructiva.

“Esto debido a que estos casos requieren un método que corrija integralmente a los pacientes, especialmente a los niños, que tras la intervención logran crecer sin repetir el defecto congénito”, dijo.

En su conferencia ante académicos de la FM, el especialista manifestó además que el concepto de estética hay que aplicarlo a todo. “No puede separarse los conceptos de cirugía estética y reconstructiva. Si se hace una reconstrucción de mama a una paciente con cáncer mi objetivo es darle satisfacción a una persona, es válido”.

Ortiz Monasterio expuso los problemas a los que se enfrentan las nuevas generaciones de médicos, las que ejemplificó con los esfuerzos personales que él mismo debió hacer para llevar sus servicios a la sociedad.

Tras hacer un recorrido por los avances en la cirugía estética durante las cinco décadas, el doctor Honoris Causa exhortó a las nuevas generaciones de médicos a profundizar las investigaciones en genética para detectar y prevenir posibles problemas de salud.

LÍDER EN EL CAMPO. Creador de un método original aplicado en muchos países para corregir el labio leporino y el paladar hendido mediante una cirugía cráneo-facial, Fernando Ortiz Monasterio ha operado con su técnica a más de 24 mil infantes, en quienes ha corregido una malformación que afecta el lenguaje, la estructura del rostro y la autoestima.

Simetría y funcionalidad. Niños con un hueco en el sitio del labio posterior de la boca, con una nariz deformada o dividida en dos partes; adultos con ojos que se agigantan al salirse del rostro porque sus cuencas craneales son insuficientes para alojarlos; personas sin barbilla o con una notable asimetría de ojos, nariz y boca, son casos que, desde hace más de 50 años, Ortiz Monasterio atiende para ofrecerles una alternativa de simetría y funcionalidad.

En su larga y vasta carrera académica, también se ha dedicado a atender a personas quemadas —para quienes innovó con un tratamiento de antibióticos preventivos— y a reconstruir dedos pulgares.

Fuente: (Notimex)

Foto: Cortesía UNAM

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