Exhiben hermosos y coloridos huipiles que representan a diversas etnias de México

Colección de Indumentaria Mexicana Luis Márquez Romay, la muestra integra huipiles de Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Yucatán, Quintana Roo, Tlaxcala, Michoacán, Morelos y Veracruz, algunos de los cuales datan de 1920.  

La indumentaria pertenece a dos colecciones: la de Luis Márquez Romay y la de la señora Carmen Romano de López-Portillo, y permanecerá abierta hasta el 21 de enero de 2011.  

En la exhibición, el espectador conocerá los diferentes huipiles y sus elementos específicos, dependiendo de cada grupo étnico, así como los diferentes nombres que reciben de acuerdo con el lugar donde provienen, de qué forma se tejen y cómo se usan y preservan.  

Los organizadores de dicha exhibición refieren que muchas de estas prendas ya no se elaboran como antes, aunque los Tzotziles de Chiapas continúan con su tradición al utilizar lana, plumas, pelos de conejo y algodón, cuyos huipiles los portan en eventos especiales como bodas.  

Explican que el huipil se trabaja en telar de cintura y consta de tres lienzos (solamente los huipiles cortos del Istmo de Tehuantepec se fabrican en una sola tira de tela industrial y se bordan a mano sobre un bastidor de madera).  

El material que se utiliza para su elaboración es el algodón y, en regiones frías, la lana.  

“El alma de México entretejida en un huipil” exhibe hupiles ceremoniales y de uso diario; los primeros los portan las mujeres en las bodas o en fiestas patronales. En este caso, acotan, existe la costumbre de tejer especialmente las imágenes de la Virgen María o Santa María Magdalena, en Chiapas.  

Las chinantecas, por su parte, elaboran un huipil rojo para el día de su boda, otro en color blanco con dibujos rojos para el diario y uno más para guardarlo hasta el día en que mueren, con la finalidad de ser enterradas con él.  

En el hipil -llamado así en Yucatán- el espectador puede apreciar claramente la influencia española. Se confecciona con tela industrial, lino, algodón o poliéster, y se borda en punto de cruz al que en maya llaman ‘shoc bi chuy’ o hilo contado.  

Este consta de tres piezas por lo que recibe el nombre de terno: jubón, fustán y una enagua interior. Cada una de las piezas va adornada con encajes, especialmente el fustán. En la actualidad usan una gran solapa alrededor del cuello.  

Dicho traje se complementa con joyas heredadas de las abuelas; rosario en filigrana de oro y coral y un rebozo de Santa María, San Luis Potosí.  

Los huipiles triquis, especialmente el de Chicahuaxtla, Oaxaca, son de los más espectaculares de la exposición, ya que son muy largos; llega hasta los tobillos, mientras que en la parte central de esta prenda destaca el trabajo más elaborado.   

Fuente:  (Notimex)

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