
Por fin en México ”Mi juventud”, de Winston Churchill, reconocido unánimemente como el mejor libro jamás escrito por este insigne estadista
las primeras experiencias escolares de Churchill lejos de su familia en los internados ingleses, hasta su fuga de un campo de prisioneros durante la Guerra de los Bóer en África del Sur, pasando por las marchas nocturnas, el entrenamiento en las academias militares, su participación como observador junto a las fuerzas del general Martínez Campos en los enfrentamientos de la Guerra de Cuba, en las batallas del Valle de Mamund en la India, su intervención en la última y más famosa carga de caballería del Imperio británico contra los derviches sudaneses en las planicies de Omdurman o su lucha por hacerse con un escaño en la Cámara de los Comunes.
Según el director de la editorial Almed, Jerónimo Páez, traductor junto a Fernando Miranda de Mi primera juventud, este título es “reconocido unánimemente como el mejor libro jamás escrito por este insigne estadista”.
En este sentido, subraya que “el entusiasmo por la vida” de Churchill se desborda en las páginas de esta obra. No obstante, precisa que la presente obra “es mucho más que un libro de aventuras”.
Así, Jerónimo Páez señala que es “un retrato elegíaco de un maravilloso periodo, pleno de contenidos eduardianos, que está a punto de expirar en vísperas del estallido de la Primera Guerra Mundial, y que muestra al lector en toda su complejidad a uno de los más extraordinarios personajes del siglo XX”.
El director de Almed indica que a lo largo de los capítulos de Mi juventud se podrá ir descubriendo “la inagotable inquietud y curiosidad del autor, la nostalgia por el padre ausente y la influencia que sobre él tuvo un caduco sistema escolar”.
Por otro lado, señala que el nieto del séptimo duque de Marlborough e hijo del destacado político conservador Randolph Churchill y Jennie Jerone abrazó durante su juventud la carrera de armas, aunque poco después se sintió atraído de forma inexorable por las letras y la política.
Añade que en la dilatada carrera de servicio público de Churchill ocupó numerosos cargos en diferentes gobiernos británicos, siendo primer ministro en 1940, puesto que volvió a ocupar en 1951. Dos años más tarde, la Academia Sueca acordó conceder a este “ejemplar soldado y estadista, además de brillante historiador, escritor y orador, el Premio Nobel de Literatura”. También, recuerda Jerónimo Páez, que recientemente, y por votación popular, fue elegido el británico más célebre de la historia.