Estudios en murales de Teotihuacan confirman la extensión del linaje de un gobernante de la antigua Ciudad de los Dioses en Tikal, Guatemala

Estela 31 de Tikal que alude a la línea dinástica de Atlatl-Cauac o “Búho Lanzadardos”, posible gobernante de Teotihuacan entre 374 y 439 d. C., y cuyo hijo,  Yax Nuun Ayiin I, fue señor de Tikal. El emblema de este linaje estaría representado por la imagen de un ave con un escudo, que se observa en los murales teotihuacanos, indicó el doctor Raúl García Chávez, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta).

De esa manera, habría una correlación con el registro descrito en Tikal y otros sitios mayas de fines del siglo IV, donde aparece el hijo de “Búho lanzadardos”, Yax Nuun Ayiin I, como dirigente de Tikal hacia 379 y 404 d. C., comentó el investigador durante su reciente participación en la VI Jornadas Permanentes de Arqueología, efectuada en el Museo del Templo Mayor.

El arqueólogo, adscrito al Centro INAH-Estado de México, destacó que a partir de 370 d. C. en el registro iconográfico de Teotihuacan comenzó a aparecer una serie de figurillas entronizadas, con anteojeras y tocado, posibles símbolos del gobernante supremo de esa metrópoli del Altiplano Central mexicano.

Esta iconografía parece indicar que el gobernante de Teotihuacan “pertenecía a un clan cuyo emblema era un búho con un escudo en el pecho, atravesado por un mano que empuñaba un dardo de atlatl o el atlatl mismo. A veces fue representado con un tocado de borla de algodón y con las anteojeras; y en otras, sin anteojeras, pero entronizado”, explicó el especialista.

Lo que se tiene en la Zona Arqueológica de Teotihuacan —continuó— “es evidencia muy fragmentada. Algunas representaciones de los murales teotihuacanos, entre ellas la de una ave con plumaje verde que sostiene un atlatl y un escudo, podrían referir a este personaje, ‘Búho lanzadardos’, o quizás a una advocación del mismo como elemento mítico.”

“Este numen, por llamarlo de algún modo, se ha encontrado en numerosos ejemplos en la pintura mural teotihuacana. Sin embargo, la mayor parte de estas obras están fragmentadas y nos hacen incomprensible el discurso iconográfico”.

Lo anterior no descarta —dijo—, que futuras excavaciones en este sitio arqueológico del Estado de México permitan encontrar un mural lo suficientemente completo como para entender esta historia.

De acuerdo con el especialista, en la Estela 31 de Tikal se tiene descrita la línea de sucesión del linaje de “Búho lanzadardos”, así se tiene a su hijo Yaax Nuun Ayiin, gobernó la urbe maya entre 379 y 404 d. C., y al sucesor de éste en el trono, Siyaj Chaan K’awiil II, gobernante de Tikal de 411 a 456 d. C.

Otro descendiente de “Búho lanzadardos” que no aparece en la Estela 31, pero sí en otros monumentos de la zona arqueológica guatemalteca, es su nieto K’an Chitam, señor de Tikal entre 458 y 486 d. C., quien enfrentó una guerra contra la ciudad maya de Calakmul (Campeche). Tras la derrota sufrida se prohibió la hechura de nuevas estelas en Tikal.

Además de las posibles representaciones de “Búho lanzadardos” en murales y figurillas teotihuacanas, “en la Estela 31 de Tikal, su hijo, Yaax Nuun Ayiin, está representado como un guerrero teotihuacano, con escudo y lanzadardos (símbolos de legitimidad a través de su línea paterna); y en esculturas teotihuacanas aparece con los mismos elementos a manera de gobernante”.

Un aspecto igualmente importante es la arquitectura y la traza que guarda el Grupo E, en el Complejo Mundo Perdido de Tikal, muy similares a las de de la Ciudadela de Teotihuacan.

Por su parte, el arqueólogo Jorge Angulo Villaseñor, de la Dirección de Estudios Arqueológicos del INAH, comentó que es difícil creer que la llegada de teotihuacanos a Tikal, y otras ciudad mayas como Copán y Kamilnaljuyú —también en Guatemala— se haya debido a una conquista militar puesto que esta empresa requería un esfuerzo enorme en cuanto al abastecimiento de tropas, de ahí que es más factible pensar en alianzas políticas.

Asimismo, el hallazgo de osamentas de personas de filiación maya en la Pirámide de la Luna, en Teotihuacan, refirman —junto con otras evidencias— el contacto que en un momento llegaron a tener las ciudades mayas y la megaurbe del Altiplano.

En palabras del doctor Raúl García Chávez, los estudios epigráficos y arqueológicos realizados en el área maya “nos están ayudando a colocar la cronología real de los elementos teotihuacanos. La Estela 31 de Tikal, así como otros monumentos similares, fueron hechos para transmitir un mensaje muy claro, el de la dominación teotihuacana”.

“En Teotihuacan existe un sistema iconográfico fragmentado, pero que a la luz de las similitudes formales adquiere sentido. Las numerosas representaciones que se han encontrado en el Altiplano son evidencia, aún críptica, de un sistema de representación-comunicación que tuvo un fin específico, posiblemente la veneración y exaltación de un grupo de personas, en este caso, el gobernante supremo de Teotihuacan, “Búho lanzadardos” y su genealogía”, concluyó.

Fuente: (INAH)

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