Archivo Municipal de Zapopan rescata la crónica que Porfirio Díaz mandó hacer del festejo de 1910

nacional un solo monumento dedicado a Miguel Hidalgo y Costilla, mucho menos al resto de los próceres insurgentes,  hasta que Porfirio Díaz  mandó hacer diferentes tipos de obra escultórica y arquitectónica para dejar constancia de los primeros 100 años de la?Independencia.

Díaz no quería que los festejos por la lucha insurgente pasaran desapercibidos y su primera idea fue filmar el programa de actividades, pero el cine en México estaba en “pañales”, por lo que encomendó al abogado y escritor zacatecano Genaro García un libro que recuperara todo lo sucedido el 15 de septiembre de 1910, el cual se publicó hasta 1911, ya iniciada la Revolución Mexicana.

“Todo el país entró en ebullición, fueron convocados los gobernadores y diferentes personalidades, pero la capital de la República Mexicana fue la más importante, pues Porfirio Díaz la llenó de nuevas obras públicas”, explica Cristina Urrutia, maestra en Historia de México por la Universidad de Guadalajara (UdeG).

Para entonces, el régimen porfirista “quiso asegurarse un lugar digno en la comunidad internacional” y aprovechó los festejos de la Independencia para que el mundo entero se enterara del México progresista e importante.

Hace un par de años, uno de los aproximadamente 300 ejemplares que se mandaron imprimir fue encontrado en la Biblioteca del Archivo de Zapopan, dentro de una colección donada por Daniel Velázquez al gobierno municipal.

Desde el pasado miércoles, dicho ejemplar permanece en exhibición en la recién inaugurada sala de conferencias y exposiciones “Salvador Silva Velarde”, nombre de quien ha ejercido durante los últimos 26 años como cronista de la ex villa maicera.

La publicación en sus 476 páginas recopila documentos históricos, fotografías, correspondencia, así como los discursos de gobernantes y embajadores de 31 naciones que se dieron cita el 15 de septiembre a las fiestas centenarias.

Crónica oficial de las fiestas del primer Centenario de la Independencia de México da cuenta de la inauguración de edificaciones como el manicomio de La Castañeda, la Escuela Normal para Maestros, la Escuela Nacional de Ciegos y Sordomudos, la Penitenciaría de la Ciudad de México, la Escuela Primaria Industrial para Niños, la Secretaría de Relaciones Exteriores, la Estación Sismológica de Tacubaya, el Parque Balbuena, el Teatro Nacional del Palacio de Bellas Artes, la Cámara de Diputados, la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, así como la Fábrica de Polvo sin Humo, entre otras construcciones que cambiaron la fachada de la capital del país.

“Unos días después se inaugura la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) con una ceremonia a la que acudieron delegados de las principales universidades europeas y de Estados Unidos. Destaca ahí la participación de Justo Sierra, entonces secretario de Instrucción Pública, quien vitoreó en latín a la UNAM”, señala Ana María de la O Castellanos, investigadora del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la Universidad de Guadalajara.

También se narra la devolución de las prendas de José María Morelos que conservaba España o el regalo de la escultura del barón Alexander von Humboldt, de Alemania.

Ana María de la O agrega que las fiestas centenarias fueron “tanto para la clase política, las grandes élites, como para la clase popular. Porque durante el desfile participaron además de los invitados especiales, comerciantes, mineros, agricultores con  carros alegóricos, quienes asistieron entre las 70 mil personas que se reunieron en el Centro de la Ciudad de México. Eran otros tiempos y hasta en los barrios más pobres se realizaron diferentes verbenas entre los vecinos”.

Publicaciones de “mala” calidad

En el marco de los festejos del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana se han publicado libros de autores muy connotados y de especialistas en la guerra insurgente, “pero también se ha editado mucha basura, libros que no debieron haberse apoyado porque su contenido es muy pobre, porque los gobiernos creyeron que publicar este tipo de libros es apoyar la cultura. Eso es apoyar la mala calidad, entonces creo que ahí hay un mal uso de los recursos; el dinero debió haberse gasta en algo mejor”, comenta Jaime Olveda de El Colegio de?Jalisco.

Para el historiador, las investigaciones acertadas son las de los colegios y universidades, “ya que reinterpretan y dan un nuevo punto de vista crítico sobre la Independencia. Aunque creo que la sociedad mexicana debió compartir una nueva visión de la guerra insurgente, enriquecida de acuerdo con estos estudios, lástima que mucha gente no tenga acceso a estos libros o que no lean, para que nos compartieran su idea mucho más actualizada”.

Los libros que se produjeron en 1910 tenían  la intención de exaltar a los protagonistas de la Independencia y no buscaban interpretarlos como los que se publican hoy en día.

“Esta joya historiográfica permite comparar cómo se celebró el Centenario y el Bicentenario de la lucha y cuál es el discurso oficial de 1910 y el actual. Entonces, el libro tiene un valor impresionante, no solamente para estudiantes o especialistas, sino para el público en general. Permite comparar ambos momentos: el del optimismo, hace 100 años, y el de frustración que se vive ahora en el Bicentenario”, expone Olveda.

En detalle

El 6 de octubre de 1910 Porfirio Díaz le encomendó la Crónica oficial de las fiestas del primer Centenario de la Independencia de México al escritor e historiador Genaro García.

Este año se mandaron a imprimir mil ejemplares, a cargo de Digix (empresa líder en digitalización de documentos), los cuales se encuentran a la venta en el Archivo Municipal de Zapopan y en El Colegio de Jalisco. El costo es de 250 pesos.

Fuente: (Informador)

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