Humberto Ávila, toda una vida recreando inolvidables momentos como fotógrafo taurino

Mexicana.

Su contacto con la fotógrafía taurina fue casi una casualidad pues, durante su juventud, trabajaba como actor de cine y ni por su mente pasaba dedicarse al arte de captar imágenes fijas. Beto, como cariñosamente le dicen en el medio, era conocido de Pedro Infante.

En el año de 1957 sucedió el trágico accidente aéreo en el que perdió la vida el Ídolo de Guamúchil; Entonces, Ávila recibió una herencia del difunto

“Pedro llevaba consigo una cámara fotográfica. Cuando sus familiares fueron a recoger los restos, se trajeron la cámara y me la obsequieron, diciéndome que esa era mi herencia. El caso es que guarde la cámara sin darle mucha importancia y pasó el tiempo”, recordó el maestro.

Siete años después, Humberto estuvo presente aquella tarde en la placita “La Aurora”, cuando Manolo Martínez debutó como novillero. Le gustó tanto la forma de torear de aquel muchacho, que coménzó a seguirlo a todas las plazas donde actuaba, y tuvo la oportunidad de que el matador Pepe Luis Méndez, que era su conocido, se lo presentara.

“Manolo tomó la alternativa en Monterrey y claro que fui a verlo. El matador me preguntó si yo era de dinero, pues notaba que hacía muchos gastos para ir a verlo a todas partes. Le dije que me gustaba mucho como toreaba, así que me invitó a ser ayudante de su mozo de espadas, El Pecas, así que ódía viajar a todas partes los fines de semana sin gastar un sólo peso, y el matador me daba algún dinero por mi ayuda”, explicó.

Tiempo despúes, por circunstancias y problemas, Humberto se salió del medio artístico. Fue entonces cuando Manolo Martínez le propuso integrarse definitivamente con él, así que ocupó el cargo como ayudante ya de fijo.

“Aquella cámara que había guardado, la saqué y le tomaba algunas fotos al matador, yo sin saber nada de fotografía, aunque él traía siempre un par de fotógrafos. Un día se las enseñé y no le gustaron, jajaja, me dijo que de fotógrafo nunca me iba a comer ni un bolillo”, recordó con alegría.

Sin embargo, el destino lo convirtió en fotógrafo taurino. El 23 de abril de 1970, en Aguascalientes, no llegaron los fotógrafos de Manolo Martínez, así que el maestro le pidió a Humberto que tomara las fotos.

“Ese día tomé yo las fotos y, al revelarlas, le gustaron mucho a Manolo, de tal forma que me dijo que ya me quedara como uno de sus fotógrafos. Yo no lo podía creer, pero mejor, así que dejaba de ser ayudante de mozo de espadas y me convertía en su fotógrafo”, recordó Humberto.

Las fotos las enviaba a diferentes medios de comunicación, a los que no les cobraba, ya que Manolo Martínez le pagaba directamente por todo el material. Al ver que su trabajo valía, otros diestros comenzaron a solicitar sus servicios, así que prácticamente andaba por todo el país, cubriendo la mayor parte de las ferias taurinas de la República.

“Durante toda su trayectoria, yo siempre estuve de planta con Manolo, que fue el que me metió en esto y al que todo le debo. Sin embargo también le realicé trabajos a otros toreros, como Eloy, Curro, Mariano Ramos, Jorge Gutiérrez, en fin, a muchos”, comentó.

Su hermano, José Ávila, aprendió el oficio y colaboraro con él, al igual que su hijo y  su sobrino, José Humberto, este último que iniciara en la fotográfia siendo todavía niño, trabajándole a Valente Arellano.

En una ocasión, José Humberto conoció a Julio Téllez, quien lo invitó a colaborar en su programa “Toros y Toreros”. De esta forma, el sobrino del maestro Ávila cambiaba la cámara fotográfica por la de video, pues filmaba para este programa taurino del Canal 11.

Eventualmente, y sin dejar de disparar con su cámara de fotos, Humberto Ávila le entró también al video. De hecho, sus videos son para la empresa de la Plaza México y para todos aquellos torros que quieran adqurirlos.

“Yo le agardezco mucho al doctor Rafael Herrerías que me permita realizar mi trabajo con todas las facilidades. Mis videos son para la empresa de La México, y también los vendo a los que quieran adquirirlos, y ya me he hecho de mis clientes”, expresó.

Su hijo también le ayuda a filmar, y son sus hijas las que se encargan de la edición de estos videos y a crear los dvd, pues “le saben bastante a la computadora”, como el mismo maestro Ávila platicó.

Humberto no ha dado el paso a las cámaras digitales, aunque sí ha tenido la oportunidad de disparar en alguna.

“Para mi son iguales, la única diferencia es la rapidez al momento de tener la foto. Por lo pronto, yo sigo utilizando la misma cámara de siempre”, dijo con firmeza.

Cuarenta años en el medio taurino se dice fácil, pero hay que vivirlos. De entre toda su amplia experiencia, el maestro tiene miles de anécdotas por contar, aunque es claro que nunca se deja de aprender en este ambiente.

“Yo sigo aprendiendo todos los días. Estoy convenido que nunca deja uno de aprender, y en este medio con mayor razón. Sigo con el mismo ánimo, con la misma alegría de cuando inicié en esto, y así seguiremos hasta que se pueda”, sentenció.

Fuente: (mundotoro.com.mx)

Leave a Reply