“Chicogrande”, historia sobre un héroe mexicano desconocido, la última cinta de Felipe Cazals

con sus vidas.

“Chicogrande” es un héroe desconocido que pelea en las filas de una menguada División del Norte en el convulsionado México de 1916; son los días de la Expedición Punitiva del Ejército estadounidense en el norte mexicano con la finalidad de capturar a Villa a raíz de los acontecimientos de Columbus, Nuevo México. Cazals recrea con sorprendente realismo, amén de incursionar con la ficción esos momentos que vivió esa región del país mientras Villa pasaba varios meses oculto en la cueva de Coscomate en la sierra chihuahuense. Historia y ficción congenian nuevamente en el trabajo del cineasta, donde construye a partir de los sucesos reales su propia versión, dando por resultado una película fiel a su autoría cinematográfica. Hecho histórico e invención, lo hemos visto ya en películas como “El apando”, “Canoa” y “Las Poquianchis”, cintas imprescindibles no sólo de la filmografía del director, sino también del cine nacional, a las que se suma ahora “Chicogrande”; de la realidad a la ficción y de la ficción a la creación del cine.

Poco se sabe lo que hizo Villa durante los meses que se ocultó del ejército del general John Pershing en las montañas de Chihuahua; ya no eran los gloriosos días de la otrora poderosa División del Norte, Villa estaba herido de una pierna y no tenía más remedio que convalecer oculto en la serranía. De ahí todo ha sido materia dispuesta para la ficción; sin embargo, Cazals deja de lado a Villa como personaje histórico, y opta por lo que ocurre alrededor, de cómo sus hombres le consiguen un médico sacrificando tristemente sus vidas con tal de que fuera atendido su general sin que fuera atrapado por los gringos; de los padecimientos que vivieron los pobladores bajo un ejército de ocupación con aval del carrancismo; de la organización de la gente para salvar a “Chicogrande” en su huida, o la visión del país de los invasores, una mirada de desconcierto y desprecio profundos por una tierra donde no comprenden la lengua ni la vida de quienes habitan estos lugares.

Cazals hace una cinta de la Revolución Mexicana, tema tan recurrente en nuestro cine, bajo una mirada de nuestro tiempo; se dejan de lado los caudillos o jefes revolucionarios y el protagonista es un hombre común del pueblo, “Chicogrande” y la gente son los grandes protagonistas de la historia, no es Villa rodeado de su figura legendaria de general; sólo hombres y mujeres comunes quienes protagonizan la historia, las actuaciones se apoyan de los diálogos propios del campo o del burdel; los sentires, la soledad o amargura de sus seres son esenciales para ver la lucha de un pueblo, que al final encarna de magistral hechura en la persecución del jinete muerto que pelea hasta el final y, sin rumbo, corre por los horizontes de la sierra, la escena más cinética, apoyada solamente en el movimiento y el impecable apoyo del sonido.

En la más reciente producción de Felipe Cazals no están las secuencias largas y oscuras que lo caracterizaron en sus películas de antaño (compárese cualquiera de las tres cintas mencionadas), los planos largos continúan, pero ahora con un desarrollo claramente más dinámico, y la violencia, siempre un recurso cabal de sus cintas, continúa percibiéndose de manera fidedigna, pero menos estridente y sangrienta. El director, tal vez sin proponérselo, está confirmando una nueva etapa en su carrera que ha pasado la prueba del tiempo a la que se enfrentan los directores de su generación, y es la de no repetirse o caer en los propios clichés, basta ver “Chicogrande” para darse cuenta.

“Chicogrande” (México 2010, basado en una historia de Ricardo Garibay); dirección y guión: Felipe Cazals; fotografía: Damián García; música: Fernando Corona; edición: Óscar Figueroa; producción: Fidecine, Imcine, Sierra Alta Films, Fernando Gou y Gerardo Barrera. Reparto: Damián Alcázar (Chicogrande); Daniel Martínez (Butch Fenton); Juan Manuel Bernal (médico gringo); Patricia Reyes Spíndola (“La sandoval”); Iván Rafael González (Guanzáras); Bruno Bichir (Úrsulo Tapia) y Alejandro Calva (Francisco Villa).

Comentarios a esta nota: benjamin.solis@azteca21.com

Foto: Cartel de una cinta que ofrece una visión sobre el entorno de la Revolución Mexicana.
Cortesía: Cineteca Nacional.

 

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