Hugo Brehme, el mejor fotógrafo de la Revolución Mexicana

John Mraz y Mayra Mendoza, el conjunto de la obra de este autor alemán, en torno a los hechos de la Revolución Mexicana, lo convierte en el mejor hacedor de imágenes de este periodo histórico.

Así lo señaló Mayra Mendoza Avilés, subdirectora de la Fototeca Nacional, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), tras una revisión de la obra de Brehme sobre los sucesos revolucionarios, y a partir de la cual realizó la curaduría de la exposición Hugo Brehme y la Revolución Mexicana, actualmente en exhibición en la Fototeca del Centro de las Artes de Monterrey, Nuevo León. A partir de agosto podrá visitarse en la Ciudad de México, en el Museo Franz Mayer, y posteriormente viajará a Berlín, Alemania.

La investigadora del INAH, quien desde 2003 se ha dedicado al análisis de la fotografía de Brehme, particularmente de su etapa posrevolucionaria, refirió que las imágenes de la Revolución capturadas por Hugo Brehme (1882-1954), son puestas en escena de una violencia implícita, de una composición perfecta propia del fotógrafo de estudio, que ofrecen un ángulo poco conocido de la obra del fotógrafo alemán, más identificado por sus vistas pintorescas sobre México en los años 20 del siglo pasado.

Las fotografías de Hugo Brehme de este periodo —explicó Mendoza, también subdirectora del Sinafo— “están emparentadas con el gusto porfiriano. La exposición nos acerca a un fotógrafo que ve trastocado el orden social y aunque no represente el grupo social en el poder, no se acostumbra a ello. Ve que suceden cosas, ve que hay violencia, sin embargo, nunca retrata la sangre.

“En estas imágenes hay una perfección estética, una composición muy precisa del autor. No son las imágenes de los cañonazos, de P. Flores Pérez, de Sabino Osuna, son previas o posteriores a la escaramuza. Brehme, como fotógrafo de estudio, sacó el estudio a la calle, en sus vistas es fácil determinar la sección áurea. Logra imágenes estéticas, así se trate de los destrozos de la Quinta Colorada durante la Decena Trágica”.  

En palabras de la también autora del catálogo de esta exhibición que reúne más de 90 fotografías, Hugo Brehme realizaba verdaderas puestas en escena, indicaba sus “lugares” a los individuos que saldrían en la toma, a fin de balancear la composición. Ejemplos claros de lo anterior, son las imágenes de marinos estadounidenses y alemanes instalados en buques en el puerto de Veracruz, en abril de 1914, momento de la invasión estadounidense.

De ese hecho destaca una imagen de gran violencia implícita en la que se observa la desolación imperante en los alrededores de la Fortaleza de San Juan de Ulúa, los buques estadounidenses fondeando aguas nacionales y, en primer plano, una bandera norteamericana izada en nuestras tierras.

De esta afrenta sobresale también una fotografía del Monumento a Washington destruido. En la cartulina pegada a ese monumento, se lee: “Mueran los puercos y cobardes y ladrones y yanquis y maricas y patones gringos. ¡Viva México!, ¡Viva Hidalgo!”. El daño a esta obra se dio como represalia a la destrucción del Monumento a Juárez que existía en Veracruz, por los cañonazos de un buque estadounidense.

No faltan también imágenes de soldaduras y federales en Xochimilco; de las entradas de Venustiano Carranza y de Francisco Villa (de apariencia pulcra) a la Ciudad de México, de “cadáveres alineados” durante la Decena Trágica, de los hermanos Emiliano y Eufemio Zapata con sus respectivas esposas, por mencionar algunas.

Mayra Rojas abundó que el montaje de Hugo Brehme y la Revolución Mexicana surgió en un primer momento de la idea de la embajada alemana de recuperar de algún modo el catálogo de Michael Nungesser: México entre Revolución y romanticismo, editado en 2004 sólo en el país germano, pero que en realidad contenía pocas imágenes del movimiento armado.

“Entonces se hizo una recuperación de imágenes que habían sido publicadas en décadas pasadas como anónimas o atribuidas a otros fotógrafos, muchas de ellas son imágenes inéditas, realmente poco o nada conocidas”. La mayoría de ellas provienen de la Fototeca Nacional del INAH, del Instituto Ibero-Americano en Berlín y de los museos Franz Mayer y de Etnología de Hamburgo.

“Asimismo, la embajada alemana quería publicar el famoso retrato del ‘Caudillo del Sur’, pero les hice saber mis dudas sobre la autoría atribuida a Brehme, para ello  realicé un estudio a fin comprobar o descartar esta sospecha. Efectivamente la imagen no fue tomada por Brehme y la investigación se publicó en el número 36 de la revista Alquimia, del Sistema Nacional de Fototecas (Sinafo)”.

La exposición, finalizó, también fue posible al patrocinio del Servicio Alemán de Intercambio Académico, y la colaboración de diversas instituciones.

Fuente: (INAH)

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