Presentaron “Sonetos para cuando ya se va uno a morir”, de Alejandro Aura, en la Casa Refugio Citlaltépetl

sonetos que hace dos años recibí en mi correo electrónico (ignoro si el autor se los envió a alguien más, a manera de ejercicio colectivo, o sólo a mí) y que demuestra que toda publicación es también una conversación interrumpida pero prolongada en el tiempo. ‘Sonetos para cuando ya se va uno a morir’ es otra forma de seguir conversando con Alejandro Aura”, señaló ayer Julio Trujillo durante la presentación de este libro póstumo del poeta mexicano fallecido en Madrid en julio de 2008.

Trujillo, previamente, hizo referencia al 22 de abril de 2008, cuando recibió un correo electrónico del autor de “Volver a casa”, en el que se incluía un soneto-invitación a ejercitar esta forma poética:

¿No quisieras jugar a hacer sonetos?,
son fáciles de hacer en encomienda
pues pones los acentos en tu menda
y verás que no tienen más secretos.

Pueden ser ardorosos o discretos
y tratar pura cosa que trascienda
o ser como envoltorios de la tienda
con pedazos de carne y esqueletos

de alambre y fibra en posiciones locas
o meter en sus huecos filtraciones
de trasuntos de amor que hayas dejado

o les puedes meter lo que no tocas,
lo que no cabrá nunca en tus canciones,
lo que nunca se ha dicho ni soñado.

Éste, titulado “Soneto de trabajo”, está incluido en “Sonetos para cuando ya se va uno a morir” (Ediciones Sin Nombre, México, 2010). Y Trujillo le entró al juego y le respondió con otro, que leyó ante el público reunido en la Casa Refugio Citlaltépetl, donde se efectuó la presentación. Aura, a su vez, le respondió con el “Soneto con cristal”, que Trujillo, “uno de los más brillantes poetas de su generación”, a decir de José María Espinasa, contestó con otro, del que ya no obtuvo respuesta.

Por su parte, Eduardo Vázquez Martín afirmó que Alejandro Aura había elegido esa forma poética para hablar de la muerte, para mirarla de frente y cuestionar su naturaleza, pues, enfermo de cáncer, se dedicó a escribir en su blog (http://www.alejandroaura.net/wordpress/), para quitarle a la muerte su solemnidad, recibirla jugando, y que fue su amor a la vida, no el temor a aquélla, lo que lo impulsó a escribir los sonetos que ahora llegan al papel dentro de la colección “Cuadernos de la Salamandra”, de la editorial independiente mexicana.

Finalmente, Chema Espinasa, también poeta y editor del libro, indicó que hace dos años Aura le envió a Ana María Jaramillo unos relatos para publicarlos en Ediciones Sin Nombre (ESN), del que alcanzó a ver pruebas, pero no a verlo publicado. Más adelante, añadió, hablaron con Milagros Revenga, compañera de Aura, a fin de publicar varios trabajos literarios de éste, como sus crónicas de viaje y algunas obras de teatro agotadas.

Agregó que el también actor y locutor gustaba de recitar los sonetos de Lope de Vega, Sor Juana, Quevedo, que tenía muy buen oído, y que tal vez por eso eligió la forma cerrada del soneto, el cual, quizás, para Aura facilitaba el disimulo del dolor, para hacerle un guiño al lector y decirle que no sólo está leyendo un poema, sino un soneto de cuando ya (un ya enfático, subrayó) vas a morir, que busca la complicidad del lector, en un literario desafío a la muerte.

Por último, agradeció a Revenga por confiar en ESN para la publicación de los sonetos e invitó a los presentes a adquirir el libro y comprobar la sabiduría del verso clásico de Alejandro Aura. Entre la intervención de cada uno de los autores susodichos, Margarita Castillo leyó, con fondo musical, varios de los “Sonetos para cuando ya se va uno a morir”.

Comentarios a esta nota: gregorio.martinez@azteca21.com

Foto: Margarita Castillo, Eduardo Vázquez Martín, Julio Trujillo y Chema Espinasa durante la presentación de los postreros sonetos de Alejandro Aura en la ciudad de México.
Azteca 21/Gregorio Martínez M.

 

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