
Con “Cartas de un jubilado”, Tomás Segovia actualiza el mito de “Don Juan”
empecé a pensar que lo podía tratar en forma de novela”, expresó el escritor Tomás Segovia (Valencia, España, 1927).
Al finalizar la presentación de Cartas de un jubilado, en la Sala Adamo Boari de Bellas Artes, en la que participaron las escritoras Carmen Boullosa, Raquel Serur y Sandra Lorenzano, Segovia compartió que “había venido pensando desde muy joven que el mito del siglo XX, ya no era el mito de Fausto. A mí me daba la impresión de que ese mito había terminado con Doctor Faustus, de Thomas Mann, y la llegada de Hitler”.
Explicó que el mito de Fausto, ese que plantea que simplificando al máximo el conocimiento da poder, y que el conocimiento y el poder se imponen por encima del amor, concluyó, y por lo tanto se hacía necesario plantear otro mito: “Yo pensaba el siguiente mito tenía que ser el de Don Juan, es decir, al otro lado del conocimiento está el amor. Lo que pasa es que me ganaron la idea con el make love not war”.
Segovia señaló que en su novela epistolar sobre Don Juan, ahora ya jubilado de sus donjuanismo, éste le escribe a Doña Elvira Santaella, con el firme propósito de explicarse a sí mismo para entender “qué fue lo que le pasó a uno”, y también, sin el peso, de la condena de la Santa Madre Iglesia, esa “aliada del poder”. Por lo que calificó a su novela de “postcatólica”; pues “yo quería un Don Juan que el poder no lo pueda mandar al infierno”.
“Pensé que para escribir esta novela no podía ponerme solemne sino, al contrario, juguetón. Porque yo siempre he creído que lo que da su esencia y carácter propio a la narrativa es una gota de ironía… o varias. Una novela sin ironía es aburridísima, se cae de las manos”, resumió el autor de la antología Poesía 1943-1999 (FCE), o de los poemarios Salir con vida y Día tras día.
Concluyó que en la actualidad se han confundido los términos de seductor y conquistador (o burlador), que no son los mismos. “No se ha entendido lo que verdaderamente significa seducir, que no es ni conquistar ni engañar ni dominar, sino todo lo contrario. A eso juega mi seductor, ya retirado.”
Sobre la edición de su primera novela, después de haber publicado muchos títulos de poesía, traducciones y ensayos, señaló que “cuando uno escribe se pasan angustias, porque se está con uno mismo, pero lo que da mucho miedo es publicar; porque uno piensa: ¿qué pasa si lo entienden?, eso da terror”.
Por su parte, Carmen Boullosa, quien fue alumna de Segovia en un taller de poesía, señaló que Cartas de un jubilado es la suma de sus ensayos y poemarios anteriores. Porque crea un personaje fiel en extremo a sus convicciones donjuanistas que, sin embargo, ya ha pasado por el filtro, de la invención de la píldora y la revuelta feminista.
Boullosa dijo que, aunque el personaje Don Juan, y sus aventuras, ya no busca seducir mujeres, sino que colecciona “historias ficticias” de amores y desamores; el Don Juan de Tomás Segovia ha arribado a la madurez a la que define como “aceptarse a uno mismo sin máscaras ni velos”.
El Don Juan que nos propone Segovia, señaló Boullosa, “es su idea del mundo, ser un Don Juan es un asunto ético, nadie puede pertenecer a nadie, nadie puede adjudicarse la propiedad de otro ni sujetar al misterio”.
En su oportunidad Sandra Lorenzano, quien es miembro del sistema Nacional de Creadores de Arte (Fonca-Conaculta) y se desempeña como vicerrectora académica de la Universidad del Claustro de Sor Juana, para seguir la forma espistolar, escribió una carta al autor, donde le relata sus opiniones sobre la novela.
Expresó que las cartas a Elvira Santaella son el “largo ejercicio de seducción que es la escritura. Seducción que en el caso de los protagonistas de la novela, es también complicidad de viejos amantes. “Y allí está la poesía y está el lenguaje como creación en tanto descubrimiento, porque quitando lenta, morosa y amorosamente lo que cubre es como va apareciendo el cuerpo amado que, a la larga, no hay cuerpo deseado que no sea amado, como nos enseña tu epistolar amigo”.
También, Raquel Serur, especialista en literatura, profesora, escritora y ensayista, autora de El libro es un objeto peligroso, resaltó la “vuelta de tuerca” que Tomás Segovia dio con su novela al mito de Don Juan, a la que calificó de “una apuesta un tanto cuanto arriesgada de la que Tomás Segovia salió airoso”.
Destacó que, ya alejado de la tentación de seducir mujeres, el Don Juan de Segovia nos propone que “la única aventura posible en el mundo moderno, en el mundo de las desilusiones, es la aventura intelectual, que sólo puede existir como una suerte de retorno a su matriz original: la seducción en y por la palabra escrita”.
Agregó que el autor aclara mediante la novela espistolar en pleno siglo XXI, género de moda en los siglos XVIII y XIX, que el hecho de la seducción tiene que ver con lo más preciado a lo que puede aspirar el ser humano: la libertad. “A Tomás le queda claro que la búsqueda de Don Juan se contrapone a la domesticidad de amor burgués, sugiere así, que el amor doméstico burgués vive del sacrificio de ese otro tipo amor, del amor como aventura donde lo que se pone en riesgo es la totalidad del ser de los amantes”.
A finales del año pasado, Ediciones sin nombre publicó Aluvial, libro de poemas de Tomás Segovia; después vino su traducción del Hamlet de Shakespeare; este año la editorial publica la novela Cartas de un jubilado y está próximo a aparecer el libro de poemas Estuario y, próximamente se editarán sus Cartas cabales, que han alimentado su blog durante los últimos años, aseguró Ana María Jaramillo, editora, junto con el también poeta José María Espinasa, de la obra de Segovia en México.
Tomás Segovia hará una lectura de poemas y textos el próximo 21 de julio, a las 19:00 horas, en el auditorio de la Casa del Tiempo de la UAM.
Fuente: (CONACULTA)