Nellie Happee abre el baúl de sus recuerdos dancísticos

más altos niveles.
Este fue uno de los tantos recuerdos que la coreógrafa compartió la noche de ayer miércoles en el Teatro de la Danza dentro del ciclo Conociendo a…, organizado por el Centro Cultural del Bosque de INBA-Conaculta.
La noche fue emotiva, nostálgica, como ha sido la personalidad de Happee, quien estuvo rodeada de amigos, colegas y amantes de la danza que se dieron cita en este recinto para rendirle un tributo más por sus 80 años de vida y 60 de trayectoria artística. Entre los asistentes estuvieron Sylvie Reynaud, directora de la Compañía Nacional de Danza; Magnolia Flores, directora deL Ballet Independiente y la bailarina Rossana Filomarino.
Durante casi dos horas, la creadora emérita del Sistema Nacional de Creadores de Arte compartió algunas anécdotas durante su andar en el mundo de la danza, así como reflexiones sobre la profesión.
Carmen Correa fue la encargada de provocar las remembranzas en Happee, quien se mostró entusiasta por comunicar sus recuerdos en un marco idóneo: fueron colocados elementos escenográficos alusivos a una de sus máximas creaciones y de las más queridas por ella: ¡Esquina bajan!
La pregunta obligada fue en torno al momento en que la danza la atrapó, a lo que la homenajeada respondió: “Desde el kínder demostré habilidades, en todos los bailes participaba, así que le dijeron a mi abuelita que tenía aptitudes y me llevó a la academia”.
Sin lugar a dudas este fue uno de los momentos más emotivos de la noche, ya que Happee llevó una caja donde guarda sus primeras zapatillas, con las cuales se paró de puntas por primera vez, cuando tenía aproximadamente cinco años de edad.
Fue durante sus primeros años de vida que Happee desarrolló su sensibilidad, algo que agradece a sus maestros de primaria: “Tuve mucha suerte con mis tutores, pues me enseñaron algo que aún me sigue enriqueciendo e influye en mi trabajo, y es encontrar la belleza que no es obvia, como la de las flores más pequeñas del campo, que todavía sigo admirando”.
Sus estancias en el extranjero fueron recordadas con profundo agradecimiento por la coreógrafa (estuvo en Estados Unidos y en Francia), pues confiesa que sin esas experiencias no hubiera crecido profesionalmente.
“Es una etapa de mi vida que fue muy valiosa, porque aprendí a valerme por mí misma, algo necesario en esta carrera que es muy dura y hay que saber luchar. Asimismo, estar en esos países me enseñó a que un artista no debía limitarse a una sola manifestación, sino enriquecerse de otras para obtener una formación integral”.
Uno de los momentos definitivos en su carrera fue cuando su pasión por la danza fue cuestionada por uno de sus maestros, el connotado Xavier Francis. Happee recuerda cuando este personaje preguntó a todos los miembros de su clase la razón por la cual bailaban.
“Mis compañeros dijeron discursos muy técnicos sobre su interés por bailar, en tanto yo le dije a Francis que no era masoquista, que yo bailaba por placer, por sentir el dominio de mi cuerpo, por el gusto de surcar el espacio. No le gustó mucho mi respuesta, pero mírenme, eso es lo que me ha mantenido hasta hoy”.
La coreógrafa no podía dejar de hablar de su labor como docente. Ha sido formadora de varias generaciones, sobre todo de niños y jóvenes, con los cuales ha tenido gran empatía. Este contacto le ha permitido dar un valor especial a los bailarines.
“Siempre he respetado a mis intérpretes. Sin ellos las obras no existen. Es una suerte encontrar a bailarines que se sumen al proceso coreográfico de uno. Es satisfactorio encontrar cómplices creativos y retroalimentarnos. Ejecutantes comprometidos facilitan aún más la cadena creativa”.
Ante la pregunta sobre la fuente de inspiración de Nellie Happee, ésta respondió que generalmente está en la música, pero confiesa que también en sus luchas internas: “Aunque no lo parezca soy muy tímida, así que las coreografías han sido una forma sacar eso que llevo dentro”.
Los viajes también han sido una fuente de enriquecimiento para su proceso creativo; la coreógrafa está convencida que descubrir nuevas cosas de otras culturas ha sido primordial en su bagaje personal y profesional.
Finalmente, la entrevistadora le preguntó sobre su presente, sobre lo que le gustaría tener en este momento, a lo que Happee contestó: “Quisiera recuperar, si no toda mi salud, al menos una parte de ella y seguir haciendo cosas”.
Enseguida, se le planteó la posibilidad de que, una vez partiendo de este mundo, pudiera estar de frente a Dios: ¿Qué le gustaría que le dijera este ser supremo cuando la tenga ante él? le preguntó Correa a la coreógrafa, quien respondió: “Qué bueno que te atreviste a vivir con pasión y entrega”.
GJB
Fuente: (CONACULTA)