Urge atender a los “ninis”

los llamados “ninis” aquellas personas, hombres y mujeres, en edad productiva que ni estudian, ni trabajan.
De los ninis, primero el gobierno negó fueran millones, si acaso  200 mil jamás la cifra estratosférica  provista por la UNAM.
Al final de cuentas, el jueves de la semana pasada, Alonso Lujambio, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y quien ya se siente presidenciable por el PAN reconoció que los ninis son, efectivamente, un grupo considerable: 7.5 millones.
Anteriormente señalamos que la población en México es de 108 millones 396 mil 200 habitantes, de los que, 71 millones 493 mil 800 habitantes oscilan entre los 15 a 64 años de edad.
Se trata del grupo poblacional en edad productiva disponible para realizar un trabajo, aunque el INEGI, en sus estadísticas sobre la PEA considera a todas aquellas personas a partir de los 14 años de edad y no de los 15; hay muchas contradicciones y omisiones, recordemos que antes el INEGI tomaba en cuenta a todos los adolescentes desde los 12 años como capaces para desempeñar un trabajo.
En el sexenio de Vicente Fox fue modificada la metodología y el INEGI borró de las estadísticas más no de la realidad a cientos, sino es que miles de niños de 12 y 13 años que realizan un trabajo o bien están subempleados.
Entonces sea de 12, 14 o 15 años día a día hay muchas dificultades para ingresar de manera formal al mercado laboral,  desafortunadamente el golpe ha sido brutal para un amplio universo de jóvenes.
Para el año 2015, el INEGI estima que habrá en el país 30 millones de jóvenes, actualmente son 28 millones y sus oportunidades son escasas en un mundo cada vez más difícil para ellos.
Me pregunto por qué hay ninis, de la forma más simplona podríamos concluir que per secula seculurum han existido los buenos para nada, los hijos mantenidos, aquellos que en toda su vida jamás dan un golpe productivo.
Sí es verdad esa sería la conclusión inmediata, no obstante, considero debemos ir más allá quitarle el tejido de la cotidianeidad para hurgar y encontrar sendos factores obrando contra una juventud que por su edad debería alcanzarlo casi todo.
El mundo de estos chicos y chicas es verdaderamente complejo, mucho más que el mío o el de usted, las amenazas son reales comenzando por una  pérdida de cohesión social, desvalorización de la sociedad, quebranto en los cimientos de la familia, contradicciones de corte ético, religioso, filosófico y moral en el individuo. Más todo lo externo que siempre nos ha venido amenazando.
Desafortunadamente tanta confusión conlleva de la mano a una crisis de identidad, las fuerzas se van conforme crece la incertidumbre hacia el futuro inmediato; las expectativas son negativas y tantas dificultades para realizarse  como personas, hijos, hermanos, estudiantes, ciudadanos, trabajadores y hasta en su relación con Dios termina minando sus esperanzas.
Es una pena que los jóvenes incipientes carezcan de aspiraciones, sueños de cambiar el mundo “quiero ser presidente” o “dueño de una compañía” o “terminar con la pobreza”.
Si acaso terminarán con dificultades sus estudios, con la incógnita de si tendrán la buena fortuna de, como profesionistas, trabajar de lo que estudiaron; serán aún más suertudos si su primer empleo o el posterior tiene un contrato formal, estable con las prestaciones de ley.
¿Por qué hay ninis? Porque no hay fe, tampoco oportunidades reales para jóvenes a los que su entorno exige hacer el triple de lo que hicieron sus padres para lograr algún día superarles o de plano emularles.
GALIMATÍAS
Los ninis son un grupo para llamar la atención, merecen más que un simple programa, toda una política integral para alentarles a terminar una carrera o recibir conocimientos técnicos e incorporarlos de forma productiva; apoyarlos con subsidios directos para que puedan adquirir una vivienda o poner un taller hasta incluso crearles áreas para ayudarles con terapia a incorporarse a la sociedad, sentirse útil.
Acabo de recurrir a una palabra fundamental en todo ser humano: sentirse útil. Cuando una persona se queda sin empleo hace  una curva que refleja cómo en los primeros días o semanas aumenta la expectativa positiva de emplearse en un lugar mejor que el recién abandonado, hay cierto furor, se llevan curriculums de un sitio a otro.
Conforme transcurre el primer mes desempleado y no surge ninguna oferta concreta, la pesadumbre baja el ánimo de la persona e incrementa la desesperación; el agobio avanza al  ritmo de las presiones económicas de cubrir pagos, compromisos y responsabilidades.
La curva inicia su decremento conforme pasa el tiempo, la persona sigue desempleada, no cree más en encontrar un trabajo, se siente desechado, un inútil.
Cuando alguien no se siente útil, simplemente deja de aportar, se convierte en un nini.
Para llamar la atención es el incremento en la tasa de suicidio en los jóvenes, muchos son ninis.  También hay  ninis metidos en las drogas viviendo de la venta fácil de mano en mano, consiguiendo algo de dinero fácil; dormitando en sus casas hasta el mediodía y haciendo vida de noche con los amigos también ninis, con los que juegan billar, beben y hasta se drogan.
Cuándo les preguntas a qué quieren dedicarse, de qué vivirán,  contestan evasivas como si a la vuelta de la esquina aguardara el premio mayor.
Los ninis también forman parte del llamado bono demográfico y son la parte más delicada de este inminente cambio generacional: ¿quién velará por ellos cuando no tengan a mamá y papá para darles dinero, casa, cobijo, sustento y medicinas? ¿Quién lo hará cuándo estos ninis tengan más de 50 años y pasen a engrosar las filas de la carga y ociosidad en México?
Por supuesto hay que hacer de los ninis unos “sisis” según palabras de José Narro, rector de la UNAM.
Preocupa la falta de un plan eje, acaso una propuesta del senador Manlio Fabio Beltrones para facilitar la deducibilidad del ISR y IETU en aquellas empresas que contraten cada vez más jóvenes. Todos ellos merecen una política integral.
P.D.  Le invito a que opine del tema en mi blog  http//claudialunapalencia.blogspot.com.
*Economista y columnista especializada. Con estudios de doctorado por  la Universidad de Alcalá, tiene dos libros publicados y participa en distintos foros de radio y televisión con opiniones sobre educación financiera, economía y finanzas personales.  Puede contactarla en: claulunpalencia@yahoo.com

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