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Entrevistas - May 31, 2010

“Silver King”: el hombre y el personaje (3ª parte)

luchador que sabe cómo vencer a sus rivales y enardecer al público. Además, su leve acento norteño, lagunero, aún permanece como su indeleble seña de identidad, y con éste me habla de momentos esenciales en su vida.

¿Cómo recuerdas el momento de la muerte de tu padre?

Ahorita estoy más curado de ese sufrimiento, después comienzas a extrañarlo, lo extrañas todavía, pero es difícil asimilarlo, ¿por qué?, porque uno no cree que nuestros padres algún día se van a ir, o un tío o un hermano, pero creo que ése es uno de los dolores más grandes, perder a tu padre; mi madre, gracias a Dios, aún vive, pero no tenemos la vida comprada, igual yo me voy primero o mi madre o tú, no sabemos, esperemos que no porque tenemos familia, pero es una regla. Desgraciadamente, nuestra cultura nos enseña a crecer, a querer triunfar, pero no nos enseña a morir, no nos preparan para la muerte, debemos entender que es un proceso natural al que todos vamos a llegar y debemos verlo como tal, claro, no dejo de extrañarlo porque mi padre fue un gran hombre… Nosotros, mi hermano y yo, siempre nos hemos mantenido trabajando, gracias a Dios, él venía a vernos, estaba una semana conmigo, otra con mi hermano, donde nosotros tratábamos de hacerle su estancia agradable. Él, cuando venía, pues se sentía importante porque la gente lo reconocía, lo subían al ring los promotores, los luchadores, lo saludaban, incluso hubo una ocasión en la que mi hermano y yo nos presentamos juntos, donde el comisionado Ray Mendoza se acercó y, como eran rivales en sus tiempos, sentía el celo de por qué mi padre sí estaba arriba del ring y él no, se bajó mi papá y le dijo: “¿Tú qué tienes?”, y se quisieron ahí aventar un tiro. Entonces revivir esa rivalidad donde… yo propuse un día una lucha, pasó lo mismo con El Rayo de Jalisco, había una rivalidad entre mi hermano y yo contra el Rayo de Jalisco, y le dijimos: “¿Por qué no hacemos algo interesante, por qué no traes a tu padre como second y nosotros traemos al nuestro, y a ver qué pasa?”, pensando yo en darle vida a mi padre, en hacerlo sentir bien, a mí qué más me gustaría que yo tuviera un hijo triunfador, a lo mejor un hijo luchador famoso, y que de repente dijeran: “Ah, mira, está Silver King, el hijo del… [lo piensa] Doctor X, ah, mira, está el papá del Doctor X, también es famoso, a ver, súbelo”, ah, y la gente… O sea, yo pienso que a mi papá le dábamos esa chispa, esa vida, esa satisfacción de que sus dos hijos eran triunfadores.

¿Qué hacías cuando murió Doctor Wagner?

Yo estaba luchando cuando el accidente… fue en marzo, no recuerdo exactamente qué día, creo que el 27 de marzo, estaba luchando en la Pista Revolución precisamente, había luchado, cuando llego a casa y el promotor Carlos Maynez, que era el presidente de la UW en ese tiempo, me avisó que quería que me fuera urgentemente a Torreón porque mi padre había tenido un accidente, que había ocurrido en domingo en el trayecto de Nuevo Laredo a Monterrey, ellos tuvieron un accidente, se voltearon ahí, fue donde murió el Ángel Blanco. Mi papá venía manejando, entonces yo lo primero que pensé fue… eran ya las ocho, nueve de la noche, ya no había salidas en avión a Monterrey, la otra opción era irme en camión, pero si me iba en avión o en camión iba a llegar al mismo tiempo, cuando llegué, mi padre ya estaba operado. Recuerdo mucho que tenía los labios secos y le estaban dando agua con una gasa, y de ahí su lucha, porque los doctores decían que Doctor Wagner ya no iba a volver a caminar, y mi padre decía: “Ah, chinga, pues qué son dioses o qué, yo voy a volver a caminar”, y lo logró, eso es algo que a mí me impresionó mucho de él, su fuerza, sus ánimos de seguir adelante, porque a lo mejor muchos quedan en una silla de ruedas y piensan que ya terminaron sus días, pero mi padre no, luchó, luchó y le echó ganas hasta el último día de su vida, precisamente ése fue el problema por lo que falleció, porque se sobreentrenaba y eso afectó mucho su corazón.

En el ring se desata la catarsis y se dispara la adrenalina, pero también los aplausos se vuelven adictivos, ¿cómo vive esto el luchador?

Pienso que como luchador se vuelve parte de ti, creo que si te lo quitaran de la noche a la mañana se moriría una parte muy importante no de tu cuerpo, pero sí de tu ser, ¿por qué?, porque, imagínate, hacerlo durante tantos años. Una vez tuve un pensamiento en Japón, en el Sumo Palace, me acuerdo de una lucha muy importante en la que Black Tiger se paró, salió y vio a la gente, y ésta lo ovacionaba, lo reconocía, y pensé: “Si muriera en este momento, moriría feliz”, claro, rápidamente lo reaprendí porque no quería que eso pasara, pero lo llegué a pensar, y eso fue hace como unos cinco años, fíjate, lo llegué a pensar, pero no, creo que no es tiempo todavía, ¿por qué?, porque tu proyecto de vida, tus hijos aún están chicos, necesitan de ti. Creo que en el momento en que mi padre murió fue bonito, porque nosotros ya no dependíamos de él, mis hermanos ni yo ni mi madre, que económicamente quedó bien. Mi papá vivía mejor que un millonario porque él se levantaba a las diez de la mañana, desayunaba, se iba al club deportivo, nadaba, hacía pesas, se asoleaba, regresaba, comía, se recostaba un rato; tenía un sitio de taxis, iba a administrar o también se metía a manejar, como que él trabajó mucho y lo disfrutó al final de su carrera, pues él se retiró por causas de fuerza mayor, fue un accidente, no sé si conociste la causa, pero se retiró por eso, creo que eso es lo que uno tiene en mente.

¿Cómo es un día normal de Silver King?

Silver King se levanta a las siete de la mañana a dejar a su hijo a la escuela, porque en la ciudad de México debes tomar tus precauciones, ya sabes, lo clásico, tratas de desayunar algo rápido, a dejar al hijo a la escuela, y de ahí, si tienes cosas que hacer, pues se te va el día rápido. En un día de trabajo pues es estar temprano en la cita, en el punto de fuga, tratar de estar temprano en donde tienes la cita, y si puedes seguir preparándote como lo estoy haciendo ahorita, el sol, al rato hago unas sentadillas y lagartijas, y salgo como los pinches toros de Miura, así es que cuidado, porque Silver King viene cabrón, viene fuerte. Entonces yo no soy un luchador que diga estoy aburrido, no, al contrario, ahorita me distraigo, me asoleo, hago unas lagartijas, y al momento de la lucha la pinche presencia, la presencia es lo que va a contar y la gente lo ve, lo siente, esa vibra que tienen los hermanos Wagner o Silver King, ésa es la atracción para la gente, lo que le transmites. Pero sí subes así, desanimado, a lo mejor subes crudo o desvelado, no me gusta, nunca en mi vida he subido en estado de alcoholismo, subir a un ring ni con drogas ni crudo, es más, después de la función lo que quieras, antes nada.

¿Te gusta leer, el cine…?

Me gusta leer, la música variada. En lo espiritual, estuve un tiempo en un templo cristiano, te enseñan a orar en todo momento y en un momento que tienes de receso puedes dar gracias a Dios, puedes orar para que tu día salga bien, sea magnífico. En los ratos libres, bueno, pues tratas de dormir, cuando tienes trabajo en exceso lo que quieres es dormir. Me acuerdo de que mis sobrinos decían: “¿Qué te acuerdas de tu tío?, no, pues nada, me acuerdo que nomás se la pasaba durmiendo”, o sea, cuando uno se la pasa trabajando, pues se la pasa durmiendo, entonces ya te despiertas, vas al gimnasio un rato, regresas, comes, descansas y a trabajar, porque antes había una actividad más intensa del diario, diario, ahorita han bajado las cosas por cuestiones económicas, pero antes era diario, diario, diario… Yo recuerdo otra cosa de eso que tú dices, de un día que Silver King iba molesto, iba renegando un lunes a la ciudad de Puebla, donde se baja renegando del carro, de repente siento que me jalan, volteó y era un señor joven sin piernas en un carrito, maltrecho y todo, me dice: “Ah, es que yo los admiro mucho, yo quisiera ser como ustedes”, imagínate lo que sentí en ese momento, ¿no? Venía renegando de mi condición, de mi trabajo, pienso que fue un ángel que Dios me envió para que me diera un jalón de orejas porque a esa persona jamás la volví a ver y nunca supe de él, entonces pienso que eso fue como un jalón de orejas, mira, ve lo que una persona quisiera ser, estar en tu lugar. Creo que desde entonces Silver King nunca volvió a renegar, tratar de llevarte la vida sana, tranquila, para que no sientas eso, ese cansancio, pues es una disciplina, o sea si eres un deportista de alto rendimiento, pues tienes que hacerlo.

Has tenido una vida fascinante, ¿te gustaría escribir un libro de memorias, dejar un testimonio?

Tanto tanto no pienso, necesitaría un buen escritor, para dejar un testimonio y contar de mi padre, de mi madre, hacer detenidamente un autoanálisis e ir recordando día tras día, igual en un calendario, igual con fotos, solicitar a amigos de la preparatoria, de primaria, parientes… Creo que sería interesante, sería bonito, pero para eso se necesita tiempo y alguien que invierta en el proyecto porque si nosotros lo quisiéramos tomar igual y uno prefiere invertir en otras cosas, ¿por qué?, como decíamos antes, volvemos a lo mismo, por la cultura.

¿Deseas agregar algo?

Estábamos hablando de los países, entonces que Japón a mí se me hace un país maravilloso, su cultura, su comida, su gente, sus mujeres, es bonito ver a los niños cómo son educados, la capacidad que tienen y por eso son potencia mundial, porque como que muchos tenemos la mentalidad de sé astuto en los negocios y vas a triunfar, pero no, yo pienso, como dicen por ahí, haz lo que te gusta hacer –y con eso podemos rematar– y nunca vas a trabajar en la vida, y ése es el caso de Silver King, cerramos bien, ¿no?

Ah, ¿sí puedo poner lo que dijo tu padre, de que tú no necesitabas su nombre y tu hermano sí?

Sí, si a él le duele o le puede es su problema.

Así concluyó la entrevista con Silver King, el luchador estelar que vive su personaje sin olvidar al hombre que le da vida, en una simbiosis admirable, que los proyecta para ser uno solo: un héroe de los encordados, un ídolo para miles de aficionados, casi tantos como los que lo quisieran defenestrar, y un deportista ejemplar en más de un sentido. Por último, quiero agradecer a César, el hombre, quien, a pesar del hermetismo plausible del mundo del pancracio, me permitió compartir con él, durante varias horas, momentos personales, únicos, inolvidables para un simple aficionado como yo. Hasta la próxima, campeón.

Comentarios a esta nota: gregorio.martinez@azteca21.com

Foto: Silver King, un luchador de clase internacional.
Cortesía: Sitio Oficial AAA.

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