La silla de montar de Zapata, una pieza única que simboliza casi cien años de la historia nacional

importantes de la Revolución Mexicana, el general Emiliano Zapata Salazar.

Obsequiada al Caudillo del Sur, junto con el caballo alazán de nombre “As de Oros”, por el general carrancista Jesús Guajardo, quien a la postre se convertiría en su verdugo, la silla de montar es una pieza clave de la exposición Zapata en Morelos, que se inaugurará en los primeros días de julio en el Museo Nacional de Historia (MNH) Castillo de Chapultepec.

La historia oral cuenta que durante la mañana del jueves 10 de abril de 1919, Zapata estuvo rondando la Hacienda de San Juan Chinameca, en Morelos, indeciso de entrar porque desconfiaba de Guajardo, quien insistentemente enviaba emisarios para invitarlo a comer. Finalmente, hacia las 2:10 de la tarde, aceptó la propuesta y montó su caballo, y escoltado por diez hombres el general se dirigió hacia la entrada de la finca.

La dramática escena es narrada en detalle por el mayor Reyes Avilés, quien esa tarde estuvo presente:

“Lo seguimos diez, tal como lo ordenara (Zapata), quedando el resto de la gente muy confiada, sombreándose debajo de los árboles y con las carabinas enfundadas. La guardia formada parecía preparada para hacerle los honores. El clarín tocó tres veces llamada de honor, y al apagarse la última nota, al llegar el general en jefe al dintel de la puerta, de la manera más alevosa, más cobarde, más villana, a quemarropa, sin dar tiempo para empuñar las pistolas, los soldados que presentaban armas, descargaron dos veces sus fusiles y nuestro inolvidable general Zapata cayó para no levantarse más”.

Precisamente, la montura, en la que ese día Emiliano Zapata perdió la vida al instante, y otros objetos tan íntimos, como la ropa y el sombrero que portaba el trágico día de su asesinato, se podrán apreciar en dicha exposición organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) y el Gobierno del Estado de Morelos.

La suerte que corrió la silla tras el asesinato de Zapata es un misterio irresuelto, pues de aquella emboscada su caballo “As de Oros” salió indemne del ataque y se llevó en el lomo la montura. Se desconoce en qué momento llegó a manos de Gil Muñoz Zapata, sobrino del jefe revolucionario.

Lo cierto es que permaneció en su casa hasta 1956, año en que comenzó la historia dorada de la pieza, vinculada con jefes de Estado, exposiciones multitudinarias y homenajes nacionales.

A partir de esa fecha, fue entregada al Gobierno de Morelos con la intención de que se exhibiera en el Museo de la Revolución del Sur, en Tlaltizapán, Morelos, lugar que fuera el cuartel general zapatista. Pero en diciembre de 1976, el entonces gobernador, Armando León Bejarano, la regaló al entonces presidente José López Portillo, quien desde ese momento la mantuvo guardada en su casa.

Para los paisanos del jefe revolucionario esta silla desde siempre ha connotado mucho más que una simple antigüedad. De acuerdo con el director del Centro INAH-Morelos, el antropólogo Eduardo López Calzada, “la historia que hay detrás de ella es de suma importancia para los morelenses”.

Tuvieron que pasar 32 años para que aquella emblemática montura por fin formara parte del patrimonio cultural de Morelos. El 13 de agosto de 2008, Sasha Montenegro, viuda de López Portillo, la devolvió al gobierno del estado para finalmente ser expuesta en el Museo de la Revolución del Sur, para el disfrute de los morelenses.

A partir de entonces, los mejores tiempos para la montura del general revolucionario estaban por venir con el proyecto que el restaurador José Nau Figueroa emprendió en noviembre de ese mismo año en el Centro INAH-Morelos. La labor consistió en una limpieza superficial, la aplicación de fungicida y lubricación de la piel, dado que había sido descuidada y tenía polvo adherido, deformaciones en sus estribos, abolladuras en el adorno de plata de la cabeza, además de fisuras en general y roturas en los hilos del bordado.

Si bien la montura sólo estuvo en posesión del jefe revolucionario unos cuantos días —desde que se la obsequió el general Guajardo, hasta que fue emboscado y asesinado—, lo cierto es que tuvo que recorrer todo ese periplo para poder ser expuesta en el Museo de la Revolución del Sur, justamente en el estado natal de Emiliano Zapata.

El punto culminante del devenir de esta pieza ocurrirá cuando se exhiba en el Castillo de Chapultepec, en dicha exposición cuyo eje central son los objetos personales del general revolucionario, entre los cuales la montura es una de las piezas clave de un hombre que vivió a caballo la Revolución y que, según la historia, se negó a sentarse en la otra silla, la presidencial.

Sobre esta última silla que también formará parte de Zapata en Morelos, el Caudillo del Sur se refirió a ella como “mágica, porque cuando alguien bueno se sentaba en ella, al levantarse ya se había vuelto malo”.

También se podrán ver la baraja que el jefe revolucionario amarraba a su traje con un listón, su talismán que era una piedra ágata, su cama y algunas armas, entre ellas la pistola que Francisco Villa le regaló el día de su encuentro en Xochimilco; y su rifle, el cual lleva grabado su nombre a un costado.

Además se presentarán dos fotografías inéditas, una de cuando el revolucionario era niño y otra de su rostro joven que se dice le envió a una novia, así como obras plásticas elaboradas por artistas contemporáneos que dan cuenta de la geografía morelense que transformó el caudillo.

Fuente: (INAH)

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